martes, 5 de junio de 2012

Un par de sonetos de Quevedo

Es amenaza a la soberbia y consuelo a la humildad del estado

¿Puedes tú ser mayor? ¿Puede tu vuelo        
remontarte a más alta y rica cumbre,        
ni a más hermosa y clara excelsa lumbre        
que la que ves arder por todo el cielo?        

¿Puede mi desnudez y mi desvelo,
y el llanto que a mis ojos es costumbre,        
bajarme más que al cardo y la legumbre,        
que son desmedro al más inútil suelo?        

Pues todo el oro fijo y el errante,        
que sombras de la noche nos destierra
y son vistas del orbe centelleante,        

todo el pueblo de luz que el zafir cierra,        
eterno al parecer, siempre constante,        
tiene donde caer; mas no la tierra.

___   

A un ignorante muy derecho, severo y misterioso de figura (suprimimos los cuartetos)

No tiene por fructífera el villano        
la espiga que con uso se endereza,
sino la corva, a quien derriba el grano.        

Hacia la tierra inclina tu entereza,        
porque lo erguido se promete vano,        
y que está sin meollo la cabeza.

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