ADIÓS
Olvidados de la lluvia
se marchitarán mis dedos
No han de producir más flores
mis arrugados cabellos
ni la luna bajará
a coronarme el sombrero
Desde mañana
el sol ya no visita sus enfermos
Mujer
Lavandera fragante
del vinoso atardecer
que grabaste en la luna tantas veces
los emblemas nupciales
y en un pico del mar mis iniciales
Mujer
Cuando te alejes lenta sobre tu propia vida
veremos caer el sol
y las frutas podridas
Mientras tú bebas tus risas
balará mi acordeón
buscando entre los arbustos
ritmos de tu corazón
Los grillos contarán tus pasos diminutos
Ni la luna se hará llena
aunque me digas
te
quiero
ni ha de bajar ya la nieve
a bendecirme el sombrero
NOVELA
A Paul Dermeé
La verja del jardín se ha cruzado de brazos
El
viento ladra entre los troncos
El auto que pasaba se llevó los sollozos
y apaciguó el estanque
Diríase que el sol
se ha burlado del parque
He aquí los tres policías
a investigar el rapto
buscando huellas de la huida
por las teclas del piano
A cada nuevo indicio
un pájaro falso traspone el edificio
y sometida al interrogatorio
una estrella muda marcha al suplicio
Prosigamos adelante
La infatigable carretera
va y viene sin cesar por la ladera
Son las cinco de la tarde
Junto al arroyo el agua
y a muy pocos kilómetros la primavera
La luna corre para llegar antes
Dónde están los amantes
Apenas las esquinas ciudadanas
se despidieron
hasta
mañana
cuando se vio saltar de un coche
del brazo del traidor
la inesperada noche
El reloj de la torre dilató su pupila
Y los gallos despistados
cuentan una hora más de las precisas
En todos los rincones hay un bulto
y una luz cuelga del balcón
A cada paso del transeúnte
la luz cede y el cielo se resiente
Henos por fin ante el ladrón
El reloj ingenuo canta el crimen
Y entre el llorar de las cortinas
la luna estalla de pasión
La ciudad duerme en el sitio de costumbre
Y en el lugar del suceso
el farol asustado contempla al árbol preso
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