martes, 29 de mayo de 2012

Más sonetos de... este... Quevedo

Descubre quién lleva los premios de las victorias marciales

Más vale una benigna hora del Hado        
al que sigue la caja y la bandera,        
que si una carta de favor le diera        
Venus para Mavorte enamorado.        

Heridas son lesión al desdichado,
no mérito a su fama verdadera;        
servir no es merecer, sino quimera        
que entretiene la vida del soldado.        

De las pérdidas triunfa el venturoso;        
padece sus victorias el valiente,
en mañosa calumnia del ocioso.        

Druso, acomoda con la edad la mente;        
guarda para la paz lo belicoso;        
aprende a ser en el peligro ausente.

Desconsuela al poderoso, que aflige y desfavorece a alguno por vengarse, y enseña al perseguido cómo le desprecie

El que me niega lo que no merezco        
me da advertencia, no me quita nada;        
que en ambición sin méritos premiada,        
más me deshonro yo que me enriquezco.        

Si con las otras malas hierbas crezco,
pues se aborrece más la más medrada,        
mereceré el enojo de la azada        
cuando inútil los surcos empobrezco.        

Quien mi pobreza y soledad aumenta,        
a pesar de su intento, me asegura,
y con lo que me niega me acrecienta.        

No puede estar sujeto a desventura        
quien teme el beneficio por afrenta;
quien tiene la esperanza por locura.

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