jueves, 15 de mayo de 2014

Ramón G. del Pomar, "El subjuntivo errante" (5)




25.

PASO a paso repongo fuerzas
catando al compás del eco de mis zapatos.
No siempre cimbrea sobre mi
el espíritu que me pone el alma
ni me pierdo en canciones
que llevan sangre a las grietas.
Mis oídos se guían
por latidos inspiradores
y me sobra la memoria.
Tan solo una voz para la esencia rebosada de cenizas.
Polvo por el que cantan las venas.
Latidos del pensamiento
mientras el sol se cuela por las sorpresas
escritas en las comisuras.
Aquí no hace falta que me hable de mí.
Este silencio escucha las bromas de la parsimonia
y rebosa la copa de los pasos que da hoy
por donde ayer fue mañana.
Y aunque mis ojos continúen ciegos
todo a mi alrededor bebe de la primavera.
Por la que avanzo.


26.

EL roce cálido de los deseos vivos
me deja una sensación cercana a la fuente
que me dotó de sensibilidad.
A ese regazo de amor traslúcido
con gestos balsámicos
que escondía besos en las rojeces
de mis morcillitas
depositando emociones calladas
entre mis misterios.
Sonidos habitando dentro de los míos.
Mensajes dejados para la distancia.
Secretos aunados a la inocencia
escondidos donde la impericia
me adiestraba para soñar.
El eco de lo incorpóreo es tenue,
invisible al roce de una nueva madrugada
pero inconmensurable dentro de sí.
En este mundo lleno de cadencia en el movimiento
¿por qué nadie me avisó del esfuerzo sobrehumano
que produce la desidia?

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