martes, 30 de abril de 2013

"Si en mitad del dolor...", "O muerte!, di ¿qué speras..." y "Disimulando voy con alegría...", sonetos de Juan Boscán, y fin

Si en mitad del dolor tener memoria        
del pasado plazer es gran tormento,        
así también en el contentamiento        
acordarse del mal pasado es gloria.        

Por do, según el curso d'esta istoria,
no hay cosa que me venga'l pensamiento        
que toda no se buelva en un momento        
en lustre y en favor de mi vitoria.        

Como en la mar, después de la tiniebla,        
pone alboroço el asomar del día,
y entonces fue plazer la noche'scura,        

así en mi coraçón, ida la niebla,        
levanta en major punto al alegría        
el pasado dolor de la tristura.

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¡O muerte!, di ¿qué speras de llevarme        
de mundo tan perverso y desdichado,        
sin fee y sin lealtad, tan acabado        
en todo el mal que no puede acabarme?        

No tengo amigos con que consolarme,
porque l'intento dellos va doblado;        
y ansí se dobla el mal y el triste hado        
con encubrillo sin poder quexarme.        

La buena horden toda ya descrece,        
y todo cuanto es bueno se desama,
las buenas hobras malas veo se mudan;        

respecto no se tiene a quien merece,        
ni se tiene respecto a quien bien ama,        
ni amigos se respectan ni se ayudan.

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Disimulando voy con alegría        
mi triste stado y muestro star contento;        
alcança luego allí mi pensamiento        
el mal que viene desto al alma mía.        

Porque siguiendo yo tal fantazía
el mal sencoge donde más le siento,        
y ansí le dura más, y el sentimiento        
se muestra poco embuelto en tal porfía.        

¡O fuerte caso! ¡O duros pensamientos        
que siempre stáis pensando nueva guerra!
Hazed ya paz, si no, dadme la muerte.        

¿Qué vale imaginar nuevos tormentos        
en hombre que biviendo stá so tierra,        
muriendo sin morir ni mudar suerte?

Y hasta aquí el repaso a los sonetos de Juan Boscán, el padre de fortuna de los mismos en nuestra lengua (aunque se le adelantara un siglo el Marqués de Santillana), así como del endecasílabo blanco, en el año 1526.

Estando un día en Granada con el Navagero, tratando con él en cosas de ingenio y de letras, me dijo por qué no probaba en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos autores de Italia: y no solamente me lo dijo así livianamente, mas aún me rogó que lo hiciere... Así comencé a tentar este género de verso, en el cual hallé alguna dificultad por ser muy artificioso y tener muchas paerticularidades diferentes del nuestro. Pero fui poco a poco metiéndome con calor en ello. Mas esto no bastara a hacerme pasar muy adelante, si Garcilaso, con su juicio -el cual, no solamente en mi opinión, mas en la de todo el mundo ha sido tenido por cosa cierta- no me confirmara en esta mi demanda. Y así, alabándome muchas veces este propósito y acabándome de aprobar con su ejemplo, porque quiso él también llevar este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos en esto más fundadamente.
Epístola nuncupatoria de Juan Boscán a la duquesa de Soma

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