lunes, 22 de octubre de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (45)

HUÉSPEDES

Los huéspedes nos proporcionan siempre, por lo menos, una satisfacción: la de irse.

El huésped que ha sido invitado es un hombre tímido que no ha sabido decir que no; solo el huésped que se ha invitado a sí mismo es un héroe.

Si es cierto que el hombre solo se divierte fastidiando al prójimo, el huésped en casa ajena es el ser más feliz de la creación.

MÚSICA

La música siempre merece capítulo aparte porque hace más ruido que cualquiera otra de las bellas artes. Mil cuadros en el interior de un museo no influyen en el hombre de la calle, pero un solo piano puede molestar a todos los vecinos del inmueble.

Oír música no es molesto; lo único molesto es que la música nos impida oír otra cosa al mismo tiempo.

No puede ser más clara la diferencia entre el ruido y la música; el ruido despierta a los que duermen, y la música duerme a los que están despiertos.

Hablar durante un concierto es inútil porque se lleva la de perder; siempre es la música la que suena más fuerte.

Por mucho que se hable de la música nunca se hará tanto ruido como los que la tocan.

¿Qué pensarían de nosotros si hiciéramos sin música lo que, al bailar, hacemos a su compás?

Los que se quejan, en los conciertos, de que los otros hablan en voz alta, no tienen en cuenta que si hablaran en voz baja con el ruido de la música no se oirían.

Hablar durante los conciertos es completamente inútil siempre que no se grite lo bastante para ahogar la música.

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