viernes, 16 de noviembre de 2012

En 'Versiones' de Rosario Castellanos St.-John Perse (24)

XII (7)

Y es aquella a la que decimos nuestra edad de hombres. Y es aquella a quien va nuestra alabanza.
Es como la piedra de la consagración fuera de sus envolturas; es del color de la espada que reposa sobre su macizo de sedería blanca.
En su pureza lustral reinan las líneas fuertes de su gracia; toma reflejos del cielo movible que se orienta a imagen suya.
Es mar federal y mar de alianza, en la confluencia de todas las mares y de todos los nacimientos.
Es mar de mar, ebria de mar y de la más grande risa; y viene a los labios del más ebrio, sobre sus grandes libros abiertos como la piedra de los templos.
Mar innumerable en su números y el múltiplo de sus números; mar infatigable en sus nombres y en el cómputo de sus imperios.
Crece sin cifras ni figuras y viene a los labios del más ebrio, como esa enumeración oral que se menciona en las ceremonias secretas.
Mar magnánima del desvío y mar del más grande lapso donde se festejan los reinos despoblados y las provincias sin censo.
Errante sin retorno y mar de ciega migración, conduciendo sobre sus grandes caminos desiertos y sobre sus pistas temporarias, entre sus grandes decoraciones de hierbas pintadas,
conduciendo la multitud de su pueblo y las hordas que le rinden tributo, hacia la fusión remota de una sola y misma raza.
¿Estás presente ante mí -grita el grito del más ebrio- o en la supervivencia del presagio? Esres tú, presencia, y quien nos sueña.
¡Nosotros te citamos: sé allá! Pero tú, tú nos has hecho este otro signo al que no se elude; nos has gritado todas estas cosas sin medida.
Y nuestro corazón está contigo, entre la espuma profética y la numeración lejana y el espíritu se prohíbe el lugar de tus ímpetus.
Nosotros te decimos esposa semiterrestre, periódica como la mujer y, según las emociones, como la gloria.
Pero tú te vas y nos ignoras; te vas rodando tu espesor de idioma sobre la tristeza de nuestras glorias y la celebridad de los parajes sumergidos.
¿Es preciso gritar? ¿Es preciso rezar? Tú te vas, tú te vas, inmensa y vana, y te pavoneas en el umbral de otra inmensidad.

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