REFLEXIONES (2)
La edad no depende del hombre y todos, desde niños, presumen de la edad que tienen; y muchos hasta de la que no tienen.
La vergüenza y el dinero son dos cosas que si no se tienen, no se pueden perder.
El mundo está lleno de caminos, pero todos están interceptados.
Entre el sí y el no hay una posición intermedia, que es siempre la menos comprometida.
No hace falta repetir todos los días en voz alta "me estoy haciendo viejo" para que los demás se den cuenta.
Siempre da mal resultado obrar con precipitación; menos en caso de apuro.
El noventa y nueve por ciento de los sueños no se realizan y esto contribuye a la buena marcha del mundo.
Una misma causa puede producir distintos efectos. Si soplas, tanto puedes apagar una vela como tocar la flauta; todo depende del objeto que tienes delante.
Si alguien descubre una de nuestras flaquezas, pero para él; no habrá aprendido nada bueno.
La madurez tiene un lado bueno y un lado malo; el lado bueno, que es la madurez de juicio, sirve para darnos cuenta del lado malo, que es la madurez física.
Un hombre en sí no es bueno ni es malo; lo malo, a veces, es la persona que contesta cuando se dice aquel nombre.
Una de las columnas de la humanidad es la tenacidad de los jóvenes en no respetar las opiniones de los viejos.
La naturaleza es una cosa estupenda. ¡Lástima que esté tan lejos!
El único inconveniente de los sanatorios es que están llenos de enfermos.
Nos han dicho: en la duda, abstente; pero este principio solo es bueno cuando dudamos entre levantarnos o seguir durmiendo.
El que se desprecia a sí mismo difícilmente ama a los demás; pero el que se ama a sí mismo se encuentra con la misma dificultad.
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