Enseña cómo es rico el que tiene mucho caudal
Quitar codicia, no añadir dinero,
hace ricos los hombres, Casimiro:
puedes arder en púrpura de Tiro
y no alcanzar descanso verdadero.
Señor te llamas; yo te considero,
cuando el hombre interior que vives miro,
esclavo de las ansias y el suspiro,
y de tus propias culpas prisionero.
Al asiento del alma suba el oro;
no al sepulcro del oro l'alme baje,
ni le compita a Dios su precio al lodo.
Descifra las mentiras del tesoro;
pues falta (y es del cielo este lenguaje)
al pobre, mucho; y al avaro, todo.
Séneca vuelve a Nerón la riqueza que le había dado
Esta miseria, gran señor, honrosa,
de la humana ambición alma dorada;
esta pobreza ilustre acreditada,
fatiga dulce y inquietud preciosa;
este metal de la color medrosa
y de la fuerza contra todo osada
te vuelvo: que alta dádiva envidiada
enferma la fortuna más dichosa.
Recíbelo, Nerón; que, en docta historia,
más será recibirlo que fue darlo,
y más seguridad en mí el volverlo:
pues juzgarán, y te será más gloria,
que diste oro a quien supo despreciarlo
para mostrar que supo merecerlo.
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