Sin perder los mismos consonantes, contradice con la verdad, aún más ingeniosa, su hipérbole
Dices que no te acuerdas, Clori, y mientes         
en decir que te olvidas de olvidarte,         
pues das ya en tu memoria alguna parte         
en que, por olvidado, me presentes.         
Si son tus pensamientos diferentes
de los de Albiro, dejarás tratarte,         
pues tú misma pretendes agraviarte         
con querer persuadir lo que no sientes.         
Niégasme ser capaz de ser querido,         
y tú misma concedes esa gloria:
con que en tu contra tu argumento ha sido;         
pues si para alcanzar tanta victoria         
te acuerdas de olvidarte del olvido,         
ya no das negación en tu memoria.
Aunque en vano, quiere reducir a método racional el pesar de un celoso
¿Qué es esto, Alcino? ¿Cómo tu cordura         
se deja así vencer de un mal celoso,         
haciendo con extremos de furioso         
demostraciones más que de locura?         
¿En qué te ofendió Celia, si se apura?
¿O por qué al Amor culpas de engañoso,         
si no aseguró nunca poderoso         
la eterna posesión de su hermosura?         
La posesión de cosas temporales,         
temporal es, Alcino, y es abuso    
el querer conservarlas siempre iguales.         
Con que tu error o tu ignorancia acuso,         
pues Fortuna y Amor, de cosas tales         
la propiedad no han dado, sino el uso.
 
 
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