jueves, 23 de octubre de 2014

Poemas de Marcos Ana en “Poemas de la prisión y la vida”, Tabla Rasa, 2011 (5)



MALDITOS SEAN:
Los que atizan el fuego entre las piedras del Odio, para servir su puchero.

MALDITOS SEAN:
Los que quieren enturbiarnos la sangre con el viejo terrón de la trinchera.

MALDITOS SEAN:
Los que cosen banderas con cenizas de muerto para sembrar el aire de rencores.

MALDITOS SEAN:
Los que quieren dejarnos para siempre en los bordes opuestos de una herida.

MALDITOS, SÍ:
Malditos en tu nombre
España, sean,
porque viven de tu pena y la mía
y hacen de nuestro dolor su trono.


No habrá piedras para tanta frente

Y no creas, España, que mi voz
es sólo un hueso blando o derribado,
un corazón que de rodillas gime,
una idea sin luz, desalentada
o el ocaso del pulso que sostiene
verticales la sangre y las banderas.

Es por amor a ti
el amor que ahora pido.
Que es un clavo en mis ojos verte herida,
quejándote en la sombra,
caminando como una pobre bestia
tras de la luz del mundo, oscuramente.

No es que acabo mi fuerza. Por mis venas
corre el tesón rotundo de tus siglos
y no hay muros que rompan mi palabra.

Si mil veces naciera, si mil veces
ante mis pies se abrieran los caminos,
con tus ojos, España, me verías
mil veces más besando mis emblemas
vuelto a ser corazón y frente sólo.
¡No hay cadena bastante! Aunque la muerte
a estocadas mi fuego acometiera,
y arrancase de cuajo tanta vida,
mi voz, desde mis huesos, se alzaría
hecha estribo del alba y meridiano
para indicar al Hombre su mañana.

Es por amor a ti. No puedo verte
en las manos extrañas que te abonan
con estiércol feudal tu larva pura.

Los hijos que te miren y no sientan
ese dolor de verte postergada
a ser Patria del llanto y de la pena,
no merecen tu nombre; sus raíces
se han quedado sin tierra y sin orgullo
y clavan sus banderas en el aire.

(Que hoy es clavar astiles en la nada
imponerte un color, cuando estás muerta.)
Yo no rindo el fulgor de mi bandera,
la sigo con el alma y no traiciono
su rojo son de sangre iluminada.
¡Ay si pudiera España, tus desgarros
curar con mi bandera solamente
y apoyado en su astil abrir tus alas!

Mas sé que no es bastante,
que uno a uno a tus hijos necesitas,
en un tropel tus tierras y tus gentes.
Por eso pido amor.
Sobre tu sien, de fiebres agolpadas,
quiero quemar el odio y las ofensas
y perdonar la vida que me deben.

Sólo seré martillo nuevamente,
hacha mortal si fuese necesario,
contra la garra hirsuta que te oprime,
que tus Horas detuvo en la agonía
que te arrastró al infierno donde vende
tu estructura de sol a las tinieblas.

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