sábado, 17 de octubre de 2009

Los pensamientos de Juan Armas Sánchez

La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos, como los padres que no educan a los suyos.
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Gente de leyes, esclava de los vicios humanos, vendedores de palabras sin sentido que funda su arte en la discordia entre hombre y hombre.
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Los abuelos comprenden mejor a los nietos que los padres a los hijos. Los crepúsculos del día y de la noche tienen muchas veces la misma luz y los mismos colores.



Hay algo de dulce y sosegador, y sobre todo de sabio, de muy sabio, en eso que los hombres de mundo llaman aburrirse.
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Muchas veces nos avergonzaríamos de nuestras más nobles acciones si los demás conocieran los motivos que nos han impulsado a ellas.
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Con las acciones generosas se fortalece el ánimo y se hace éste más audaz para seguir por el camino emprendido.
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El hombre fuerte crea los acontecimientos, y el débil soporta lo que el destino le impone.



La adulación es una falsa moneda que empobrece al que la recibe.
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Los aduladores se parecen a los amigos, como los lobos a los perros.
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El orgullo es la vida de la mujer y la adulación el pan de cada día.
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La adulaión no es más que un comercio de mentiras fundado por un lado en el interés, y por el otro en la vanidad.
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Las afrentas que van derechas contra la hermosura y presunción de las mujeres, despierta en ella la ira y enciende el deseo de venganza.



Cuando las mujeres pretenden agradar están próximas a caer.
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El ahorro es un signo de gran dignidad de carácter. Desconfía del hombre que se ríe del mañana y gasta alegremente lo ganado hoy.
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El hombre sólo es dueño de su cerebro y puede ojear libremente el libro de sus recuerdos cuando vive en el aislamiento.
Sólamente en la soledad somos dueños de nosotros.
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No hay quien tenga en su mano su tormento o su quietud.



Una emoción de alegría intensa y verdadera resulta seria; da al alma emocionada la actitud, el aspecto y el sentimiento del dolor.
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La alegría que nace del bien es seria, mientras que la que nace del mal va acompañada de risas y burlas.
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No perdáis vuestro tiempo en llorar por el pasado ni en llorar por el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como las flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.



No hay más alianza que las que trazan los intereses, ni las habrá jamás.
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La vida ofrece a cada criatura su copa de amargura; los buenos se la beben, el malvado la hace beber a cuantos tiene al lado.
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La ambición hace presa más fácil en las almas malas que en las buenas, lo mismo que el fuego prende con más rapidez en la paja que en las piedras.
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En la prosperidad, nuestros amigos nos conocen; en la adverdidad, nosotros conocemos a nuestros amigos.



Hay tres clases de amigos que son de provecho, y tres categorías de amigos que son perjudiciales: la mistad con los sinceros, la amistad con los fieles, la amistad con los que tienen experiencia, es de provecho; la mistad con los zalameros, la amistad con los socarrones, la amistad con los charlatanes, es perjuducial.
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Hay quienes pueden aprender juntamente con nosotros (mas no alcanzar juntamente con nosotros la verdad) pero que no pueden afianzarse junto con nosotros. Otros hay que pueden afianzarse juntamente con nosotros, pero que no saben valorar los acontecimientos juntamente con nosotros.
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El hombre quiere ver a su mejor amigo humillado ante él. Para la mayor parte d elos hombres la mistad se funda en la humillación.
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El amigo seguro se conoce en la ocasión insegura.
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La amistad es un comercio desinteresado entre iguales.



Las palabras más insultantes que vuestro peor enemigo os lanza a la cara, no son nada comparadas con las que vuestros amigos más íntimos os aplican a espaldas vuestras.
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El amor es la actividad de los ociosos, y el ocio de los activos.
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El fin de la ciencia es la verdad; de las artes, el placer.
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Una autoridad que se funda en el terror, en la violencia, en la opresión, es al mismo tiempo una vergüenza y una injusticia.



Por muy enterrado y guardado que tenga el avaro su dinero, de nadie lo guarda tanto como lo guarda de sí mismo: porque si echa dos llaves al cofre para guardar, echa doscientas a su corazón para no gastarlo.
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XXX Todos marchamos descarriados: el menos imprudente es aquél que antes llega a arrepentirse.
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XXX Nunca es poco lo que es bastante, nunca es bastante lo que es mucho.
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Los bienes se desprecian cuando se poseen con seguridad, y se aprecian cuando se han perdido o se corre el peligro de perderlos.



Morir deben los pobres bribones, para que los bribones estén seguros.
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El que toma las cosas a broma es siempre vencido por el que las toma en serio.
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Si murmura la verdad aun puede ser la justicia de los débiles, la calumnia no puede ser nunca más que la venganza de los cobardes.
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De los hombres aprendemos a hablar; a callar, sólo de los dioses.



Nada hay tan veloz como la calumnia; ninguna cosa más fácil de lanzar, más fácil de aceptar, ni más rápida en extenderse.
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En la vida nadie se para, y no hay más que dos caminos: uno hacia el bien y otro que conduce al mal, y es preciso marchar por uno de ellos.
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El que no sabe por qué camino llegar al mar, debe buscar el río por compañero.



Para el hombre el campo libre es una lección de moral, de piedad, de serenidad, de humildad, de resignación, de amor. El campo nos ama. Y en el campo se ahogan nuestras dos semillas ciudadanas o sociales más malignas, que son la de la vanidad y la de la envidia.
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Las ideas de los hombres son como piedras, y los cargos que ejercemos como cántaros. Siempre se rompe el cántaro.



En todo cariño hay siempre uno que quiere, otro que se deja querer; un incendio y un resplandor, que en nuestra ilusión queremos creer que es fuego también.
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La violencia y la astucia hizo la clase o la casta, que el tiempo convierte en raza.
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En el mundo, todos vamos de caza por un coto que tiene menos caza que cazadores. Y cada pieza cobrada representa para los demás una esperanza desvanecida.



Estar celoso es el colmo del egoísmo, es el amor propio en defecto, es la irritación de una falsa vanidad.
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¿Quién es ciego? El que encuentra placer en lo que no debería hacer. ¿Quién es sordo? El que no escucha las palabras de la verdad. ¿Quién es mudo? El que no sabe decir palabras afectuosas en el momento oportuno.
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La ciencia es orgullosa por lo mucho que ha aprendido; la sabiduría es humilde porque no sabe más.



La ciencia que se aparta de la justicia, más que ciencia debe llamarse astucia.
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Lo único cierto es que nada hay cierto, y que no hay cosa ni más miserable ni más soberbia que el hombre.
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Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.
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En la ciudad se habla mejor, pero el sentir es del campo y de la soledad.



Las ciudades son un miserable recinto donde están todos los humanos derrotados.
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La civilización actual promete resolvernos el problema de una vida cada vez más fácil; mas, entretanto, la vida se torna cada vez más complicada.
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La civilización se ocupa más en refinar los vicios que en perfeccionar la virtud.
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La civilización empezó cuando sujetando un hombre a otro hombre a la esclavitud, le obligó a trabajar para los dos, y libre él de tener que esforzarse por su parte para ganar el pan.



Lo único que el hombre no puede civilizar es la mujer.
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Es fácil hablar claro cuando no va a decirse toda la verdad.
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Tres partidos dividen los Estados: los ricos, gente inútil y siempre despierta para acumular; los pobres, gente violenta, envidiosa, que no hace sino injuriar a los ricos, engañados por las calumnias de sus dirigentes perversos. El tercer partido está formado por la clase media: y es éste el que proporciona la salud de los Estados, que mantiene el buen orden y la constitución establecida.



La clemencia es el más bello signo que denuncia al universo la existencia de un verdadero presidente.
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La codicia de las riquezas ha esclavizado a los hombres al punto que parece que éstos no posean las riquezas, sino que sean poseídos por ellas.



Creo que el hombre justo es un burlón comediante, en el rostro y en el corazón: que todo en él es mentira: lágrimas, besos, mirada, sacrificio y honor.
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La perfecta hora de comer es, para el rico, cuando tiene ganas; y para el pobre, cuando tiene de qué.
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Hay que comer y beber con tal moderación que nuestras fuerzas se restauren y no se recarguen.
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Amar en espíritu es compadecer, y quien más compadece más ama. Los hombres encendidos en ardiente caridad hacia sus prójimos, es que llegaron al fondo de su propia miseria, de su propia aparencialidad, de su nadería, y volviendo luego sus ojos, así abiertos, hacia sus semejantes, los vieron también miserables, aparenciales, anonadables, y los compadecieron y los amaron.
El hombre ansía ser amado, o, lo que es igual, ansía ser compadecido. El hombre quiere que se sientan y se compartan sus penas y sus dolores. Hay algo más que una artimaña para obtener limosna en eso de los mendigos que a la vera del camino muestran al viandante su llaga o sus gangrenosas manos. La limosna, más bien que socorro para sobrellevar los trabajos de la vida, es compasión. No agradece el pordiosero la limosna al que se la da volviéndole la cara por no verle y para quitárselo de al lado, sino que agradece mejor el que se le compadezca no socorriéndole a no que socorriéndole no se le compadezca, aunque por otra parte prefiere esto. Ved, sino, con que complacencia cuenta sus problemas al que se conmueve oyéndoselas. Quiere ser compadecido, amado.
El amor de la mujer, sobre todo, decía que es siempre en su fondo compasivo, es maternal. La mujer se rinde al amante porque le siente sufrir con el deseo.


Cuando la tripulación y el capitán están cordialmente compenetrados, es preciso un temporal y más que un temporal para lanzar la nave contra la tierra.



Los compromisos no son otra cosa que una tregua innoble entre el deber de un hombre y el miedo de un cobarde.
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Los críticos decían que los principios comunistas eran inadecuados a la realidad y totalmente impracticables. Pero los críticos se olvidaban de que las comunidades religiosas son ejemplos vivos e irrefutables de que el principio comunista no es impracticable, su comunismo es absoluto. Unos se dedican a la enseñanza; otras son mendicantes; pero otras viven del trabajo del campo y de la industria. Y su vida es tan próspera que, por lo general, sólo fracasan cuando el poder político se encarga de disolverlas por la fuerza. ¿Qué secreto poseen las comunidades religiosas que se le ha escapado a los fundadores de colonias socialistas? Uno muy sencillo. Las comunidades religiosas se fundan en el supuesto de que los hombres son moralmente desiguales. Unos trabajadores, otros no, y es necesario ligarlos por el principio obligatorio para que todos colaboren a la obra común. El éxito de su sistema comunista se debe a que se funda en la disciplina y en la regla. Pero jamás se ha consolidado tipo alguno de sociedad que no se haya fundado en la disciplina y en la regla.



Todo el secreto de la tranquilidad de la conciencia, es que esté de acuerdo con el corazón.



La vanidad le dice al hombre qué es honor, la conciencia qué es justicia.
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Si lo que haces es honesto, todos lo saben; pero si lo que haces es malo ¿qué importa que los otros no lo sepan si lo sabes tú?
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Sin concordia no puede existir ni un Estado bien gobernado ni una casa bien administrada.
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El hombre es un conductor de divinidad: hay buenos conductores, los genios y los santos. Hay malos conductores, como el vidrio y el caucho para la electricidad: los ricos egoístas e ignorantes, los politicastros.



Si quieres ser conocido y no conocer, entiérrate en un pueblo; si quieres conocer y no ser conocido, vive en una ciudad.
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Para penetrar cómo puede ser cualquier hombre, no necesitamos salir de nosotros mismos; miremos cómo somos y cuáles hemos sido o querido ser muchas veces, y veremos cómo es posible que sean los demás.



En este mundo sólo hay dos tragedias. Una, no conseguir lo que se quiere; otra, conseguirlo. Esta última es la verdadera tragedia.
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Nunca el consejo del pobre, por bueno que sea, fue admitido, ni el pobre humilde ha de tener presunción de aconsejar a los grandes y a los que piensan que lo saben todo: la sabiduría en el pobre está asombrada, que la necesidad y miseria son sombras y nubes que la oscurecen, y si acaso se descubre, la juzgan por tontería y la tratan con menosprecio.



Los consuelos de los infelices son como las gotas de agua que caen sobre una superficie candente: se evapora al instante.
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No trates de convencer nunca a una mujer; jamás la convencerás, y menos aún a la tuya.
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La inteligencia ha echado a perder el amor, como echa a perder tantas cosas. El ¿te conviene? o ¿no te conviene? ha sido el destructor encarnizado de toda felicidad entre los hombres que viven socialmente.



La conversación es un edificio que se levanta en común. Los interlocutores deben colocar sus frases pensando en el efecto de conjunto, como los albañiles sus ladrillos.
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De ciencia no se debe hablar antes de saber. De arte no se debe hablar antes de hacer. De literatura no se debe hablar antes de pensar.
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El corazón es un tejido que se rasga con suma facilidad, pero que se remienda muy rápidamente.



La capacidad del corazón para la pena, como la naturaleza según los antiguos, ¿tiene horror al vacío? No intentéis nunca vaciar vuestro corazón del viejo dolor que os molesta, porque enseguida se llenará de uno nuevo.
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La razón se hace adulta y vieja; el corazón permanece siempre niño.
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Si algo os dice vuestro corazón, oíd su voz. El corazón es la voz de la naturaleza, y los cálculos de la prudencia obra del hombre.



Estamos poseídos del lujo y de la avaricia, en público la pobreza, la opulencia en privado.
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En la corte, el que vale poco está olvidado y el que vale mucho es perseguido.
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Como con un poco de aceite se afila mejor la navaja, así el espíritu con la cortesía se hace más agudo. Su falta de filo se nota por la ofensa: ambas hacen sufrir menos si están cuidadosamente afilados.
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Todas las cosas llegan, le hacen a uno daño y se van.



Lo costoso es lo enemigo de lo bello, porque lo costoso es lo artificial de la vida.
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Aunque tuviera cien bocas y cien lenguas, y mi voz fuese de hierro, no podría enumerar todas las formas del crimen.
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En el alemán existe, dentro de su gran cultura, algo que le permite llegar a la barbarie y a la crueldad, lo que no pasa en los demás europeos cultos. En el idioma alemán hay palabras cariñosas para la crueldad y el engaño. La crueldad latina y la crueldad rusa son más espontáneas, menos intelectuales. Respecto a los ingleses que tienen instintos bárbaros, como todos los hombres, parece que saben detenerse a tiempo y piensan bien la utilidad de emplear sistemas brutales, y desde hace mucho tiempo no los emplean.
Esto, tanto o más que civilización, puede ser comprensión y buena táctica.
En el fondo, se ve, el hombre no ha variado desde las épocas antiguas acá. Sigue siendo el animal astuto, cruel, cobarde y sanguinario que ha sido siempre, y probablemente lo será, a pesar de todos los placeres y de los sueños que le sirven para hacerse ilusiones.



Generalmente, un hombre suele tener aquellas buenas o malas cualidades que él atribuye a la humanidad.
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Qué agradable sería nuestra vida si nos la contaran como un cuento, si no hubiéramos de vivirla como una historia.
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Si un hermoso cuerpo no tiene una hermosa alma, parece más bien un ídolo que un cuerpo humano.



La transformación de los sistemas políticos no depende de los cambios exteriores, sino del estado social; un pueblo culto es un pueblo libre; un pueblo salvaje es un pueblo esclavo, y un pueblo instruido a la ligera, a paso de carga, es un pueblo ingobernable. Las libertades las tenemos dentro de nosotros mismos, no de las leyes.
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El amor, como la hierba verde, como los árboles y la música de la vida, es sólo para la corteza del mundo; viene y se va, igual que un sueño.
Pero debajo está el deber, como una capa ruda de piedra, una inmensa carga, que nada puede mover.



Vivimos con nuestros defectos igual que con nuestros olores corporales: no los percibimos; no molestan sino a quienes están con nosotros.
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La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a lo que dicen sus amigos.
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El descanso es del trabajo, como los párpados de los ojos.



Ser desconocido de los hombres, y no cuidarse de ello, he aquí lo que es propio del sabio.
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Quejarse del tiempo en que se vive, murmurar de los actuales detentadores del poder, añorar el pasado, concebir absurdas esperanzas de futuro, son las comunes inclinaciones de la mayor parte de la humanidad.
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A menudo te ocurrirá decir, cuando dos hacen la misma cosa: lo que éste puede hacer impunemente no es lícito al otro.



La desnudez es, quizá, la base más sólida del socialismo. Tal vez el mismo instinto que impulsó a grandes grupos de germanos a andar sin ninguna ropa encima, les impulsó a vestir la camisa parda y las polainas y andar con el brazo levantado.
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Vale más ser despreciado y saberlo que vivir adulado tenido siempre en desprecio.



Las dificultades, a menudo, parecen mayores a distancia que cuando son examinadas con discernimiento y separadas de la bruma y de las sombras que las acompañan.
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Quienes opinan que el dinero todo lo puede, sin duda están dispuestos a todo por el dinero.
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El dinero se adquiere con trabajo, se guarda con temor y se pierde con gravísimo dolor.



Haría falta que, de vez en cuando, un poeta tuviese una fortuna para gastar, para enseñar al rico lo que se puede hacer con el dinero.
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Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.
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Aquellos que están encargados de la dirección de intereses supremos, deben permanecer asentados en las cimas del mando, sin descender jamás a los valles de la acción personal, física y directa.



El fatalismo delas leyes económicas es una doctrina que tiene una ciencia siniestra y contribuye a tranquilizar la conciencia moral de los ricos. El hombre afortunado acepta con maravillosa paciencia que la fortuna le haya favorecido a él y no al vecino de la buhardilla que sufre hambre y frío, en virtud de las leyes de la economía, que disponen de un modo irremediable que haya pobres y ricos.



Sobre la base del egoísmo prepara sus rapiñas la codicia, sus falsedades la calumnia, sus atentados el mal, y sus horrores la crueldad y la venganza.
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De entre los hombres que pudiendo no hacen bien, salen los que hacen mal; los grandes egoístas son el plantel de los grandes malvados.



El egoísmo es la fuerza de la vida. Sin egoísmo no se podría vivir. Lo que se llama egoísmo es un sentimiento de todo ser vivo y de todo ser humano. Considerarlo como algo especial de unos pocos es una candidez. El egoísmo es un común denominador de la Humanidad o, más exactamente, de todo lo vivo. Casi se puede asegurar que entre el que pasa por egoísta y el que pasa por no serlo no hay más que cuestión de estilo.
El hombre es un animal egoísta y rapaz como todos. No puede ser de otra manera, vida y egoísmo son paralelos. El hombre vela su egoísmo. Es natural.
La cortesía es la hoja de la parra del egoísmo, sin la presión del Estado y de la justicia, más de un individuo sería capaz de matar a su semejante y sacarle después la grasa y utilizarla para impermeabilizar sus botas.
Se ha filosofeado mucho sobre el egoísmo, pero todos los alegatos contra él no valen nada. El hombre es egoísta porque la preocupación por sí mismo es el principio de la vida. Si el hombre y el animal no fueran egoístas, desaparecerían del planeta. Si no tuviera el hombre inconscientemente, como tiene, una super-estimación de sí mismo, ya no quedaría rastro de él. ¿Quién se haría un retrato? Nadie. Uno de los orgullos del hombre es suponer que al lado de unas letras que forman su nombre y su apellido, que son tan suyos como de cualquiera, hay una cabeza pintada por un artista más o menos experto y que en el porvenir una masa de gente que no sabe quién era aquel hombre representado en el lienzo, ni qué hizo en la vida, ni quién lo representó en el cuadro, va a pasar por delante de él y a hacer un comentario más o menos serio o más o menos irónico.
¡Qué pobre ilusión!
Egoísmo es no aceptar el bien que nos ofrecen, acaso porque no estamos seguros de poder corresponder con nuestra gratitud.


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El más pequeño dolor en nuestro dedo meñique nos causa más preocupación e inquietud que la destrucción de millones de nuestros semejantes.
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La amistad da el sentimiento de lo duradero, el amor el de lo eterno; y es el egoísmo el que sobrevive a una y otro.



Cuando el entendimiento va por el camino de la verdad y del bien, los sentimientos nobles y puros contribuyen a darle fuerza y brío; pero los sentimientos innobles o depravados pueden extraviar el entendimiento más recto.
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No busquéis el amor en la naturaleza humana, pues jamás las rosas florecen en los sucios pantanos.
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Los proverbios son fragmentos de una vieja sabiduría, preservados de los naufragios y las ruinas del tiempo gracias a su brevedad y a la justeza de su tono.



Una persona rica nunca es conocida cuando hace algo malo, y menos reconocida.
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La rearilidad (sic) es lo habitual pero no lo natural.
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El que ama es como un alga en la superficie de un charco estancado, aunque se le hunda, no tarda en flotar de nuevo.
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El fuego de la leña verde proporciona más humo que calor.
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Aunque se nade mejor que un pato, no se debe olvidar que él vive en el agua.



No se debe aconsejar a un gato que estrangule a un león.
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Como el cuervo a la carroña, el juez atiende al ladrón generoso y el obispo al difunto rico.
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Un príncipe que no sabe gobernar a su familia, tampoco sabrá gobernar a sus ministros.
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Un pueblo resulta difícil de gobernar cuando es demasiado inteligente.



Si no quieres escuhar la razón, ella no dejará de hacerse oír.
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El deber es fácil de reconocer, pues es aquello que menos se desea hacer.
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Las armas existen por culpa de la justicia mal administrada.
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Tu secreto es tu prisionero, si lo divulgas te convertirá en su prisionero.
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Con la verdad como compañía se va a todos los sitios, incluso a prisión.



La candela alumbrada por la integridad, entre toos los vientos del mundo no podrán apagarla.
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Si un águila cae en un pozo profundo, son más los que miran que los que descienden a él.
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Pedir un favor a un avaro es como buscar el pudor en una prostituta, o peces en una tierra árida.
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La avaricia te hará esclavo, puesto que se nace libre.



El exilio con riquezas es una patria y la patria con pobreza es un exilio.
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Un cenicero y un rico, cuanto más se emplean, más sucios son.
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El dinero no me gana, soy yo quien gana el dinero.
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Cuando el perro tiene dinero, ¿se le dice Señor perro?
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Cuando el viento de la fortuna sopla, se introduce por todos los sitios.



Al pájaro se le atrapa con el grano y al hombre con el dinero.
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La miseria es la sombra de la felicidad, y la felicidad, el abrigo de la miseria.
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El que no piensa más que en amasar riquezas, no es humano; el que no piensa más que en ejercer la humanidad, no es rico.



Hasta los más idiotas comprenden lo que quiere decir el rico, pero ni los más espirituales comprenden lo que quiere decir el pobre.
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El dinero es el hacha que separa a los amigos inseparables.
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El que da, sin querer que los otros den, es vanidad; el que quiere que los otros den sin él dar nada es avaricia; el que da y desea que los otros den también es caridad; el que no quiere dar ni que se le dé es dureza.



Si el rico roba, se equivoca; si el pobre se equivoca, roba.
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Cuando un pobre saca la mano, simpre se cree que es para robar.
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Los hombres reciben los honores, pero son el dinero y las riquezas los que se los procuran.
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El dinero prestado se va riendo y vuelve llorando.



Cuando llega la noche, el miedo se tiende a la puerta, y cuando llega el día, se marcha a las colinas.
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No desesperes en medio de las más sombrías aflicciones de tu vida, pues de las nubes más negras cae un agua limpia y fecundante(sic).
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El hombre es generado por el esperma que sale por el canal de la orina, y más tarde por un grumo de sangre y una masa de carne. Piensa, por tanto, en ello cuando te enorgullezcas de ti mismo.



No te sientas superior, puesto que nunca serás tan ancho como la tierra ni tal alto como los montañas.
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Cubre tu cólera con tu alegría al igual que el lago tranquilo oculta el caimán.
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La paciencia es un árbol cuyas raíces son amargas, pero sus frutos son dulces.



El pobre privado de paciencia es como una lámpara a la que se le ha acabado el aceite.
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Si encuentras varios chacales coiendo carroña, hazte chacal y come con ellos, pues de lo contrario te comerán a ti.
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No cuentes tus penas a otro, que se reirá: el gavilán y el buitre se abaten sobre el herido que gime.



No reveles tus secretos un aun en un desierto rodeado de colinas, pues el eco podría propagarlo.
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No pronuncies ni una sola palabra sin haber pedido consejo a tu corazón, pues es mejor para un hombre dar un paso falso en su corazón que darlo con su lengua.
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No pierdas de vista el peligro en los días de seguridad, al igual que los políticos no olvidan en la paz las épocas de turbulencia.



Si no se habla a los hombres, pierden la virtud, al igual que una campana no suena si no se la bandea.
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Cuando se crece entre sabios, se aprende que lo más provechoso es el silencio.
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Quien no oculta nada en su corazón, encuentra todas las cosas claras.
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La virtud del sabio es como el viento, y la del hombre vulgar como la hierba, cuando el viento pasa por encima de la hierba, ésta se doblega.



Come según la altura de tu saco de provisiones y camina según la largura de tus pasos.
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No confíes en ningún príncipe, ni en la calma del mar, ni en el crepúsculo, ni en la palabra aduladora de una mujer.
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La noche está embarazada del mañana, ¿quién sabe lo que dará a luz?



Se puede sondear todo, menos el silencio de un hombre.
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Se viaja y se viaja, pero se acaba por volver a casa; se vive y se vive, pero se acaba por volver a la tierra.
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Contra las gotas de agua que atraviesan el techo y contra la muerte que traspasa la puerta, no existe ningún refugio.
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Las liebres vienen a tirar de las barbas del león sólo cuando éste ha muerto.



La muerte sorprende al hombre buscando riquezas, lo mismo que el hombre sorprende al pájaro buscando su alimento.
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Cuando se saben tan pocas cosas de la vida, qué es lo que se puede sdaber de la muerte.
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Todo el mundo quiere llegar a la vejez, pero a nadie le gusta que le llamen viejo.
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Más de un hombre amanece con el día que no verá morir.



Nota: los saltos se corresponden con cambios de página en el cuaderno, salvo en el caso de que la sentencia fuese más larga. Los bloque formados son las mismas entradas que se publicaron en origen en este blog.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De inicio he encontrado mucha sabiduría, y de una clase tal que nos vincula a todos. De esa clase de sabiduría queremos todos saber.