martes, 19 de febrero de 2013

Poemas de José Almendros en "Nostálgicas", publicado en 1898. Hoy "Siempre"

SIEMPRE

Cuando, al nacer el día,
se esclarece dudoso el horizonte,
dibujando en la incierta lejanía
la línea opaca del oscuro monte;
cuando mudas las cosas se confunden
en el sueño común del mismo modo,
y su indistinto lineamento funden
de la sombra en el seno y calla todo;
cuando la luz, de trémulos fulgores
tiñe el ámbito inmenso, aún indecisa,
y esbozando contornos y colores
da a los espacios su primer sonrisa,
yo, con mi eterno anhelo
de llenar el presente del pasado,
ante ese mudo sonreír del cielo,
y en recuerdos y sombras sepultado,
al evocar su juventud naciente
que al amor y la dicha amanecía,
alborada feliz de un sol riente,
promesa dulce de dichoso día,
uniendo la memoria y el deseo,
llamando a mí mis sueños de ventura,
de mi alma en las sombras, aún la veo
blanca y dulce también, celeste y pura...

****

Cuando del sol que nace,
el áureo disco sobre la alta sierra
dudoso apunta, y confundirse hace
en un beso de luz cielos y tierra;
cuando en el viento su fulgor extiende
y baña el risco, el monte, la espesura,
y acortándola al par, la sombra tiende
del árbol solitario, en la llanura;
cuando las brumas desgarradas flotan,
tiemblan las flores y en los altos nidos
los trinos surgen, y armoniosos brotan
del himno universal los mil ruidos,
por volver a sentir la dicha aquella
que hube en la senda de mi vida hallado,
al encontrarla en mi camino a ella
en el instante aquel nunca olvidado,
ya sin rumbo siguiéndolo y sin prisa,
que vivo aún en ese instante creo,
y aun derramando sobre mí la veo
la dulce luz de amor de su sonrisa.

****

Cuando del sol que muere
el disco toca la lejana cumbre,
y la pupila deslumbrada hiere
frente por frente su purpúrea lumbre;
cuando suena la esquila en los apriscos
y el reptil se guarece en los linderos,
y en fondo de oro, de árboles y riscos
se prolonga la sombra en los oteros;
cuando al sueño la flor el tallo inclina,
y sobre el río ondea
con vuelo de fantasma la neblina,
que en flotantes girones aletea;
el presente fundiendo y el pasado,
siempre llevando su recuerdo amado,
unido a mí, que la contemplo aún creo
de lo inmortal y etéreo enamorada,
y aún derramando sobre mí la veo
la no olvidada luz de su mirada...

****

Cuando, en la noche muda,
todo descansa en funeral reposo,
haciendo ante su túmulo grandioso
que la idea de un Dios al alma acuda;
cuando todo rumor en torno espira
y de lo vivo en el callado anhelo,
todo parece que a lo eterno mira
frente a la excelsa majestad del cielo;
cuando algo inmenso escriben las estrellas
del firmamento en el dosel sombrío,
y a los ojos absortos tiemblan ellas
en el fondo sin fondo del vacío,
sólo vivir en su recuerdo creo,
y en la noche sin fin de mis amores,
ahogando el llanto, sonreír la veo
dormida en su ataúd, lleno de flores...

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