jueves, 21 de marzo de 2013

Poesía con matemáticas: "La voz a ti debida" (de Pedro Salinas) y "Límite" (de Carmen Conde)

LA VOZ A TI DEBIDA

Sí, ¡todo con exceso!
¡La luz, la vida, el mar!
Plural, todo plural,
luces, vidas y mares.

A subir, a ascender
de docenas a cientos,
de cientos a millar,
en una jubilosa
repetición sin fin,
de tu amor, unidad.

Tablas, plumas y máquinas
todo a multiplicar,
caricia por caricia
abrazo por volcán.

Hay que cansar los números.
Que cuenten sin parar,
que se embriaguen contando,
y que no sepan ya
cuál de ellos ser el último;
¡qué vivir sin final!

Que un gran tropel de ceros
asalte nuestras dichas
esbeltas, al pasar,
y las lleve a su cima.

Que se rompan las cifras,
sin poder calcular
ni el tiempo, ni los besos.

Y al otro lado ya
de cómputos, de signos,
entregarnos a ciegas
¡exceso, qué penúltimo!,
a un gran fondo azaroso
que irresistiblemente está
cantándonos a gritos
fúlgidos de futuro:
"Eso no es nada aún.
Buscaos bien, hay más."

Pedro Salinas



LÍMITE

Esfera ceñida de esferas que no pueden
escapar de la esfera única.

Manos esféricas ciñéndose a unas piernas
que se abrazan redondas, perfectísimas.

Si esta esfera que soy ya, que fui yo siempre,
desgajara de sí un anillo y lo arrojara,
se caería
cogido por un extremo, prolongándose
hasta pisar el polvo.

Ondularía siglos, y su música
subiría por temblores a la esfera
que le retiene siempre jamás, tan suyo.

Sería vertical, hasta que un siglo
la curva reclamara ser redonda
desde un albor sin ritmo.
Subiría otra vez a ser anillo,
anegándose por amor de querencia inmarchitable,
en la esfera total.

Yo he sido anillo,
tembloroso al caer, y erguida
me dejaba correr desde los tiempos...

Mas la esfera sintió que al fin mi esencia
debía descansar en lo redondo.

Carmen Conde

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