martes, 11 de diciembre de 2012

Versos de Clara Janés en su poemario "Los números oscuros" (2, y fin)

Intersección

Eran círculos movedizos que danzaban a la vez, el llamear de un panal: momento puro. La razón entró en la red y perdió conciencia. Sin dirección, la libertad se extraviaba.

De la rosa

En el libro, la rosa se abría en numerosos círculos partiendo del dos, pasando al tres, al cinco...; y su corazón era un círculo negro que se extendía a las distintas secciones creadas, de tamizadas sombras. Eran sombras simples o compuestas. Cada pétalo un nido secreto. Y nadie sabe si existe membrana traslúcida capaz de medir lo que en él se alberga. Acaso el perfume nos dé su medida y la del enigma de sus números.

De los códices

Las palabras contienen también las cifras y ambas se deslizan por la lengua que las atrapa y que pretende con ellas ordenar el pensamiento, mas sólo lo recubre. Y somos todos, al fin, sus prisioneros. Vagan los vocablos por el espacio como constelaciones. Alrededor de su sonido, un reverbero absorbe los números adyacentes que escapan al significado. Y así la luz que emiten es la de una estrella apagada. Y así el hombre es distante y el dulce felino, que apenas murmura, proximidad.

De la fuga

Por la nervadura de una hoja se esparce la cuadrícula que persigue nuestros movimientos donde los días trazan ángulos agudos, curvas y, de pronto, se amansan en líneas rectas, para volver a sumirse en una trama múltiple que dispersa el cálculo infinitesimal, negándome la derivada de tus metamorfosis.

Envergadura

Sé que se acerca, que la línea se hará primero recta y luego punto y luego nada; por ello impulso las ondas, estudio su longitud, su frecuencia, sus ciclos; huyo de los nodos porque no son silencio, sino zonas desangradas, como la piedra dura... El amor busca una vía en las escalas de armónicos que avanza desde el límite del cosmos al manantial del color.

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