viernes, 22 de julio de 2011

Carles Santaemília, 'Modos de concebir la tarde' (2)

CRASO OLVIDO

Para el estreñimiento
mi abuela aconsejaba
lavativa de geranios.
Olvidé preguntarle
qué hierbas curan
o alivian
un prolongado
extrañamiento de uno mismo.

COSMÉTICOS

Cada noche, dolor.
Cada sueño, tristeza.

Drenas el llanto
al acostarte.
Se oyen grifos
a otro lado del muro.

Cada noche, dolor.
Cada sueño, tristeza.

Encinta de llamas,
prendiendo las arrugas,
duerme la fe
de lo que nunca viviste.

Cada noche, dolor.
Cada sueño, tristeza.

AROMA NOCIVO

Ese abrir las ventanillas
cuando asfaltan, de nuevo,
tu camino hacia dónde.

Ese desprecintar
un libro y el posarse
de tu hocico en la sima.

Ese deber del cole
tan pringoso de cola
como embriagador.

Ese aroma que látex
palpitando en la noche
de fuego y de colillas.

Ese reconfortarse, al fin,
con lo agrio y ajeno
de tus entrañas.

EN PERSPECTIVA

Alpinista del tedio,
subo contracorriente
las calles empedradas
de un pueblo con historia,
de un pueblo con silencio:
ruinas donde hubo escuelas,
ratas donde hubo niños,
gatos donde hay comida.

Rocas gigantes
hozan sobre la falda del castillo
y los pinos se citan
a un festín de sombra y de chicharras.

Si pudiésemos vernos desde arriba,
como se ven las cosas desde el limbo,
un hombre para el ave es haiku,
un borrón, un apunte en la oda del paisaje.

Si pudiésemos
vernos por fuera captaríamos
la imagen transparente de la calma
y ella sola sería nuestro espejo futuro.

Si pudiésemos vernos sin girar
la vista. Si pudiésemos
sentirnos plenitud
sin querer alcanzar la cumbre.

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