EL BRINDIS
El sol descendía; dormíase el viento,
la tarde al caer,
al triste paisaje monótona daba
glacial palidez.
—¡Brindo!...—dijo uno levantando el vaso,
¡por lo que aún no es!...
Por la luz radiante que en la tierra vierta
cada amanecer.
Por las noches mudas a que den los astros
vaga placidez;
por los no nacidos pensativos ojos
a que encanto den.
Por lo que de dicha con feliz promesa
un día ha de ser,
hoy sin la amargura de lo que es y pasa,
de lo que antes fue.
Por lo que aun sin forma de la vida breve
próximo al dintel,
en la nada hundido sin saberlo espera
de venir su vez.
Sólo es venturoso lo que no es llegado,
lo que solo aun es,
ilusión, promesa, porvenir, mañana,
esperanza, fe.
Por lo que se anuncia, por lo que consuela,
por lo que se aguarda, por lo que se anhela,
¡brindemos!...
Brindé.
***
El sol inflamando la cumbre del monte
caía tras él,
rojizo alumbrando del mudo paisaje
la inerte aridez.
—¡Brindo!...—dijo uno, por lo que ahora vive
por cuanto ahora es,
y sobre la tierra palpitando vibra
su final sin ver.
Por los ebrios labios cuya angustia auyenten
labios de mujer,
y al amor que en torno sobre el llanto humano
vierta su embriaguez.
Por cuanto se agita, sin mirar de dónde
vino, ni por qué
y su rumbo sigue sin mirar tampoco
dónde ha de caer.
Sólo es venturoso lo que vive y siente
si forzoso es,
y el dolor ahogando, bébelo en el frágil
vaso del placer.
Brindo a cuanto existe bajo el amplio cielo
y aún su fin no ve,
por lo que pasando lo demás olvida;
por el rumbo incierto de la breve vida;
¡brindemos!...
Brindé.
***
El sol trasponía la cumbre lejana;
muriendo con él
con muda tristeza borrándose, iba
un hoy al ayer.
—¡Brindo!—dijo aún otro, por lo que es y pasa,
por lo que antes fue;
por cuanto desciende sin saberse dónde
para no volver.
Por lo que rendido de la vida al peso
descansó después,
o dejó una estela, vibración o grito
de llanto o placer.
Por lo que sin rastro, más feliz acaso
descendió a su vez
de olvidadas tumbas al abismo oscuro,
que borró su ser.
Solo es venturoso lo que nada siente,
lo que nada es,
y con el recuerdo del placer huido
vive en el ayer.
Yo brindo por todo lo que al sueño vuelto
nunca vuelve de él;
a lo que descansa, por lo que reposa;
por el lecho eterno de la eterna fosa;
¡brindemos!...
Brindé.
***
La sombra crecía; la noche serena
tendiéndose en él
al vasto paisaje fatídica daba
mortal lobreguez.
Miráronme mudos; la frente caída,
notándolo, alcé,
llené lento el vaso mirando en las sombras
y dije también:
—Todo al soplo llora de la vida breve
siendo como es...
Solo es venturoso lo que nunca ha sido
lo que no ha de ser.
Yo brindo por todo lo que nunca sea
lo que nunca fue...
por lo indefinido que jamás se nombra:
por la nada eterna... por la eterna sombra...
Yo solo brindé...
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