lunes, 25 de julio de 2011

Carles Santaemília, 'Modos de concebir la tarde' (3, y fin)

LÍNEAS PARALELAS

Aran las olas
campos de espuma
siguiendo
las líneas de humo de una exhibición
aérea.
Son
estelas que se borran,
allá abajo,
en la mirada límbica
de los niños que observan,

o más abajo,
en las cuencas sin ojos
de las conchas
que me interrogan.

Y más abajo,
mi pie.
Enterrado en la arena,
deja de mirar. Siente
envidia de las olas, de las aves.

INABARCABLE

Este silencio
da que pensar,
este silencio
distancia.

El horizonte
desnuda tu ojo
desprovisto de cima,
y al acercarte
distancia.

Tu sien es vastedad
de niño cuando juega en su universo
de objetos parlanchines.

La vastedad es labio
entre tú y lo que asumes
de eterno en la mirada.

La vastedad es tiempo
en función de tu cuándo,
y tu dónde
la incógnita.

LA MISMA CARA

Nunca soy el que mira
sino el que ve y no cree.
Sólo una cruz
en la moneda que lanzo al aire,
hurtada por la nube
que media entre mis dudas de tahúr
y mis vanos propósitos de enmienda disfrazada
de piedad para con uno mismo, que es ya otro
cuando se mira.

PROPÓSITO

Porque el alba no es la costumbre,
hiere más su propuesta
de movilización
a este lado del bar y del bostezo.

Cansancio
en café sumergido,
en dolor convocado
a esta reunión de espectros
tan lúcidos,
tan nada luminosos.

Los planos dónde
de una casa sin techo,
dónde el andar,
dónde no ser
cuando el alba
es natural y ofrece
su nueva luz,
su insólito reclamo.

MIGRACIÓN INTERIOR

Remontar
el vuelo en cada huida,
sentir que eres paisaje o alba
desperezada.

Sobrevolar
los trigos arrasados del yo
y abandonarte
a un flujo migratorio de recuerdos.

Desovar traumas,
deseos incumplidos, y dejarlos
a la intemperie
donde asoma el reptil.

Y regresar
en la estación propicia,
libre, ligero,
por entre el aire azul de la mañana,

y al fin cantar dichoso,
posándote en la cumbre,
con nuevas, luminosas partituras.

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