lunes, 13 de mayo de 2013

Poesía ultraísta, "Atardecer en New York" y "Los poemas musculares" de Eugenio Montes (1)

ATARDECER EN NEW YORK

El crepúsculo barnizado de whisky
es ahogado por olas blancas.
Los rascacielos, arrodillados, elevan
plegarias a las nubes.
El sol está detenido en un vaso
en la mesa de la terraza de un bar.
Las nubes arrojaron del dedo los anillos.
Ventiladores nómadas.
La multitud es una llama que el viento riza,
presa en el túnel de la avenida.
Los automóviles nadan a impulsos cortos.
Distendidos los brazos y en el pecho un fatigoso jadear.
Treinta gamas de grises cayeron de una paleta,
quemaron las alas y regaron los objetos.
Enmudecieron las cigarras que solfean en los trolley.
Cajas musicales.
Las trompas equivocadas dicen
DO RE FA.
Se nota la ausencia de la batuta del director de orquesta.
Un pintor va dando pinceladas amarillas en los gasómetros.
¿Dónde está la concha del apuntador?
DO RE FA
Tocan sólo los instrumentos de metal.
Los violines esperan tres compases.
Ante la indiferencia de los espectadores, las trompas epilépticas insisten:
DO RE FA.

LOS POEMAS MUSCULARES.
MATCH

Las canas dobladas en el brazo del árbitro.
Y el collar de cuerdas ahogando el ring.
    Los boxeadores remando con los brazos
    la balsa no quieren navegar
F
L
O
R
E
C
E
N rosas morenas en los puños
Que se injertan en las mejillas.
El tren invisible no lanza humo.
EN EL ROUND ALGUIEN QUEDÓ DORMIDO
    Y en las manos de los concurrentes
        Se escapan cohetes sin luz.
FOOT BALL.
RIENDAS DE OXÍGENO
    La rosa duerme en la cuna circular
            Se inició el ballet.
Los planetas vuelan a ras de tierra
        Trompos aviadores
Se borraron los tendones de nieve.
En la ventana sin alas, está un hombre.
            En las nubes una mano
           mueve al hilo de que puede
                  el loco cantar.

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