martes, 18 de septiembre de 2012

Un terceto y un soneto de Quevedo, que insiste en mofarse de las mujeres

Si cuentas por mujer lo que compone        
a la mujer, no acuestes a tu lado        
la mujer, sino el fardo que se pone.

A una fea, y espantadiza de ratones

¿Lo que al ratón tocaba, si te viera,        
haces con el ratón, cuando, espantada,        
huyes y gritas, siendo, bien mirada,        
en limpiezas y en trampas ratonera?        

Juzgara, quien huyendo de él te viera,
eras de queso añejo fabricada;        
y con razón, que estás tan arrugada,        
que pareces al queso por de fuera.        

¿Quién pensó (por si ansí tu espanto abones)        
que coman solimán, que, atenta, guardas
el que en tu cara juntas a montones?        

¿Saltan huyendo quieres aun las bardas,        
cuando en roer no piensan los ratones        
tu tez de lana sucia de las cardas?

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