viernes, 27 de abril de 2012

En 'Versiones' de Rosario Castellanos el poema de Paul Claudel 'Oda segunda, el espíritu y el agua' (9)

¿Es que puede decirse que el mar perece porque aquella ola de antes y la tercera y la enésima sucede a aquella que se resuelve triunfalemnte en la espuma? El mar está contenido en sus riberas y el mundo en sus límites. Nada se pierde en este lugar cerrado. Y la libertad está contenida en el amor. Palpita en todas las cosas el deseo de inventar la aproximación más delicada y toda la belleza está en su insuficiencia. Yo no te veo. Pero estoy continuado en todos los seres que te ven. No se devuelve lo que se ha recibido. Y como todas las cosas de ti han recibido el ser, restituyen la Eternidad al tiempo. Y yo también tengo una voz y escucho y oigo el ruido que ella hace. Y yo imito al gua con mi voz, tal como el agua es el agua pura. Y porque de ella se alimentan todas las cosas, todas las cosas se refejan en ella. ¡Así la voz con la que yo hago de ti palabras externas! Porque yo no puedo nombrar nada más que lo eterno. ¡La hoja amarillea y el fruto cae pero la hoja en mis versos no perece, ni el fruto maduro ni la rosa entre las rosas! Ella perece pero su nombre en el espíritu, que es mi espíritu, no perece. Hela aquí, liberada del tiempo. Y yo que hago las cosas eternas con mi voz, haz que yo sea enteramente esta voz, ¡una palabra totalmente inteligible! ¡Libérame de la esclavitud y de los pesos de esta materia inerte! Clarifícame, despójame de estas tinieblas execrables, y haz que yo sea, por fin, toda esta cosa deseada oscuramente en mí. ¡Edificante, así como el aire aspirado por nuestra máquina hace brillar nuestra inteligencia como una brasa! Dios, que me has soplado sobre el caos, separando lo seco de lo húmedo; que has soplado sobre el Mar Rojo y se ha dividido entre Moisés y Aarón, sobre la tierra mojada y he aquí al hombre; y que mandas también sobre mis aguas y que has puesto en mis narices el mismo espíritu de creación y de figura. No es lo impuro lo que fermenta. Lo puro es la simiente de la vida. ¿Qué es el agua sino la necesidad de ser líquida y perfectamente clara en el sol de Dios como una gota translúcida? ¿Y qué me dices del azul del aire que tú liquidificas? ¡Oh, el alma humana es un más precioso elixir!

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