lunes, 11 de junio de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (27)

HUMOR (2, y fin)

La felicidad no se escribe con hache, y no se le puede quitar nada, aunque se reforme la ortografía.

El dinero no da la felicidad; el que tiene diez millones no por esto es más feliz que el que solo tiene nueve.

Si la luna aparece rodeada de un círculo turbio, es señal de lluvia; si el círculo es rojizo indica viento; si es blanco indica frío; si es verde indica que el que lo ha descubierto está mal de la vista.

Quien mal anda, mal acaba; menos aquel famoso cojo que acabó curándose.

Cuando hay varios niños pequeños en una casa es conveniente que uno, por lo menos, llore muy fuerte y así no se oye a los otros cuando lloran todos a la vez.

No se sabe lo que dirían los perros si supieran hablar, pero uno se imagina perfectamente lo que dirían los hombres, si supieran ladrar: ¡Uap! ¡Uap!

Por mucho que te tires de los pelos no conseguirás levantarte del suelo.

En todas partes cuecen habas menos en ciertas tribus salavajes que se las comen crudas.

Las familias numerosas se distinguen de las otras en que disponen de más personajes para representar sus dramas.

La gente más insoportable es la que se empeña en sacarle punta a todo, menos a los lápices.

En el mundo, aparte de los locos, hay dos clases de personas; las que están mal de la cabeza y las que tienen un tornillo de menos.

La pesca con luz se hace de noche, porque de día hay demasiada luz.

En el fondo, y prescindiendo de la temperatura, ¿en qué se diferencia el frío del calor?

El único sistema seguro para evitar las aglomeraciones a la salida de los llenos es que todos esperen, para salir, a que los demás hayan salido.

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