viernes, 1 de febrero de 2013

"Tránsito" y "Nota roja", poemas de Rosario Castellanos en "Materia memorable"(6)

TRÁNSITO

    I

Niña ciega palpaba mi rostro con mis manos
no para ver, para borrar la línea
donde el perfil dice "mañana"; donde
alza el mentón su hueso que se opone a la muerte.

Y con el ademán se iban desvaneciendo
el dolor, la presencia, la memoria.

(No, no moría. No supe
cómo borrar el nombre de Rosario.)

    II

No conocí la ley, esa constelación
bajo la que mis padres me engendraron.
No supe mi destino de vegetal, mi nombre
que termina en la punta de mis dedos
y quise dar un paso más allá
donde se ahoga el pez, donde estalla la piedra.

Más allá de los límites. Aquí,
profundidad o altura, inhabitable
lugar para mi especie.

    III

Subí hasta donde el hombre
movía sus figuras de ajedrez
y era una transparente atmósfera de águilas.

(He debido cubrirme el rostro con un velo
por no mostrar este color de selva
-esplendor y catástrofe-
que todavía no me ha abandonado.)

NOTA ROJA

En página primera
viene, como a embestir, este retrato
y luego, a ocho columnas, la noticia:
asesinado misteriosamente.

Es tan fácil morir, basta tan poco.
Un golpe a medianoche, por la espalda,
y aquí está ya el cadáver
puesto entre las mandíbulas de un público antropófago.

Mastica lentamente el nombre, las señales,
los secretos guardados con años de silencio,
la lepra oculta, el vicio nunca harto.
Del asesino nadie sabe nada:
cara con antifaz, mano con guantes.

Pero este cuerpo abierto en canal, esta entraña
  derramada en el suelo
hacen subir la fiebre
de cada Abel que mira su alrededor, temblando.

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