lunes, 8 de octubre de 2012

Brevísimo repaso al ultraísmo, poemas de César Arconada

César M. Arconada (1898-1964)

MÚSICA

Tamborilea
en mi alma su nombre
como una gotera,
como una campana
de iglesia,
como un martilleo
en la fragua negra
del corazón,
como el ritmo invariable
de una música fea.
Tamborilea
en mi alma:
       ¡Ella!
          ¡Ella!
             ¡Ella!


POEMA A LAS NUEVE DE LA MAÑANA (fragmento)

La sombra tiene cerros de altura
que el sol irá disminuyendo.
La ciudad desancla su quietud,
y las iglesias, desde las torres,
agitan sus campanas, como pañuelos.
¡A la calle!
        ¡Al trabajo!
            ¡A la oficina!
Periódico en mano. Paso ligero.
Bolsillos hinchados de energías.

                A ver. El crimen pasional:
                Soy la portera de mi departamento.

Los tranvías llevan sus lomos cargados de gente.
El rezagado cuenta los minutos como monedas.
Transversalidades. Una línea quebrada.

Ángulos. Diagonal.
Y la circunferencia
poética de una plaza.

El reloj -las nueve- divide la ciudad en dos mitades.
¡Al trabajo!
    ¡A la oficina!
Qué bello el sol, ahora.
Empleados.
    Costureras.
        Colegiadas.

                Aquella oficinista se ha vestido de prisa
                ha dejado su falda en casa.

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