viernes, 4 de mayo de 2012

En 'Versiones' de Rosario Castellanos el poema de Paul Claudel 'Oda segunda, el espíritu y el agua' (10)

Si la caña resplandece en el sol, ¡cuánto más el carbunclo humano y el alma sutancial en la luz inteligible! Dios, que has bautizado con tu espíritu el caos y que la noche de Pascua exorcizas por la boca de tu sacerdote la fuente pagana con la letra PSI, ¡siembra con el agua bautismal nuestra agua humana ágil, gloriosa, impasible e imperecedera! El agua que es clara vista por nuestro ojo y sonora escuchada por nuestra oreja y tiene sabor por los labios bermejos que abrevan de la séxtuple fuente, y colora nuestra carne y da forma a nuestro cuerpo plástico. Y como la gota seminal fecunda la figura matemática, repartiendo el cebo abundante de los elementos de su teorema, así el cuerpo de gloria deseado bajo el cuerpo de lodo, ¡y la noche se disuelve en la visibilidad! ¡Dios mío, ten piedad de estas aguas deseosas! ¡Dios mío, tú ves que yo no soy solamente espíritu sino agua! ¡Ten piedad de estas aguas que mueren de sed dentro de mí! Y el espíritu está deseoso y el agua es la cosa deseada.

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