jueves, 20 de septiembre de 2012

Erica Lucchi pinta estos magníficos mandalas




La palabra Mandala proviene del sánscrito y significa Círculo Sagrado.
Es un símbolo sagrado de sanación, totalidad, unión, integración, el absoluto.


Un mandala es básicamente un círculo, es la forma perfecta, y por ello representa el símbolo del cosmos y de la eternidad.
Representa la creación, el mundo, Dios, el ser humano, la vida. Podríamos decir que todo en nuestra vida posee las formas del círculo, desde el universo (el sol, la luna, los planetas) hasta el esquema de toda nuestra naturaleza, los árboles, las flores, etc.
Todos siguen una línea circular. ¿Y que decir del átomo o la célula?. Todo lo que nos rodea tiene la forma de círculo, que al mismo tiempo representa los ciclos infinitos de la vida.

Más allá de su definición como palabra, desde el punto de vista espiritual es un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente.

Los mandalas son utilizados desde tiempos remotos. Tienen su origen en la India y se propagaron en las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia.

En la cultura occidental, fue Carl G. Jung, quien los utilizó en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos.
Jung solía interpretar sus sueños dibujando un mandala diariamente, en esta actividad descubrió la relación que éstos tenían con su centro y a partir de allí elaboró una teoría sobre la estructura de la psique humana.

Según Carl Jung, los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente.

Según la Psicología, el mandala representa al ser humano.
Interactuar con ellos te ayuda a curar la fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar tu creatividad y a reconectarte con tu ser esencial. Es como comenzar un viaje hacia tu esencia, te abre puertas hasta ahora desconocidas y hace que brote tu sabiduría interior. Integrarlas a tu vida te dará centro y la sensación de calma en medio de las tormentas.

Los mandalas también son definidos como un diagrama cosmológico que puede ser utilizado para la meditación. Consiste en una serie de formas geométricas concéntricas organizadas en diversos niveles visuales. Las formas básicas más utilizadas son: círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos.

El trabajo de meditación con mandalas puede consistir en la observación o el dibujo de estos.

En el primer caso, con sólo sentarte en un lugar cómodo, lograr una respiración rítmica y profunda, y disponerte a observar algún mandala de tu elección, puede llevarte a un estado de relajación y te sentirás más alerta ante los hechos que suceden a tu alrededor.

En el segundo caso, puedes dibujar mandalas o colorearlas.

Se recomienda que si estás vinculándote con estas imágenes, comiences por pintarlas. Para ello, escoge un modelo que te inspire, selecciona los instrumentos (colores, marcadores, acuarelas, por ejemplo), y luego instálate en un sitio tranquilo. Puedes colocar música si lo deseas y comienza tu trabajo. Hay técnicas variadas, todo dependerá del tu estado de ánimo y de lo que el mandala que desees pintar te transmita. Si crees que necesitas ayuda para exteriorizar tus emociones, puedes colorearlas de adentro hacia fuera; si por el contrario, quieres buscar tu centro, píntalas de afuera hacia adentro.

Texto extraído de su web, CreoMandala.
También puedes consultar otros datos, como expo, en Facebook.

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