jueves, 14 de marzo de 2013

Poesía con matemáticas:"Teorema" (de Luis Buñuel) y "Números" (de Pedro Salinas)

TEOREMA
Si por un punto fuera de una recta trazamos una recta paralela a ella obtendremos una soleada tarde de otoño.
En efecto:
    El cielo todo ojos azules refleja el sueño sin peces de los estanques y estos a su vez bañan tibiamente la pereza de la tarde.
    Los árboles ciegos pasan en lenta procesión y en sus más altas ramas pía oro alguna hoja rezagada.
    Las calles en masa quieren salirse a pasear por el campo pero tan lentamente que pronto los viandantes se las dejan atrás todas estremecidas al sol.
    Campos amarillentos trepan por colinas y alcores y allí se tienden, con las piernas abiertas, en espera de la noche. Sólo unos chopos siempre inquietos, telegrafían un “Morse” de hojas.
    Acompasado respirar de la tarde y todas las cosas batiendo a su ritmo.
    Yo, traigo en la palma de mi mano mi bastón sin hojas.
    Un seno duerme runruneando al sol.
    Todas las ventanas tienen pestañas como mujeres.
La torre de la iglesia, como un índice, señala la última nubecilla blanca.
Después de un bordoneo un silencio y luego pasa Cristo vendiendo voces.
Las golondrinas besan el pico de las siete.
Una descarga de veletas por el aire.

Las orejas de aquel mulo –él no se apercibe- reabsorben la tarde.
Se extingue la luz en mis solapas.
Es la hora en que comienza el solitario parto de las farolas.
Alguien da media vuelta al interruptor de las estrellas.
Que es lo que no nos habíamos propuesto demostrar.
           
Luis Buñuel


NÚMEROS


Tenías abecedario
innumerables estrellas;
clara
ibas poniendo la letra,
noche de agosto.
Pero yo sin entenderla,
misterio, no la quería.
Aquí en la mesa de al lado
dos hombres echaban cuentas.
Más bellas que luceros
fúlgidas cifras y cifras
cruzaban por el silencio,
puras estrellas errantes,
señales de suerte buena
con largas caudas de ceros.
Y yo me quedé mirándolas:
-¡qué consolación perfecta
tres por tres nueve!- olvidado
de Ariadna, desnuda allí
en islas del horizonte.

Pedro Salinas

No hay comentarios: