
En contra de lo que pudiera pensar un lector español, que por las fechas querrá ver el mismo impulso bienhumorado y desafiante de nuestros autores de esos tiempos, Bernardo Canal Feijóo nos invita a la patada, que es la esencia última del fútbol, deporte rey en la Argentina, de donde son el autor de este libro y la editorial que lo reedita pasados los años y el siglo.
Enhorabuena a Carlos Aldazábal (responsable de El suri porfiado) por el arrojo de recordarnos este hito de nuestras letras, que tantos años se ha hecho esperar.
Dicho lo cual, me dispongo a robar versos que ofrecerte, compinche. Tenme paciencia, que hay poemas muy largos. Así que empiezo hoy, pero terminar...en un par de entradas.
Invocación
(para el tono de la tarde)
Patadas!-
La que descubre el arco del triunfo y lo deja boquiabierto.
Y la patada que despliega en el cielo del estadio, la fantástica bandera del arco iris.
Un incesante bombardeo de patadas y patadas!
(Y mejor si, a lo mejor, resulta esta palabra un barbarismo, porque ASÍ la necesitamos para la fiesta inflamada y libre de esta tarde...)
Una nerviosa acometida, crispada y ligera;-una gozosa escapatoria, -el salto reconcentrado, -y luego: La gran patada!
La que rasga su propia senda sobre la tierra abierta del estadio, y entona en ella el rabo de una leve polvareda de fuga;-
La que roba la mirada de una rápida contorsión de autómata, y toma el camino del exceso innecesario;-La que juega con el mentón infantil del público, y vuela hasta el vértice ideal del estadio, y yergue la magnífica pirámide del estupor!
Gloria, absurdo afán pedestre!
La inmensa campana de cristal de la tarde se abomba y va a estallar de sol.
Violatorio, el mediodía desnudó las espaldas del cielo, y en su carne espejada se refleja el estadio supremamente. La hora está suspensa de solemnidad en la inminente eclosión de la tarde. Vacía y neumática, es el vientre que queire la irrupción desgarradora y triunfal.
Aviva el aire en la raboleda cercana el alarmante tamboreo de la expectativa, y ritma el hondo aliento de su angustia cardíaca.
Vuele la pelota, vana como un grito!
Tilde una alta cima, y desde allí se descuelgue bañada en oro, como una gran naranja!
El alma desemboca en el limbo solar de esta tarde, como en el acto de espléndida e innumerable determinación de las explosiones.
Qué delirante conjuro lograría la expansión maravillosa del prisma de oro en que se labra, se uniforma y se inflama para una gran jornada, esta tarde!
Patadas!-
El ímpetu que hiera el dormido y dislocado reptil del vértigo,-
Y la patada que introduzca en el orden prudente del mundo, una maciza sinrazón!-
La noche culminará en la gran patada que fulmina las exhalaciones!
Instantáneas
No el cinematógrafo, no , de mirada boba de matrona que se marea en los momentos de vértigo, y deja escapar los tránsitos de más delicada coreografía,-sino el breve guiño de las instantáneas, que sobrecoge en un infraganti muscular de descarnación y de violencia,
-para el enfoco ansioso y comprometido de este espectáculo.
Otro día mucho más, incluidas ilustraciones del propio Canal Feijóo que hizo para sus crónicas deportivas. ¿Quedamos el 14 a las 9 de la mañana hora española?
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