Ser desconocido de los hombres, y no cuidarse de ello, he aquí lo que es propio del sabio.
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Quejarse del tiempo en que se vive, murmurar de los actuales detentadores del poder, añorar el pasado, concebir absurdas esperanzas de futuro, son las comunes inclinaciones de la mayor parte de la humanidad.
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A menudo te ocurrirá decir, cuando dos hacen la misma cosa: lo que éste puede hacer impunemente no es lícito al otro.
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