viernes, 31 de agosto de 2012

En 'Versiones' de Rosario Castellanos St.-John Perse (13)

IX (1)

Y esta doncella entre los sacerdotes:
¡Profecías! ¡Profecías! Labios errantes sobre la mar
y todo aquello que encadena bajo la espuma
la frase naciente que dejan inconclusa...
Las doncellas, atadas a la base de los cabos, reciben el mensaje. ¡Que se las amordace entre nosotros! Ellas hablarán mejor que el dios al que sustituyen.
Doncellas ligadas al término de los cabos como al timón de los carros.
Y la importancia está sobre las aguas, la impaciencia de la palabra que se demora en nuestras bocas.
Y la mar lava sobre la piedra nuestros ojos quemados de sal. Y sobre la piedra asexuada se dilatan los ojos de la extranjera.

Ah, ¿no es suficiente esta eclosión de burbujas felices que cantan la hora ávida y cantan la hora ciega? ¿Y este mar es todavía aquel mar que cava en nosotras sus grandes profundidades de arena y que nos habla de otras arenas?
¡Más que cómplices sobre las aguas, más que cómplices bajo las aguas que los que frecuentan en sueños al poeta! ¡Soledad, oh, abundancia! ¿Quién rescatará entonces para nosotras a nuestras invisibles hermanas, cautivas bajo la espuma? Rivalidad de los panales y los umbelas; adujar de alas rebeldes y cien fragmentos de alas coléricas.
Ah, tantas doncellas ante los hierros. Ah, tantas doncellas bajo el freno. Y tantas doncellas en el lagar, grandes doncellas sediciosas, grandes doncellas ásperas, ebrias de un vino de caña verde.

Recordarán vuestros hijos, recordarán las hijas y los hijos de vuestros hijos, que una casta nueva sobre las arenas repetía a lo lejos nuestro paso de vírgenes infalibles.
¡Profecías! ¡Profecías! El águila encapuchada del siglo se agudiza en el esmeril de los cabos. Negras alforjas pasan a ras del cielo salvaje. Y la lluvia sobre las islas iluminadas de oro pálido derrama de pronto la avena blanca del mensaje.
¿Por qué teméis vosotros el mensaje? ¿Temor de un silbo sobre las aguas y de este dedo de azufre pálido y de esta siembra pura de pequeños pájaros negros que se nos avienta sobre la cara como los ingredietes del sueño y de la sal negra del presagio?
(Tempestuosas es el nombre; la especie pelágica y el vuelo errante como el de las mariposas nocturnas.)

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