lunes, 2 de enero de 2012

'Observaciones y máximas de Blas'(4), de Noel Clarasó, Aforismos (I)

AFORISMOS (I)

El pez grande se como al pez pequeño, o el pequeño al grande si se lo dan desmenuzado.

Los gestos de la gente desconocida nunca nos hacen reír; he aquí una de las ventajas de conocer a mucha gente.

Los seres rutinarios compadecen a los que no lo son, como la oruga compadece a la mariposa que para trasladarse ha de volar.

Nadie se mete donde no le importa; pero sí donde importa a los otros que no se meta.

Esto que llaman ironía, es desconcertante siempre que el que la usa no lo advierta primero.

Uno hace siempre muchas cosas que no le gustan y muchas más cosas que no gustan a los otros.

En el amor a la sabiduría es en donde mejor se ve la falta de posesión del objeto amado.

Todo es prodigiosamente fácil cuando se dispone de dinero.

Las leyes generales que rigen el comportamiento de los hombres solo pueden fallar en cada caso particular.

Hablar después de una comida solo es malo para los que escuchan.

Cuando uno choca con el ideal, se malpara el ideal; pero cuando uno choca con la realidad, siempre es uno el que se hace daño.

Las verdades más profundas parecen tonterías si nos las dicen detrás de otras sin darnos tiempo a descansar.

Pensar no es malo; lo malo es pensar más que los otros y llegar a menos consecuencias acertadas que los que piensan poco.

La claridad en literatura solo sirve para que los demás entiendan lo que uno dice.

Hay una sola manera de hacer bien las cosas y muchas de hacerlas mal; la perfección, muchas veces, es debida a falta de iniciativa personal.

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