No escampa la niebla
en mi tierra
Xalabam.
Naciu´i Rigilón
Se recoge en el valle
como quien vuelve a casa.
Conquista sus vacíos,
exilia rutinarias transparencias,
desvanece colores con su hoz
de interrogantes inasibles.
Vuela contra el misterio
derramándolo
en aquello que oculta:
al encubrir lugares
aparece
la autónoma belleza de sus ruinas.
Su mundo desvaído
es más ventana
al vaivén del paisaje,
más fiel a las afueras
más honda ensoñación reveladora.
Es más verdad el cielo liberándose
la braña que abre el sol
en la ladera
la ruta vertical de los rebecos
el abstracto lenguaje
de los líquenes
los remansos que enmarca.
Su canto es el silencio poderoso
de las formas que fluyen
se devoran
renacen
le regalan contornos a la brisa,
posan la nube en tierra
al pausado compás de los abismos.
Voluble ojo de luz
la mirada nos muda,
no cesa de buscar
nuestro adentro de niebla
más furtivo.
Sorbo a sorbo
estremece las peñas de Somiedo
sumidas en la nada.
“Aquí nos enferman mucho con sus palabras”
Memoria en lengua náthualt enviada a Felipe II hacia 1572
Nada se inmoviliza
en estas piedras
hoy sagrado cobijo de la iguana.
El eco en la pirámide
da al canto del quetzal,
repta la luz de Kukulcán
en los solsticios.
Toma cuerpo así el dios
sierpe celeste
en la fe de los mayas.
Bajo el pulcro semblante de las ruinas
presiento muecas de tortura
maldiciones de esclavos,
un resplandor enfermo en cada grieta
las ofrendas de vírgenes y niños
sin regreso
(al sumergir mis pies
los escucho gemir al fondo del cenote).
Rebota la fascinación del miedo
en esta cruel arquitectura…
me devuelve la sed en que la habito.
La belleza descubre
su entraña venenosa.*
Cómo pesa existir
en su presencia.
He de cambiar de piel.
El crepúsculo sabe
lo que siento.
Chicén Itzá, Uxmal… agosto-2013
* Verso de Piedad Bonnett
___
Sobresaltadamente
entro a un reverso del azul
ajeno a los vientos del viento
afantasmado.
Piso agujas de pino:
briznas de bosque
sustentan el flotar del templo.
Al pecho de los santos
alumbran sus espejos
las penas que capturan.
Altares esparcidos por el suelo
con su ejército de velas encendidas
plantan cara al imán de lo invisible.
Aroma a incienso de copal…
describe el humo en su cursiva
la atmósfera de Dios.
Algo alienta en su origen
sin mudanza
al ánimo de un ritmo
que retrocede a su catarsis,
un pálpito salvaje
de espíritus domados,
un credo en el ombligo de otro credo.
Campesinos tzoziles
-a la buena ventura de San Juan-
claman a una respuesta sin preguntas,
intercambian angustia
por milagro,
dejándose temblar en sus ancestros
naciendo del dolor.
Sorbos de posh
y licuados de soda
eruptan impurezas de su entraña.
La vulnerada niña
al roce de las plumas
abre paso al pulmón
del ave agonizante.
Transfusión de su mal
en el ensueño
de regir los designios del pasado.
Rituales contra
el propio cavilar
palabras que son hechos
hechos que son fe
terror a extraviarse de enigma.
De la perplejidad
al aire libre…
tomo aliento,
salvada la fisura de su cauce
vuelve a empezar
el día.
San Juan Chamula (Méjico), 9-agosto-2013
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