EL MANANTIAL
Mirad bien. ¡Ahora!
Blancuras en curva
Triunfalmente una
-Frescor hacia forma-
Guían su equilibrio
Por entre el tumulto
-Pródigo, futuro-
De un caos ya vivo.
El agua desnuda
Se desnuda más.
¡Más, más, más! Carnal,
Se ahonda, se apura.
¡Más, más! Por fin ¡viva!
Manantial, doncella:
Escorzo de piernas,
Tornasol de guijas.
Y emerge-compacta
Del río que pudo
Ser, esbelto y curvo-
Toda la muchacha.
‘como el agua desnuda se desnuda mas y corre risueña/ y de golpe para y mira sonriente/ y se da la vuelta cubriendo sus senos/ y se alza libre creando la espuma’, escribí en un poema que figura en ‘la cinta de moebius’. En aquel entonces no había leído a Jorge, y sólo conocía: ‘El agua desnuda/ Se desnuda más’.
Mi poema es uno de los respiraderos de ‘la cinta…’(respiradero o poesía), pero en el momento de su escritura pensé en el nacimiento de Venus y en el recorrido inverso de una catarata. Ambas me valen, y de ambas habla el poema de Jorge, casualmente. ¿Véis que no es maestro, sino profeta? Es más probable esto que no que yo sea adivino.
Lo que se evidencia, en cualquier caso, es mi hermanamiento con este hombre. Perdón, con este poeta. A unos extremos que me asusta. Yo comencé mi labor literaria por las Matemáticas, que es lo más original y personal que puedo aportar a la poesía (por esto se guaradará mi escritura en unos pocos versos), pero cuanto más retrocedo, cuanto más me acerco a la vieja poesía (entre ellas la de Jorge), mayor es mi impulso de hablar de otras cuestiones. En definitiva, cuanta más poesía conozco más me desconozco como poeta, más me alejo de ese yo que sólo yo soy, o que al menos ninguno fue. Sigo buscando a un yo que no fue hasta mí, evidentemente, pero ese yo se enreda en cuestiones filológicas, culturales, de la tradición…todas por revertir, claro. Pero nada de las Matemáticas en el verso, nada del hombre. No me asalta el interés por cambiar la poesía como antes (mi límpido verso), ahora me asalta el interés de cambiar la cultura, la tradición (menuda desfachatez, ¿verdad?, pero los poetas es lo que siempre han hecho: no sólo abrir nuestros ojos hacia un nuevo tiempo, sino fijar nuestra mirada en unos instantes concretos del pasado).
Después de este momento yo, hasta el próximo martes, entonces iré a la fuente que nos pinta Jorge. Creo. (Ji, ji, ji, ji. ¡Qué infantil!)
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