¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
sábado, 30 de noviembre de 2013
viernes, 29 de noviembre de 2013
"Numbers", poema de Mary Cornish (en español e inglés)
Los números
Me gusta la generosidad de los números.
La disponibilidad, por ejemplo,
que demuestran para contar
personas o cosas:
dos pepinillos, una puerta de habitación,
ocho bailarinas engalanadas como cisnes.
Me gusta la docilidad de la suma
-añadir dos tazas de leche y batir-,
su sentido de la abundancia: seis ciruelas
en el suelo, tres más
cayendo del árbol.
Y la tabla de multiplicar
peces por peces,
su lomos plateados reproduciéndose
bajo la sombra
de un barco.
Ni siquiera la resta representa una pérdida,
sino incorporación a alguna otra parte:
de cinco gorriones echaron a volar dos,
los dos están ahora
en otro jardín.
Hay una amplitud en la división,
cuando abres la comida china
cajita a cajita,
y dentro de cada galleta de la suerte
aguarda una nueva fortuna.
Y nunca dejaré de sorprenderme
por el regalo del resto,
liberado al final:
cuarenta y siete dividido entre once es igual a cuatro,
y quedan tres.
Tres niños a los que llaman sus madres,
dos italianos haciéndose a la mar,
un calcetín que no está dondequiera que busques.
Numbers
I like the generosity of numbers.
The way, for example,
they are willing to count
anything or anyone:
two pickles, one door to the room,
eight dancers dressed as swans.
I like the domesticity of addition—
add two cups of milk and stir—
the sense of plenty: six plums
on the ground, three more
falling from the tree.
And multiplication’s school
of fish times fish,
whose silver bodies breed
beneath the shadow
of a boat.
Even subtraction is never loss,
just addition somewhere else:
five sparrows take away two,
the two in someone else’s
garden now.
There’s an amplitude to long division,
as it opens Chinese take-out
box by paper box,
inside every folded cookie
a new fortune.
And I never fail to be surprised
by the gift of an odd remainder,
footloose at the end:
forty-seven divided by eleven equals four,
with three remaining.
Three boys beyond their mother’s call,
two Italians off to the sea,
one sock that isn't anywhere you look.
Me gusta la generosidad de los números.
La disponibilidad, por ejemplo,
que demuestran para contar
personas o cosas:
dos pepinillos, una puerta de habitación,
ocho bailarinas engalanadas como cisnes.
Me gusta la docilidad de la suma
-añadir dos tazas de leche y batir-,
su sentido de la abundancia: seis ciruelas
en el suelo, tres más
cayendo del árbol.
Y la tabla de multiplicar
peces por peces,
su lomos plateados reproduciéndose
bajo la sombra
de un barco.
Ni siquiera la resta representa una pérdida,
sino incorporación a alguna otra parte:
de cinco gorriones echaron a volar dos,
los dos están ahora
en otro jardín.
Hay una amplitud en la división,
cuando abres la comida china
cajita a cajita,
y dentro de cada galleta de la suerte
aguarda una nueva fortuna.
Y nunca dejaré de sorprenderme
por el regalo del resto,
liberado al final:
cuarenta y siete dividido entre once es igual a cuatro,
y quedan tres.
Tres niños a los que llaman sus madres,
dos italianos haciéndose a la mar,
un calcetín que no está dondequiera que busques.
Numbers
I like the generosity of numbers.
The way, for example,
they are willing to count
anything or anyone:
two pickles, one door to the room,
eight dancers dressed as swans.
I like the domesticity of addition—
add two cups of milk and stir—
the sense of plenty: six plums
on the ground, three more
falling from the tree.
And multiplication’s school
of fish times fish,
whose silver bodies breed
beneath the shadow
of a boat.
Even subtraction is never loss,
just addition somewhere else:
five sparrows take away two,
the two in someone else’s
garden now.
There’s an amplitude to long division,
as it opens Chinese take-out
box by paper box,
inside every folded cookie
a new fortune.
And I never fail to be surprised
by the gift of an odd remainder,
footloose at the end:
forty-seven divided by eleven equals four,
with three remaining.
Three boys beyond their mother’s call,
two Italians off to the sea,
one sock that isn't anywhere you look.
jueves, 28 de noviembre de 2013
“Manual de espumas”(11), Gerardo Diego. Hoy, "Alegoría", "Nocturno" y “Pasión penúltima”.
ALEGORÍA
Vedme aquí caminando sobre mi propio verso
como el barco de la tarde
que deja sobre el mar un reguero de sangre
No os acerquéis vosotros a escucharme
ganadores
del pan
y
del licor de amor
Ya murió el último intérprete
Llevaba en la mano la flor natural
Belleza
sin jornal
Belleza
clásica
de
mi violín estival
Los pájaros aprenden mis endecasílabos
y la lluvia afina su guitarra enmohecida
Pasan bailando los días
Cada uno inventa una nueva figura
Y no creáis que esto es un juego
Es el verso sin humo
o el mar que se inaugura
Mi llave abre los trajes
y les extrae la carne interior
Corazón del vestido
Guardarropa y poesía sin dolor
NOCTURNO
A Manuel Machado
Están todas
También las que se encienden en las noches de moda
Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos
Son sensible al tacto las estrellas
No sé escribir a máquina sin ellas
Ellas lo saben todo
Graduar el mar febril
y refrescar mi sangre con su nieve infantil
La noche ha abierto el piano
y yo las digo adiós con la mano
PASIÓN PENÚLTIMA
En su trineo bien atado
las golondrinas traen el viento
que encontraron en el pozo
durmiendo
Probablemente hoy cantarán los amantes
y harán vivo el espacio las estrellas errantes
Hoy se siente romántico
el reloj en mi pecho
Y mientras pasa el marino
fumando su destino
el viento hace nacer las alas de mi lecho
Es la hora decisiva
La única hora todavía viva
Árboles del camino
Mañana ensayaréis vuestro saludo en vano
Sin embargo
algo
queda
La estela de mi verso conduce al aeroplano
y los corderos llenan de humo la alameda
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Greguerías (6, y fin), dos con matemáticas, de Ramón Gómez de la Serna en “Greguerías escogidas”, Agencia Mundial de Librería
Eso del calcular la fuerza de los motores de aeroplano hablando de caballos, es quizás lo que aún no les ha hecho estables, tranquilamente estables en el aire. Había que llamarles águilas o avestruces, y a los de los hidroplanos tritones. “Tantas águilas de fuerza” o “Tantos tritones”, se debería decir.
Tenía orejas ideales para sostener el lápiz, y por eso hubo que dedicarle al comercio.
Aquellas patillas morenas entrecomillaban la calle.
La lluvia pespuntea el traje de invierno de la ciudad.
Donde rompen los amantes para siempre queda el monumento de su despedida. Lo volverán a ver intacto y marmóreo cuantas veces pasen por ese sitio.
El viento mueve las hojuelas de nuestro sistema nervioso.
Lo que más le duele al aire son esos latigazos de los cocheros, que le hacen restallar como si le hubieran pegado un tiro.
El reloj del usurero marca las horas, los cuartos y los tantos por ciento.
Los sillones sin forro de las tapicerías son sillones en paños menores.
Las palabras con puntos suspensivos resultan aderezadas con guisantes.
El tubo de desahogo del automóvil del obispo debía lanzar humo de incienso, en vez de humo de gasolina.
Estando bañándome -las grandes teorías nacieron en el baño- y viendo el oleaje y desnivel que yo causaba en la tina, pensé que quizás las mareas y las olas se deben a que Dios se baña en medio de los océanos.
En las iglesias debía haber unas chimeneas para que saliesen las oraciones.
Todos los tíos que se desperezan son como salvajes que disparan su flecha al aire.
Esas grandes gotas pesadas, terribles, que a veces caen sobre nuestros sombreros son otra cosa que nos ha lanzado la Providencia, como esos niños que se asoman a los balcones, escupen al transeúnte y se meten corriendo.
La Providencia sabe cosas absurdas, como cuántas sardinas han existido desde la creación... La estadística de todo se lleva en sus oficinas.
Hay unos papeles que se pegan a los zapatos y que, aunque uno es prudente y espera a que ellos se suelten, hay que enfadarse con ellos para que no nos sigan.
No solo es lo malo que se caiga el botón, sino la verruga de pelo que queda encima, en su sitio.
Esa cosita respingona que llevan en la coronilla de la boina los que usan ese capacete, es el rabito por donde la muerte les agarra cuando están maduros, como peras que coge del frutero para comérselas.
El otro lado del río siempre estará triste de no estar de este lado... Esa pena es de lo más insubsanable del mundo y no se arregla ni con un puente.
Hay una beatas que rezan como los conejos comen hierba.
Un hombre que conserva mucho el palillo en la boca es un verdadero rumiante.
Debía proscribirse el uso de la pizarra en los colegios, porque el niño con pizarra parece que estudia para carbonero.
Tenía orejas ideales para sostener el lápiz, y por eso hubo que dedicarle al comercio.
Aquellas patillas morenas entrecomillaban la calle.
La lluvia pespuntea el traje de invierno de la ciudad.
Donde rompen los amantes para siempre queda el monumento de su despedida. Lo volverán a ver intacto y marmóreo cuantas veces pasen por ese sitio.
El viento mueve las hojuelas de nuestro sistema nervioso.
Lo que más le duele al aire son esos latigazos de los cocheros, que le hacen restallar como si le hubieran pegado un tiro.
El reloj del usurero marca las horas, los cuartos y los tantos por ciento.
Los sillones sin forro de las tapicerías son sillones en paños menores.
Las palabras con puntos suspensivos resultan aderezadas con guisantes.
El tubo de desahogo del automóvil del obispo debía lanzar humo de incienso, en vez de humo de gasolina.
Estando bañándome -las grandes teorías nacieron en el baño- y viendo el oleaje y desnivel que yo causaba en la tina, pensé que quizás las mareas y las olas se deben a que Dios se baña en medio de los océanos.
En las iglesias debía haber unas chimeneas para que saliesen las oraciones.
Todos los tíos que se desperezan son como salvajes que disparan su flecha al aire.
Esas grandes gotas pesadas, terribles, que a veces caen sobre nuestros sombreros son otra cosa que nos ha lanzado la Providencia, como esos niños que se asoman a los balcones, escupen al transeúnte y se meten corriendo.
La Providencia sabe cosas absurdas, como cuántas sardinas han existido desde la creación... La estadística de todo se lleva en sus oficinas.
Hay unos papeles que se pegan a los zapatos y que, aunque uno es prudente y espera a que ellos se suelten, hay que enfadarse con ellos para que no nos sigan.
No solo es lo malo que se caiga el botón, sino la verruga de pelo que queda encima, en su sitio.
Esa cosita respingona que llevan en la coronilla de la boina los que usan ese capacete, es el rabito por donde la muerte les agarra cuando están maduros, como peras que coge del frutero para comérselas.
El otro lado del río siempre estará triste de no estar de este lado... Esa pena es de lo más insubsanable del mundo y no se arregla ni con un puente.
Hay una beatas que rezan como los conejos comen hierba.
Un hombre que conserva mucho el palillo en la boca es un verdadero rumiante.
Debía proscribirse el uso de la pizarra en los colegios, porque el niño con pizarra parece que estudia para carbonero.
martes, 26 de noviembre de 2013
Las matemáticas para Novalis (12)
Fragmentos
matemáticos.
Las
matemáticas en su conjunto son una gran ecuación aplicable a todas las demás
ciencias.
Para
estas ciencias es lo que para ella son los logaritmos.
La noción
de las matemáticas es la noción de ciencia en general.
Por lo
tanto todas las ciencias deben convertirse en matemáticas.
Las
matemáticas actuales son poco más que un Organon empírico especial.
Son una
sustitución cuya finalidad es una reducción más cómoda – un instrumento
auxiliar del pensamiento.
Su
misma noción postula necesariamente su completa aplicabilidad.
Son un
auténtico testigo del idealismo de la naturaleza.
Su base
es la correlación interna, la simpatía del universo.
Los
números, como los signos y las palabras, son fenómenos, representaciones por
excelencia.
Sus
relaciones son relaciones universales.
Las
matemáticas puras son una intuición del entendimiento como universo.
Como
hechos contra natura, los milagros son amatemáticos – pero no existe
ningún milagro en este sentido y lo que recibe este nombre se puede comprender
precisamente a través de las matemáticas, pues para ellas no existe nada
milagroso.
Las
auténticas matemáticas son el verdadero elemento del mago.
En la
música se manifiestan formalmente como revelación – como idealismo creativo.
En ella
encuentran su legitimación como enviadas
del cielo, a la medida de los hombres.
Todo
goce es musical y, por tanto, matemático.
La vida
más elevada es matemática.
Pueden
existir matemáticos de primer orden que no sepan calcular.
Se
puede ser un gran calculista sin tener la más ligera noción de matemáticas.
El
auténtico matemático es entusiasta per se.
No hay
matemáticas sin entusiasmo.
La vida
de los dioses es una matemática.
Todos
los enviados de los dioses tienen que ser matemáticos.
Las
matemáticas puras son religión.
A las
matemáticas se llega solamente a través de una teofanía.
Los
matemáticos son los únicos que conocen la felicidad.
El
matemático lo sabe todo. Lo podría, aunque no lo supiera.
La
actividad termina cuando interviene el saber.
El
estado del saber es eudemonía, dichosa calma de la contemplación – quietismo
celestial.
Las
auténticas matemáticas proceden de Oriente. En Europa han degenerado en pura
técnica.
Quien
no coge un libro matemático con veneración y lo lee como si se tratase de la
Palabra Divina, no lo entiende.
Cada
línea es un eje del universo.
Una
fórmula es una receta matemática -
Los
números son drogas -
La
aritmética es su farmacia.
Las
matemáticas superiores no contienen finamente más que métodos de abreviación.
Poemas de Clara Janés en "Paralajes" (4), hoy "El horizonte...", "Si la soledad corriera..." y "Buscan asiento los signos..."
El horizonte
pule el espacio
hasta anular su perfil
y el tiempo se dispersa
en movedizas dunas
cuyo trayecto
es un juego
que distrae al caminante
y le obliga a repetir
el paso sin sombra
del desasosiego.
La fiebre cercena
los tímidos trigales,
las cuerdas de los vientos
ciegan la fantasía.
Si la soledad corriera
tras la curva adivinada
-la extensión es una flecha
que la rotación arrastra-;
si en su caudal incandescente
se consumiera,
trocándose en energía,
y si en esa mutación
el amor puro...
Buscan asiento
los signos,
pero nómada es la
forma
en el desierto inasible
y falaz la transparencia.
El oleaje del reverbero
aviva la incertidumbre.
El sol ignora el movimiento del sol.
El silencio
multiplica su paralaje.
"Soneto en prisión de franceses" y "Soneto de Silvano a su pastora Silvia", sonetos de Hernando de Acuña
Soneto en prisión de franceses
II
Cuando contemplo el triste estado mío
y se me acuerda mi dichoso estado,
hallo mi ser en todo tan trocado,
que pensar tuve bien es desvarío.
Con mi memoria por mi mal porfío,
pues, sino es esperanza en bien pasado,
y en ella con razón fui confiado,
con muy mayor ahora desconfío.
Ausencia, de pasiones padre y fuente
junta con el temor de vuestro olvido,
del cual aun en presencia me temía,
hacen con fuerza del dolor presente
parecerme, según ya estoy perdido,
que ni fue ni vi entonces lo que vía.
Soneto de Silvano a su pastora Silvia
Cuando la alegre y dulce primavera
a partir sus riquezas comenzaba,
y de los verdes campos desterraba
aquella estéril sequedad primera,
un pastor triste y solo en la ribera
de Tesín gravemente suspiraba,
y vi que en un alto olmo que allí estaba
con un hierro escribió de esta manera:
«Si, de amor libre, por aquí pasare
acaso algún pastor, cualquier que fuere,
huya de esta ribera y de este llano,
que, cuanto más sin pena se hallare,
si a Silvia la cruel pastora viere,
por ella morirá como Silvano».
II
Cuando contemplo el triste estado mío
y se me acuerda mi dichoso estado,
hallo mi ser en todo tan trocado,
que pensar tuve bien es desvarío.
Con mi memoria por mi mal porfío,
pues, sino es esperanza en bien pasado,
y en ella con razón fui confiado,
con muy mayor ahora desconfío.
Ausencia, de pasiones padre y fuente
junta con el temor de vuestro olvido,
del cual aun en presencia me temía,
hacen con fuerza del dolor presente
parecerme, según ya estoy perdido,
que ni fue ni vi entonces lo que vía.
Soneto de Silvano a su pastora Silvia
Cuando la alegre y dulce primavera
a partir sus riquezas comenzaba,
y de los verdes campos desterraba
aquella estéril sequedad primera,
un pastor triste y solo en la ribera
de Tesín gravemente suspiraba,
y vi que en un alto olmo que allí estaba
con un hierro escribió de esta manera:
«Si, de amor libre, por aquí pasare
acaso algún pastor, cualquier que fuere,
huya de esta ribera y de este llano,
que, cuanto más sin pena se hallare,
si a Silvia la cruel pastora viere,
por ella morirá como Silvano».
lunes, 25 de noviembre de 2013
Poemas con matemáticas de Clara Janés en "Peregrinaje"
46
Virgen de la gruta
que con absorta calma
recoges las conchas
-peregrinos somos-
e indicas el camino del mar.
Un óvalo de luz
es la hendedura en la roca
que trasluce el verde.
En el negro cóncavo,
las manos infantiles
trazan esferas y pirámides,
suman y restan,
y el ángel
-luna en eclipse-
hace saltar el rojo
y se abre la piedra
de nuestro pecho
una vez más.
Y se abre tu manto
como un cielo estrellado,
azul como las aguas sin fin
de la oscuridad.
49
Y detrás de la niebla
canta el pinzón.
¿Será siempre
oír sin ver;
que toda la belleza llegue
del enigma?
Solo una parte,
huidiza, se descubre,
cercada por la muralla
de la mismidad,
y la emoción
nos lanza
a la plenitud de fin,
al ansia de arder
en esa llama
y no sobrevivir.
En lo alto del árbol
se adivinan los nidos
de la acogida,
pero una línea de escarcha
nos separa y delimita.
domingo, 24 de noviembre de 2013
Los sábados te invitamos al cine, y los lunes al teatro
Desde hoy iniciamos una serie, que continuará los lunes, de teatro. En el guirigay que es You Tube, se echa en falta la cofiguración de listas de contenido que nos ayuden a encontrar. No os cuento mi vida como docente ni como aficionado al teatro y al cine. Sin más, pondré aquí los vídeos o los enlaces (cuando no se pueda lo primero) y crearé un índice donde sea fácil encontrar las obras por sus autores y por títulos. De directores y actores ya se ocuparán otras páginas, aquí la literatura.
Comienzo por la que más me ha convulsionado en los últimos meses, "La visita de la vieja dama", de Friedrich Dürrenmatt.
Comienzo por la que más me ha convulsionado en los últimos meses, "La visita de la vieja dama", de Friedrich Dürrenmatt.
sábado, 23 de noviembre de 2013
jueves, 21 de noviembre de 2013
“Manual de espumas”(10), Gerardo Diego. Hoy, "Cuadro", y "Camino".
CUADRO
A Maurice Raynal
El mantel jirón
del cielo
es mi estandarte
y el licor del poniente
da su reflejo al arte
Yo prefiero el mar cerrado
y al sol le pongo sordina
Mi poesía y las manzanas
hacen la atmósfera más fina
En medio la guitarra
Amémosla
Ella recoge el aire circundante
Es el desnudo nuevo
venus del siglo o madona
sin infante
Bajo sus cuerdas los ríos pasan
y los pájaros beben el agua sin mancharla
Después de ver el cuadro
la luna es más precisa
y la vida más bella
El espejo doméstico ensaya una sonrisa
y en un trasporte de pasión
canta el agua enjaulada en la botella
CAMINO
A Jorge Guillén
Yo ya sé que es estéril
la rueda indagatoria
pero esta puerta de aspas será siempre mi noria
Las manos vacías suben
Las estrellas se van
Mis monedas son flores
y un día se mustiarán
Desde aquel día ya no habrá pastores
La calle cambia de postura
como mi barca semanal
La misma luna vive
de un ritmo vegetal
Dejemos el compás para el joven poeta
y a los astrónomos la ruleta
Las mariposas de hoy aman la oficina
Y esto no se interpreta
Nuevo
día
Sin embargo yo soy el que ayer se moría
cuando cada farol era una herida mía
En la estación del alba
han fijado el cartel
El sol consulta diariamente su ruta
y se provee de miel
A la orilla gastada del camino
mi sombra y yo nos despedimos
Y el tren que pasaba
ha dejado mis manos colmadas de racimos
Poemas de Isel Rivero en traducción de Benito del Pliego
Deja que me hunda en un amanecer libre de todo miedo
de todas las heridas
atrapada por tu cuerpo
no me dejes nunca dormir
que mi nombre
monódica salmodia que invoca que emana de tus labios
se repita otra vez junto a estas paredes
estos corredores
estas calles
esta ciudad bajo la lluvia
déjame hundirme lentamente lejos de esta agonía
la genuflexión
la ofrenda
otra Eva baila
alrededor de la antorcha encantada
___
Podría haber conservado la última sílaba
los últimos sonidos que acariciaban mi piel
podría haber conservado la continuidad de la risa
de la tristeza
para alojarlos juntos en la última habitación de esta casa
de aquella casa
donde no quedó ni un solo vaso vacío
una vez terminado el festín
___
Embota lo sentidos
lísialos
enfríalos en pedazos de hielo
espárcelos por todas partes
olvídalos
rellénalos de comida y alcohol y risa
de las calladas orgías iluminadas de la mente
deja que se hundan en lo más profundo
y se deshagan en una respiración anónima
de todas las heridas
atrapada por tu cuerpo
no me dejes nunca dormir
que mi nombre
monódica salmodia que invoca que emana de tus labios
se repita otra vez junto a estas paredes
estos corredores
estas calles
esta ciudad bajo la lluvia
déjame hundirme lentamente lejos de esta agonía
la genuflexión
la ofrenda
otra Eva baila
alrededor de la antorcha encantada
___
Podría haber conservado la última sílaba
los últimos sonidos que acariciaban mi piel
podría haber conservado la continuidad de la risa
de la tristeza
para alojarlos juntos en la última habitación de esta casa
de aquella casa
donde no quedó ni un solo vaso vacío
una vez terminado el festín
___
Embota lo sentidos
lísialos
enfríalos en pedazos de hielo
espárcelos por todas partes
olvídalos
rellénalos de comida y alcohol y risa
de las calladas orgías iluminadas de la mente
deja que se hundan en lo más profundo
y se deshagan en una respiración anónima
miércoles, 20 de noviembre de 2013
"Romance al buen empleo del tiempo", de Sor Marcela de San Félix (3, y fin)
Romance al buen empleo del tiempo
¡Oh cuánto pierde quien pierde
el preciosísimo tiempo!
¡Oh cuánto gana quien gana
sus instantes y momentos!
Toda la plata y el oro 5
y diamantes de más precio
no valen lo que un instante
que se gasta para el cielo.
¡Oh tiempo, riqueza suma
a quien te estima! Yo creo 10
que ni un solo respirar
no le exhale sin provecho.
¡Oh infelicísima vida
la que he gastado sin miedo
de la cuenta que he de dar 15
del instante más pequeño!
Las coronas y las mitras,
y aun las tïaras, es cierto
que son la misma desgracia
si desperdician el tiempo. 20
¡Oh si licencia les dieran
a los que gastaron, necios,
el tiempo, sin granjear
que volviesen a sus cuerpos!
Con provechosa codicia, 25
divinamente avarientos,
guardarían los instantes
como antes los dineros.
Para adquirir y ganar
vivimos este destierro, 30
y nuestros censos y juros
son los espacios del tiempo.
Depende una eternidad
de solo un instante incierto:
¿Pues cómo se pasa instante 35
sin dar pasos a lo eterno?
¡Oh si me diesen a mí
tiempo en que llorar el tiempo
que tan sin cuenta he gastado
todo lo mejor del tiempo! 40
De mi tiempo mal gastado,
Dios mío, [a] aquel tiempo apelo
que dispuso tu piedad
el que yo llegase a tiempo.
A sus vanas alegrías 45
llama el malo pasatiempos,
y tiempos que así se pasan
traerán tristeza a su tiempo.
¡Oh si todos entendiesen
el que no es ahora tiempo 50
de gozar! Que al padecer
sea dedicado este tiempo.
¡Oh cuánto pierde quien pierde
el preciosísimo tiempo!
¡Oh cuánto gana quien gana
sus instantes y momentos!
Toda la plata y el oro 5
y diamantes de más precio
no valen lo que un instante
que se gasta para el cielo.
¡Oh tiempo, riqueza suma
a quien te estima! Yo creo 10
que ni un solo respirar
no le exhale sin provecho.
¡Oh infelicísima vida
la que he gastado sin miedo
de la cuenta que he de dar 15
del instante más pequeño!
Las coronas y las mitras,
y aun las tïaras, es cierto
que son la misma desgracia
si desperdician el tiempo. 20
¡Oh si licencia les dieran
a los que gastaron, necios,
el tiempo, sin granjear
que volviesen a sus cuerpos!
Con provechosa codicia, 25
divinamente avarientos,
guardarían los instantes
como antes los dineros.
Para adquirir y ganar
vivimos este destierro, 30
y nuestros censos y juros
son los espacios del tiempo.
Depende una eternidad
de solo un instante incierto:
¿Pues cómo se pasa instante 35
sin dar pasos a lo eterno?
¡Oh si me diesen a mí
tiempo en que llorar el tiempo
que tan sin cuenta he gastado
todo lo mejor del tiempo! 40
De mi tiempo mal gastado,
Dios mío, [a] aquel tiempo apelo
que dispuso tu piedad
el que yo llegase a tiempo.
A sus vanas alegrías 45
llama el malo pasatiempos,
y tiempos que así se pasan
traerán tristeza a su tiempo.
¡Oh si todos entendiesen
el que no es ahora tiempo 50
de gozar! Que al padecer
sea dedicado este tiempo.
Greguerías (5) de Ramón Gómez de la Serna, alguna con matemáticas, en “Greguerías escogidas”, Agencia Mundial de Librería
Las veletas son el carrusel de los pájaros... Ellos lo comprenden, y tienen especial predilección en montarse en ellas.
El pez más difícil de pescar es el jabón dentro del agua.
Las golondrinas juegan sobre la calle de cielo que corresponde a nuestra calle de tierra como párvulos en vacaciones o al salir de las escuelas.
Tocólogo debía ser el músico y no el partero... Pero nadie se atreve a cambiar los nombres que falsamente llevan las cosas.
Las agujas saltan como pulgas y desaparecen.
El chófer, dormido en el pescante del regio automóvil, apagado y parado las horas muertas junto a la verja del palacio, muy remoto y muy fantástico en el fondo del jardín, sueña que, vestido de frac y lleno de seducción, baila en la fiesta magnífica y deslumbradora, mientras a la puerta le espera un automóvil dirigido por un chófer hipócrita, inaguantable y ladrón, al que cuando salga zarandeará sin consideración y con un señorío riguroso para que se despierte.
Se apagan las sonrisas como las luces.
Los aeroplanos han sido inventados para cazar los globos que se les escapan a los niños en los jardines... Se han desviado de ese objeto con que les creó Dios, pero originariamente para eso fueron creados.
Los vasos de agua que se vierten son verdaderas trombas de agua, verdaderas inundaciones que sugieren una ley física nueva que se podría redactar así: “El agua que desaloja un vaso que se vierte, es infinitamente mayor que la que aparentaba contener”.
Hay que dejar que las imágenes se acerquen a nosotros. Nosotros nos podemos acercar a las cosas, pero no a las imágenes... Hacia las imágenes ni un paso voluntario.
Cuidado al volver las esquinas, porque todos los que son chatos se lo deben a un descuido al volver una esquina.
Después de tomar un chocolate con ensaimada se es burgués, profunda, panzuda e irremediablemente burgués.
Durante la noche, el gobierno está en crisis total.
Las mujeres rompen y abandonan medias y medias, como las serpientes sus camisas...
La pluma bebe como un pájaro en el pequeño bebedero redondo...
En otoño debían caer todas las hojas de los libros.
El pavo debía llevar un pañolito bajo el ala para limpiarse el moco.
El pez más difícil de pescar es el jabón dentro del agua.
Las golondrinas juegan sobre la calle de cielo que corresponde a nuestra calle de tierra como párvulos en vacaciones o al salir de las escuelas.
Tocólogo debía ser el músico y no el partero... Pero nadie se atreve a cambiar los nombres que falsamente llevan las cosas.
Las agujas saltan como pulgas y desaparecen.
El chófer, dormido en el pescante del regio automóvil, apagado y parado las horas muertas junto a la verja del palacio, muy remoto y muy fantástico en el fondo del jardín, sueña que, vestido de frac y lleno de seducción, baila en la fiesta magnífica y deslumbradora, mientras a la puerta le espera un automóvil dirigido por un chófer hipócrita, inaguantable y ladrón, al que cuando salga zarandeará sin consideración y con un señorío riguroso para que se despierte.
Se apagan las sonrisas como las luces.
Los aeroplanos han sido inventados para cazar los globos que se les escapan a los niños en los jardines... Se han desviado de ese objeto con que les creó Dios, pero originariamente para eso fueron creados.
Los vasos de agua que se vierten son verdaderas trombas de agua, verdaderas inundaciones que sugieren una ley física nueva que se podría redactar así: “El agua que desaloja un vaso que se vierte, es infinitamente mayor que la que aparentaba contener”.
Hay que dejar que las imágenes se acerquen a nosotros. Nosotros nos podemos acercar a las cosas, pero no a las imágenes... Hacia las imágenes ni un paso voluntario.
Cuidado al volver las esquinas, porque todos los que son chatos se lo deben a un descuido al volver una esquina.
Después de tomar un chocolate con ensaimada se es burgués, profunda, panzuda e irremediablemente burgués.
Durante la noche, el gobierno está en crisis total.
Las mujeres rompen y abandonan medias y medias, como las serpientes sus camisas...
La pluma bebe como un pájaro en el pequeño bebedero redondo...
En otoño debían caer todas las hojas de los libros.
El pavo debía llevar un pañolito bajo el ala para limpiarse el moco.
martes, 19 de noviembre de 2013
Las matemáticas para Novalis (11)
Desde el punto de vista ideal – no históricamente -
¿no cabe afirmar que la potenciación precede a la multiplicación?
1 2
a + a (fórmula de la génesis simultánea de 2 y de 1) fórmula
de la suma.
1 2
a – a = 0, fórmula de la sustracción.
Principio del arte de calcular a ± a. Aquí se contienen todas las fórmulas de cálculo
– y todas las categorías. (¿Será la reflexión sobre las matemáticas el origen
de la filosofía?)
La filosofía es una matemática superior y universal –
principio vitalizador de las matemáticas. - O materia, si las matemáticas son
la forma.
Las matemáticas son la mera filosofía objetiva – filosofía
formal – la llamada filosofía es la filosofía meramente subjetiva – o las
matemáticas son la filosofía real. De su unión, como de la unión del todo
semejante de la química y de la mecánica – nace la filosofía sustancial –
sintética – o matemática o física. Opuesta a la filosofía, la física es
matemática – y opuesta a las matemáticas – es filosofía.
Un filosofismo ordinario equivale a un quimismo.
Los milagros pertenecen a la categoría de la sustancia.
Naturalismo y magismo = ±, o también, en lugar del segundo miembro de la ecuación,
el simple signo = tomado como miembro de la ecuación.
b, a = ó N =
M. ó N + M. = a ± a. ó N M. = =
En el
organismo y en el auténtico filosofismo se tiene que N = M. ó que Mecanismo =
Magismo. (±)
(Quimismo
y magismo son una misma cosa, van juntos.)
Números
maravillosos, misteriosos.
Cuando
la computación era aún un arte nuevo, algunos números que aparecían a menudo al
contar cosas reales – números característicos, fáciles de retener, como, p.
ej., los 10 dedos, etc. - y otros fenómenos numéricos chocantes no podían dejar
de ocupar vivamente la imaginación de los hombres, permitiéndoles intuir en la
ciencia de los números un tesoro de sabiduría profundamente escondido – una
llave para todas las puertas cerradas de la naturaleza.
Las
matemáticas puras no tienen nada que ver con las magnitudes. Son una simple
teoría de la designación – de operaciones mentales mecanizadas,
ordenadas en relaciones. Ha de ser simplemente arbitraria – dogmáticamente
instrumental.
Algo
parecido sucede también con el lenguaje abstracto.
Carácter
maravilloso de las matemáticas. Constituyen un instrumento escrito –
susceptible aún de un perfeccionamiento infinito – una demostración capital de
la simpatía y de la identidad de la naturaleza y el temperamento.
Telares
en signos.
Instrumentos
pintados.
Es muy
probable que en la naturaleza exista igualmente una maravillosa mística de los
números. También en la historia. - ¿No resulta todo esto lleno de significado,
de simetría, de alusiones y de extrañas correlaciones? ¿No puede Dios manifestarse
también en las matemáticas como en cualquier otra ciencia?
Las
cualidades y las peculiaridades pueden, p. ej., venir determinadas por ciertos
tiempos, relaciones, volúmenes, contornos, intensidades y estar esencialmente
asociadas a estos.
¿No habría que aplicar a las matemáticas la teoría de
las relaciones, la lógica?
Poemas de Clara Janés en "Paralajes" (3), hoy "El árbol...", "El lacre del sol..." y "Se sentó en la blancura poblada..."
El árbol,
hipnotizado
por la inmovilidad del paisaje,
se vacía de todo pensamiento,
pero el ave
traslada en sus ojos
la antorcha de la imagen
y con su vuelo
la convierte en signos
y extiende el libro del cielo.
Entro en sus páginas
con la mansedumbre del que
sabe que es ajeno a voluntad
el entendimiento,
y sigo en sus fugitivas líneas
la escritura del fluctuar incesante
hasta que, también ella, asume
la quietud del silencio.
El lacre del
sol
sella el horizonte
antes de que los sueños
arrebaten sus límites
devolviendo
a la abstracción nocturna
un espacio infinito
para los derrumbamientos.
Se sentó en la
blancura poblada
de latentes formas
y el alma desde el ramaje
le musitaba:
ni aquí ni ahora,
ni saber ni no saber,
ni tú ni yo.
Todo es y todo puede ser otra cosa.
Oh, tú, que ansías
pasar de la esfera al cubo,
di a tus ojos que sean luz,
di a la sombra que se torne ojos
y contemple
el secreto
brotar de tu ojo.
"Nunca me vi tan solo ni apartado..." y "Vivir, señora, quien os vio, sin veros...", sonetos de Hernando de Acuña
Nunca me vi tan solo ni apartado,
que lo pudiese estar de un pensamiento
que me renueva el doloroso cuento
de mi estado presente y del pasado;
do Amor, por verme siempre lastimado
con apariencias de contentamiento,
modera su rigor, y luego siento
con esperanza mi dolor mezclado.
Entran luego los dos en su porfía,
donde en fin el temor vence la prueba
y pierde la esperanza mal fundada.
En esto estoy mil veces cada día,
y siempre el mismo caso me renueva
tristes congojas y, pasión doblada.
Vivir, señora, quien os vio, sin veros,
no es por virtud ni fuerza de la vida,
que, en partiendo de vos, fuera perdida,
si el dejaros de ver fuese perderos;
mas de tanto valor es el quereros,
que, en teniéndoos el alma en sí esculpida,
de su vista y memoria, que no olvida,
ninguna novedad basta a moveros.
Así, aunque lejos de vuestra presencia,
vos sola me estaréis siempre presente
y no me faltaréis hora ninguna,
sin que pueda tenerme un punto ausente
el áspero desdén, la cruda ausencia,
nueva llaga de amor, tiempo o fortuna.
que lo pudiese estar de un pensamiento
que me renueva el doloroso cuento
de mi estado presente y del pasado;
do Amor, por verme siempre lastimado
con apariencias de contentamiento,
modera su rigor, y luego siento
con esperanza mi dolor mezclado.
Entran luego los dos en su porfía,
donde en fin el temor vence la prueba
y pierde la esperanza mal fundada.
En esto estoy mil veces cada día,
y siempre el mismo caso me renueva
tristes congojas y, pasión doblada.
Vivir, señora, quien os vio, sin veros,
no es por virtud ni fuerza de la vida,
que, en partiendo de vos, fuera perdida,
si el dejaros de ver fuese perderos;
mas de tanto valor es el quereros,
que, en teniéndoos el alma en sí esculpida,
de su vista y memoria, que no olvida,
ninguna novedad basta a moveros.
Así, aunque lejos de vuestra presencia,
vos sola me estaréis siempre presente
y no me faltaréis hora ninguna,
sin que pueda tenerme un punto ausente
el áspero desdén, la cruda ausencia,
nueva llaga de amor, tiempo o fortuna.
lunes, 18 de noviembre de 2013
Poemas con matemáticas de Clara Janés en su poemario "Peregrinaje"
38
quinto
ritual
En la cima de un candelabro piramidal,
frente a la cruz vacía de Cristo,
que es todavía acogida
-pues la madera
es cuna para la muerte-,
frente al vacío de Dios,
deposito la llama y digo:
arde en amor,
aunque sea el amor del vacío
donde el existir se mece,
y ahuyenta con tu fuego
el ojo
de la que acecha
tras los muros del tiempo.
41
Ahora que el sol se acerca al meridiano,
una mariposa vela
en círculos alrededor de la encina
como una corona alada.
Por su levedad
convoco una sonrisa
de pétalos ligeros
y una lanza de luz
convierte en pluma
el desierto que avanza.
El ave de la noche
se hunde en el vacío
y abandona su peso:
no camines con el tuyo.
Cada decisión excede
al que se ha decidido
y fluye, y se ensancha,
más allá del proyecto.
sábado, 16 de noviembre de 2013
jueves, 14 de noviembre de 2013
“Manual de espumas”(9), Gerardo Diego. Hoy, "Nieve", “Panorama” y "Nubes".
NIEVE
La noche marchó en tren
y el ala de mi verso se abre y se cierra bien
Hoy los corderos amontonan la risa
Es el día sin mar
Nunca estuvo tan cerca
la mujer hermosa
y el árbol escolar
La nieve sube y baja
y las orugas hilan la mortaja
PANORAMA (ya registrado en Poesía Abierta, antes de comenzar esta serie numerada de Gerardo Diego. Este es el orden del poema en "Manual de espumas".
NUBES
A Eugenio D'Ors
Yo pastor
de bulevares
desataba los bancos
y sentado en la orilla corriente del paseo
dejaba divagar mis corderos escolares
Todo había cesado
Mi cuaderno
única
fronda del invierno
y el kiosco bien anclado entre la espuma
Yo pensaba en los lechos sin rumbo siempre frescos
para fumar mis versos y contar las estrellas
Yo pensaba en mis nubes
olas
tibias del cielo
que buscan domicilio sin abatir el vuelo
Yo pensaba en los pliegues de las mañanas bellas
planchadas al revés que mi pañuelo
Pero para volar
es menester que el sol pendule
y que gire en la mano nuestra esfera armilar
Todo es distinto ya
Mi corazón bailando equivoca a la estrella
y es tal la fiebre y la electricidad
que alumbra incandescente la botella
Ni la torre silvestre
distribuye los vientos girando lentamente
ni mis manos ordeñan las horas recipientes
Hay que esperar el desfile
de las borrascas y las profecías
Hay que esperar que nazca de la luna
el pájaro mesías
Todo tiene que llegar
El oleaje del cine es igual que el del mar
Los días lejanos cruzan por la pantalla
Banderas nunca vistas perfuman el espacio
y le teléfono trae ecos de batalla
Las olas dan la vuelta al mundo
Ya no hay exploradores del polo y del estrecho
y de una enfermedad desconocida
se mueren los turistas
la guía sobre el pecho
Las olas dan la vuelta al mundo
Yo me iría con ellas
Ellas todo lo han visto
No retornan jamás ni vuelven la cabeza
almohadas desahuciadas y sandalias de Cristo
Dejadme recostado eternamente
Yo fumaré mis versos y llevaré mis nubes
por todos los caminos de la tierra y del cielo
Y cuando vuelva el sol en su caballo blanco
mi lecho
equilibrado alzará el vuelo
Poemas de Isel Rivero traducidos por Benito del Pliego
Sorprendida en mitad del silencio
fui llamada a sojuzgar la hora
nunca una gota de luz infinito sonido
que me adelanta una canción por sí sola y las hojas
acarician otras hojas que acarician
otras hojas suave brisa levanta el
arco de tus manos me sostiene rama
contra rama nueva semilla besada por
la oscuridad que cae y el esplendor
del invierno
___
Y entonces las palabras se imponen
un castigo eterno porque ¿qué
significan? las palabras son testigos
levantan un péndulo sobre mi cabeza
___
Precisamente silencio una honda bocanada de
silencio detrás de las ventanas
abiertas y la lluvia una historia sin contar
y sin embargo otra canción otra
conmovedora corona de susurros como el
niño que entró en la fría eterna noche
del alba
___
Árboles en flor esplendor de
siglos en sus manos poseídos
por una castidad de aterciopelada realeza se tiende el
espectro de los condenados
fui llamada a sojuzgar la hora
nunca una gota de luz infinito sonido
que me adelanta una canción por sí sola y las hojas
acarician otras hojas que acarician
otras hojas suave brisa levanta el
arco de tus manos me sostiene rama
contra rama nueva semilla besada por
la oscuridad que cae y el esplendor
del invierno
___
Y entonces las palabras se imponen
un castigo eterno porque ¿qué
significan? las palabras son testigos
levantan un péndulo sobre mi cabeza
___
Precisamente silencio una honda bocanada de
silencio detrás de las ventanas
abiertas y la lluvia una historia sin contar
y sin embargo otra canción otra
conmovedora corona de susurros como el
niño que entró en la fría eterna noche
del alba
___
Árboles en flor esplendor de
siglos en sus manos poseídos
por una castidad de aterciopelada realeza se tiende el
espectro de los condenados
miércoles, 13 de noviembre de 2013
"Otro a una ausencia de Dios", romance de Sor Marcela de San Félix (2)
Otro a una ausencia de Dios
Ausente de mis ojos,
regalada esperanza,
sin mí no puedes irte
pues me llenas el alma.
Belleza por quien muero 5
y vivo enamorada,
¿por qué, mi bien, te ausentas
cuando presente abrasas?
¡Ay, dulce amado mío!
Si tu piedad es tanta, 10
¿cómo no te enternecen
mis amorosas ansias?
¿Por qué morir me dejas
con ausencia tan larga
cuando con más finezas 15
tierno me regalabas?
Cuando yo presumía
verme más levantada
al cielo de tu amor,
con desvíos me bajas. 20
Cuando más encendida
pudiste ver la llama,
con desdenes tan tristes
pretendes apagarla.
Cuando con mayor dicha 25
tu presencia gozaba,
tus regalos sentía
con mayor abundancia,
cuando con más afectos
a tu unión anhelaba, 30
me veo sola y triste,
tan lejos de gozarla.
Cuando con tal ternura
mi amor te requebraba,
significando tú 35
que de esto te agradabas;
cuando yo de alegría
gozaba en abundancia
por tu apacible trato
lleno de gloria tanta; 40
cuando mis esperanzas
tanto se remontaban
que ya por posesiones
pudiera bien juzgarlas;
cuando en tan dulce sueño 45
estaba enajenada,
sin él, sin ti y sin mí,
me veo desvelada.
Cuando el estar conmigo,
esposo de mi alma, 50
que eran deleites tuyos,
creía confiada;
cuando al menor suspiro
venturosa te hallaba,
y con mayor dulzura 55
más te comunicabas;
cuando galán y tierno
las puertas me rondabas,
y con amor y celos,
cuidadoso acechabas; 60
cuando ya respondías,
cuando apenas llamaba,
con dulzura a mis quejas,
con agrado a mis ansias;
cuando por verme triste 65
tanto me consolabas,
que en gustos y delicias
las penas se trocaban;
cuando de amor rendida
el alma te entregaba, 70
muriendo por morir
cuando vida me dabas;
cuando en otras mil cosas
que dejo de contarlas,
para tenerte siempre, 75
tú mismo me alentabas:
agora, dueño mío,
con ausencias me acabas,
con desvíos me afliges,
con rigores desmayas. 80
Confieso que te doy
ocasión por mil causas
para que te desvíes
con aspereza tanta,
pero bien sabes tú, 85
mi bien y mi esperanza,
que serte esposa fiel
desea toda el alma.
Ausente de mis ojos,
regalada esperanza,
sin mí no puedes irte
pues me llenas el alma.
Belleza por quien muero 5
y vivo enamorada,
¿por qué, mi bien, te ausentas
cuando presente abrasas?
¡Ay, dulce amado mío!
Si tu piedad es tanta, 10
¿cómo no te enternecen
mis amorosas ansias?
¿Por qué morir me dejas
con ausencia tan larga
cuando con más finezas 15
tierno me regalabas?
Cuando yo presumía
verme más levantada
al cielo de tu amor,
con desvíos me bajas. 20
Cuando más encendida
pudiste ver la llama,
con desdenes tan tristes
pretendes apagarla.
Cuando con mayor dicha 25
tu presencia gozaba,
tus regalos sentía
con mayor abundancia,
cuando con más afectos
a tu unión anhelaba, 30
me veo sola y triste,
tan lejos de gozarla.
Cuando con tal ternura
mi amor te requebraba,
significando tú 35
que de esto te agradabas;
cuando yo de alegría
gozaba en abundancia
por tu apacible trato
lleno de gloria tanta; 40
cuando mis esperanzas
tanto se remontaban
que ya por posesiones
pudiera bien juzgarlas;
cuando en tan dulce sueño 45
estaba enajenada,
sin él, sin ti y sin mí,
me veo desvelada.
Cuando el estar conmigo,
esposo de mi alma, 50
que eran deleites tuyos,
creía confiada;
cuando al menor suspiro
venturosa te hallaba,
y con mayor dulzura 55
más te comunicabas;
cuando galán y tierno
las puertas me rondabas,
y con amor y celos,
cuidadoso acechabas; 60
cuando ya respondías,
cuando apenas llamaba,
con dulzura a mis quejas,
con agrado a mis ansias;
cuando por verme triste 65
tanto me consolabas,
que en gustos y delicias
las penas se trocaban;
cuando de amor rendida
el alma te entregaba, 70
muriendo por morir
cuando vida me dabas;
cuando en otras mil cosas
que dejo de contarlas,
para tenerte siempre, 75
tú mismo me alentabas:
agora, dueño mío,
con ausencias me acabas,
con desvíos me afliges,
con rigores desmayas. 80
Confieso que te doy
ocasión por mil causas
para que te desvíes
con aspereza tanta,
pero bien sabes tú, 85
mi bien y mi esperanza,
que serte esposa fiel
desea toda el alma.
Greguerías (4), alguna con matemáticas, de Ramón Gómez de la Serna en “Greguerías escogidas”, Agencia Mundial de Librería
La niña con el arco en la mano va al jardín como al colegio jugando con la circunferencia y la secante.
Los buques saludan a los puentes quitándose el sombrero de copa.
Cuando se levanta del suelo una caja de cerillas que parecía nueva y resulta vacía, no es lo malo el engaño, sino que, al abrir la tapa, la caja se ha reído de nosotros.
Hay barcos que arranca el mar a los puertos hasta con el ancla, como el ladrón que se lleva el reloj con cadena y todo.
Dio a la pera de la luz como si hiciese la fotografía de la alcoba.
El más pequeño ferrocarril del mundo es la oruga.
El mono procede del coco, que es el huevo del que salió.
Cuando la bicicleta pasa por lo alto del camino parece que el paisaje se ha puesto lentes.
Son más largas las calles de noche que de día.
El Inri de los que no pagan a los sastres de las tiendas que dan a la calle es que el traje que no pagaron se lo ponga el maniquí que les representa y lo luzca en medio de la acera con las etiquetas cosidas, las etiquetas en que está el nombre y las medidas del tramposo, su “ficha”.
Al ver esos carros llenos que van dejando parte de su carga en el camino, pensamos que cuando lleguen a su destino llegarán vacíos. Solo nos parece que compensa esa desdicha el que eso hará que sepan volver sin perderse, siguiendo la estela del reguero que les desangró.
Las lagartijas meten un ruido de grandes serpientes entre los matorrales, sobre todo en el otoño, cuando las hojas suenan como papeles secos. Entonces hasta parece que rebulle entre las hojas una serpiente boa o un caimán.
El que compre esas alcobas expuestas en los grandes escaparates de las casas de muebles, sentirá en su alcoba, la noche de su boda, un fisgoneo de miradas de duendes, las miradas de los transeúntes que miraron la alcoba en el escaparate, que pervirtieron su castidad, que se acostaron y se gozaron en la cama expuesta, y se sentirán así como en la alcoba del escaparate iluminado. Será inútil echar los estores y cerrar las maderas.
¿Qué terribles culones o qué terribles culonas hunden los bancos de piedra de los paseos públicos, siempre medio hundidos en la tierra?
Cuando se escucha el ruido de los cierres metálicos al cerrarse en la noche, parece que la noche se hace más oscura y más definitiva en los cielos y en la tierra, como si se corriese sobre ella el telón que la corresponde... Y también, cuando en la mañana escuchamos el metálico descorrerse de la primer cortina metálica, nos parece como si se abriese la mañana de par en par, como si esa fuese la señal teatral de levantar el telón otra vez.
Los buques saludan a los puentes quitándose el sombrero de copa.
Cuando se levanta del suelo una caja de cerillas que parecía nueva y resulta vacía, no es lo malo el engaño, sino que, al abrir la tapa, la caja se ha reído de nosotros.
Hay barcos que arranca el mar a los puertos hasta con el ancla, como el ladrón que se lleva el reloj con cadena y todo.
Dio a la pera de la luz como si hiciese la fotografía de la alcoba.
El más pequeño ferrocarril del mundo es la oruga.
El mono procede del coco, que es el huevo del que salió.
Cuando la bicicleta pasa por lo alto del camino parece que el paisaje se ha puesto lentes.
Son más largas las calles de noche que de día.
El Inri de los que no pagan a los sastres de las tiendas que dan a la calle es que el traje que no pagaron se lo ponga el maniquí que les representa y lo luzca en medio de la acera con las etiquetas cosidas, las etiquetas en que está el nombre y las medidas del tramposo, su “ficha”.
Al ver esos carros llenos que van dejando parte de su carga en el camino, pensamos que cuando lleguen a su destino llegarán vacíos. Solo nos parece que compensa esa desdicha el que eso hará que sepan volver sin perderse, siguiendo la estela del reguero que les desangró.
Las lagartijas meten un ruido de grandes serpientes entre los matorrales, sobre todo en el otoño, cuando las hojas suenan como papeles secos. Entonces hasta parece que rebulle entre las hojas una serpiente boa o un caimán.
El que compre esas alcobas expuestas en los grandes escaparates de las casas de muebles, sentirá en su alcoba, la noche de su boda, un fisgoneo de miradas de duendes, las miradas de los transeúntes que miraron la alcoba en el escaparate, que pervirtieron su castidad, que se acostaron y se gozaron en la cama expuesta, y se sentirán así como en la alcoba del escaparate iluminado. Será inútil echar los estores y cerrar las maderas.
¿Qué terribles culones o qué terribles culonas hunden los bancos de piedra de los paseos públicos, siempre medio hundidos en la tierra?
Cuando se escucha el ruido de los cierres metálicos al cerrarse en la noche, parece que la noche se hace más oscura y más definitiva en los cielos y en la tierra, como si se corriese sobre ella el telón que la corresponde... Y también, cuando en la mañana escuchamos el metálico descorrerse de la primer cortina metálica, nos parece como si se abriese la mañana de par en par, como si esa fuese la señal teatral de levantar el telón otra vez.
martes, 12 de noviembre de 2013
Las matemáticas para Novalis (10)
El cálculo diferencial es la crítica – el cálculo integral –
la solución – aquel enseña a ordenar los datos – y a componer ecuaciones –
este, a resolver las ecuaciones. Aquel es álgebra – este, el análisis – porque
el álgebra y el análisis se comportan así el uno respecto del otro.
La teoría de las relaciones corresponde al álgebra – o la
historia natural de las magnitudes.
(Los verbos son en realidad fuerzas verbales – los
denominados sustantivos han nacido de los verbos – y los verbos,
de los sustantivos. Movimiento y calma – variable – constante. Toda calma es
figura.)
El cálculo diferencial es, en mi opinión, el método
general para reducir lo irregular a regular -para expresarlo a través de
una función de lo regular – para unirlo a lo regular – para convertir a lo
regular en su patrón – para logaritmizarlo con este.
Ensayo sobre el lenguaje perfecto – introducción a la
revolución matemática. (El ensayo se sitúa entre la carta y el tratado.)
Matemáticas. Finalmente, las matemáticas no son en
absoluto una ciencia especial – sino solamente un instrumento científico
general – un instrumento bello es una contradictio in adjecto. Quizás no
sea nada más que la fuerza psíquica del entendimiento exoterizada,
convertida en objeto y órgano externo – un entendimiento
realizado y objetivado. ¿Sucede acaso lo mismo con otras o quizás con todas las
fuerzas psíquicas – que deben convertirse en instrumentos externos gracias a
nuestros esfuerzos? - Todo ha de salir de nosotros y ha de hacerse visible –
nuestra alma ha de hacerse representable. - El sistema de las ciencias
debe convertirse en el cuerpo simbólico (sistema de órganos) de nuestro
interior. - Nuestro espíritu debe convertirse en una máquina sensorialmente
perceptible – no en nosotros, sino fuera de nosotros.
(El mundo exterior ha de ser sometido al procedimiento
inverso.)
Filosofía. De la relación entre objeto y
representación – una observación crítica. (Simbólico – simpático – según
la teoría de las características.)
Matemáticas. El análisis combinatorio pertenece en
realidad a la aritmética universal. - Esta, el álgebra y el llamado análisis
forman una ciencia. En general trata de los sistemas de los números o de
los signos (número es una pluralidad. Un número de hombres) de las
modificaciones locales – es una clase especial de mecánica opuesta – topología.
- Las discerpciones pertenecen a otra clase – pero mantienen con esta una
precisa relación. Aquí los signos son individuales. Algebrización
de sus operaciones.
Matemáticas analíticas. Los productos son potencias imperfectas,
etc. El espíritu es el principio potenciador – por este motivo el mundo de
la escritura es la naturaleza potenciada o mundo técnico.
Poemas de Clara Janés en "Paralajes" (2), hoy "¿Por qué grita el vencejo...", "La tristeza ha enterrado..." y "Respira la maleza..."
¿Por qué grita
el vencejo
al crepúsculo
mientras traza las bisectrices
de la operación cumbre
y el uno se convierte en dos,
el dos en tres,
el tres en las diez mil cosas
pequeñas del origen
que pasarán la noche
agazapadas en la oscuridad?
La tristeza ha
enterrado
el azul
de Ispahán.
Una lava plomiza
sepulta la voz del agua clara,
pero esa perla
que, en la opaca mansedumbre,
se recoge
en cántico silente,
a mis oídos dice:
y, con todo, la noche
y el pavoroso espacio sin confín
mecen la soledad abismática
de una gota de de lluvia.
Respira la
maleza
bajo el agua
y se distiende
en ese aislamiento acristalado
que invita a multiplicación.
Brotan así en mi pecho
los espacios perdidos
que en cadenas constantes
dan aliento
al vacío espacio
del ahora:
un punto-nada
esbozándose,
deshaciéndose,
sin orillas,
sin límite de tiempo.
Mas ya se precipita
su caída
en el pensamiento.
"Faetón" y "De oliva y verde yedra coronado..."
Faetón
Con tal instancia siempre demandaba
el gobierno del sol por solo un día,
que, aunque no convenirle conocía,
Febo al hijo Faetón se lo otorgaba.
Ya el carro y los caballos le entregaba
con que la luz al mundo repartía,
poniéndole delante el mal que habría
si en el camino o en el gobierno erraba.
Mas él, de la oriental casa salido,
fue el orbe y hemisferio traspasando
con furia y con desorden tan extraña,
que el carro, los caballos y él, perdido,
sobre el lombardo Po cayó, abrasando
riberas, aguas, montes y campaña.
De oliva y verde yedra coronado,
cuando el rayo de sol es más caliente,
vueltos los ojos a una clara fuente,
y al pie de un alto pino recostado,
sin acuerdo de sí ni del ganado,
que de pacer dejaba al son que siente,
así soltó la voz suavemente
de amores un pastor apasionado:
«Las ondas cesarán del mar profundo,
por latas cumbres subirán los ríos,
sin hoja verde nos vendrá el verano
y oscuro hará el sol antes el mundo
que, aunque refuerce Amor los males míos,
a Silvia deje de adorar Silvano».
Con tal instancia siempre demandaba
el gobierno del sol por solo un día,
que, aunque no convenirle conocía,
Febo al hijo Faetón se lo otorgaba.
Ya el carro y los caballos le entregaba
con que la luz al mundo repartía,
poniéndole delante el mal que habría
si en el camino o en el gobierno erraba.
Mas él, de la oriental casa salido,
fue el orbe y hemisferio traspasando
con furia y con desorden tan extraña,
que el carro, los caballos y él, perdido,
sobre el lombardo Po cayó, abrasando
riberas, aguas, montes y campaña.
De oliva y verde yedra coronado,
cuando el rayo de sol es más caliente,
vueltos los ojos a una clara fuente,
y al pie de un alto pino recostado,
sin acuerdo de sí ni del ganado,
que de pacer dejaba al son que siente,
así soltó la voz suavemente
de amores un pastor apasionado:
«Las ondas cesarán del mar profundo,
por latas cumbres subirán los ríos,
sin hoja verde nos vendrá el verano
y oscuro hará el sol antes el mundo
que, aunque refuerce Amor los males míos,
a Silvia deje de adorar Silvano».
lunes, 11 de noviembre de 2013
Dos poemás más de Clara Janés en Peregrinaje
25
Las palabras,
las profecías,
los retos,
¿qué nos dicen?
Llegan los números,
claros,
desnudos,
y, a imagen del cero,
nos habitan signos
al acecho de una cifra
por venir,
y tiempo es esperanza...
Pero pasan los días
con sus hachas
y no dejan ni la espera,
ni la paciencia,
ni el desasosiego
ante el derrumbarse
de toda
apariencia.
35
Aquí estoy,
transida también yo
y con el manto de luto,
porque amar no es solo dar,
porque amar son dos ríos que se unen,
dos lobos que mezclan sus sangres
y del nuevo fluir rojo
se configura un aliento
-monólogo, aquel error de suicidas...
Pero tú no me respondes,
inicias un balbuceo
de palabras dirigidas a las piedras,
y avanzas
con dos flechas en la mano.
Arde el incienso
y el perfume
es un ala
que cierra mis párpados.
Este viernes, 15 de noviembre, se presenta el último poemario de Aarón García Peña
“Los vertederos de la fama”
de Aarón García Peña
El 15 de noviembre a las 21 horas
Ateneo de Madrid (calle Prado nº21)
Dedicatoria del libro: "De Madrid a sus poetas".
Con la participación musical de Rafa Mora y Moncho
Otero.
sábado, 9 de noviembre de 2013
jueves, 7 de noviembre de 2013
“Manual de espumas”(8), Gerardo Diego. Hoy, "Adiós" y "Novela".
ADIÓS
Olvidados de la lluvia
se marchitarán mis dedos
No han de producir más flores
mis arrugados cabellos
ni la luna bajará
a coronarme el sombrero
Desde mañana
el sol ya no visita sus enfermos
Mujer
Lavandera fragante
del vinoso atardecer
que grabaste en la luna tantas veces
los emblemas nupciales
y en un pico del mar mis iniciales
Mujer
Cuando te alejes lenta sobre tu propia vida
veremos caer el sol
y las frutas podridas
Mientras tú bebas tus risas
balará mi acordeón
buscando entre los arbustos
ritmos de tu corazón
Los grillos contarán tus pasos diminutos
Ni la luna se hará llena
aunque me digas
te
quiero
ni ha de bajar ya la nieve
a bendecirme el sombrero
NOVELA
A Paul Dermeé
La verja del jardín se ha cruzado de brazos
El
viento ladra entre los troncos
El auto que pasaba se llevó los sollozos
y apaciguó el estanque
Diríase que el sol
se ha burlado del parque
He aquí los tres policías
a investigar el rapto
buscando huellas de la huida
por las teclas del piano
A cada nuevo indicio
un pájaro falso traspone el edificio
y sometida al interrogatorio
una estrella muda marcha al suplicio
Prosigamos adelante
La infatigable carretera
va y viene sin cesar por la ladera
Son las cinco de la tarde
Junto al arroyo el agua
y a muy pocos kilómetros la primavera
La luna corre para llegar antes
Dónde están los amantes
Apenas las esquinas ciudadanas
se despidieron
hasta
mañana
cuando se vio saltar de un coche
del brazo del traidor
la inesperada noche
El reloj de la torre dilató su pupila
Y los gallos despistados
cuentan una hora más de las precisas
En todos los rincones hay un bulto
y una luz cuelga del balcón
A cada paso del transeúnte
la luz cede y el cielo se resiente
Henos por fin ante el ladrón
El reloj ingenuo canta el crimen
Y entre el llorar de las cortinas
la luna estalla de pasión
La ciudad duerme en el sitio de costumbre
Y en el lugar del suceso
el farol asustado contempla al árbol preso
Poemas de Isel Rivero traducidos por Benito del Pliego
Pacientemente otra cabeza cae
el eje del planeta gira
traspasado por definiciones numéricas
monótona oda siente su curso
alrededor del universo alguien
sonríe niño en agonía eternamente
salvado un mar respira en calma
borrando pasadas memorias.
___
Tu mano parece fuego cuando
se acerca más que gotas de lluvia sobre
hojas más incluso que las torres a los
cielos sigo la línea que
te dibuja contra esta luz
y tu perfil se vuelve espejo
de la antigüedad capturado por blanco
sobre blanco esa cualidad de linterna de
tus movimientos de habitación a habitación
Te atrapo como se atrapa un sueño
y retengo la posible memoria
futura antes de que la disuelva
el embate del tiempo
___
Un nuevo sonido ejecutado en su
perfección única el mundo tañe una
gigantesca campana hojas suavizando la
tierra bailando el viento nuestro propio
descenso un sonido nuevo y perfecto
flota imperceptible en el tiempo hacia
ningún lugar cementerios vacíos
se lamentan diez mil almas
estrangulan la noche
el eje del planeta gira
traspasado por definiciones numéricas
monótona oda siente su curso
alrededor del universo alguien
sonríe niño en agonía eternamente
salvado un mar respira en calma
borrando pasadas memorias.
___
Tu mano parece fuego cuando
se acerca más que gotas de lluvia sobre
hojas más incluso que las torres a los
cielos sigo la línea que
te dibuja contra esta luz
y tu perfil se vuelve espejo
de la antigüedad capturado por blanco
sobre blanco esa cualidad de linterna de
tus movimientos de habitación a habitación
Te atrapo como se atrapa un sueño
y retengo la posible memoria
futura antes de que la disuelva
el embate del tiempo
___
Un nuevo sonido ejecutado en su
perfección única el mundo tañe una
gigantesca campana hojas suavizando la
tierra bailando el viento nuestro propio
descenso un sonido nuevo y perfecto
flota imperceptible en el tiempo hacia
ningún lugar cementerios vacíos
se lamentan diez mil almas
estrangulan la noche
miércoles, 6 de noviembre de 2013
En verso y visuales de Ferrán Fernández
MANDAMIENTO
ámame sobre todas las cosas
por ejemplo
sobre la alfombra
sobre la mesa
sobre la arena de la playa
RENTA LIBRE
a veces
vivo sin vivir en mí
pero no por ello
mi casero me rebaja el alquiler
VIDA DE LOS POETAS
como todos los poetas
cuando empecé a escribir
lo hacía para que me leyeran muchos
y no me entendiera nadie
ahora escribo para unos pocos
y de forma que todos me entiendan
mañana
como todos los poetas
me quejaré amargamente
de que nadie me ha leído
o de que nadie me ha entendido
y de que además el mundo ha seguido
su curso como si tal cosa
Sor Marcela de San Félix o Marcela del Carpio, "Otro romance a una soledad"
Marcela del Carpio (1605-1687), hija ilegítima de Lope de Vega y la actriz Micaela de Luján, ingresó en el convento de clausura de las Descalzas Trinitarias en 1621, y desde allá dentro debió ver en 1635 el traslado del cuerpo de su padre para ser inhumado. Para más informaciones, Wikipedia y la web. Aquí un romance de Sor Marcela.
Otro romance a una soledad
En ti, soledad amada,
hallaba mi compañía,
en ti los días son glorias,
en ti las noches son días.
En ti cogí de mi amor, 5
con abundancia excesiva,
fértil cosecha del alma,
dulce agosto de mi vida.
En ti gocé de mi esposo
las pretendidas caricias, 10
los halagos sin estorbos,
los regalos sin medida.
En ti vi de su belleza,
aunque en tiniebla, divina,
con cuánta razón me prende, 15
con cuánta causa cautiva.
En ti me vi alguna vez
anegada y sumergida
en el mar de dulces aguas
y riquezas infinitas. 20
En ti, con los imposibles,
satisfice mi codicia,
que, con lo posible, amor
nunca llena sus medidas.
En ti me vi, felizmente, 25
muy negada y muy vacía
de crïaturas y afectos,
y muy lejos de mí misma.
En ti gocé libertad
de tanto precio y estima, 30
que darlo todo por ella
no será paga cumplida.
En ti celebró mi esposo,
en aquel dichoso día,
en amoroso himineo, 35
las bodas de mi alegría
En ti estuve tan gozosa,
contenta y entretenida,
que no podré encarecer
lo menos que en ti sentía. 40
En ti, con dichas tan grandes,
las horas, noches y días
dulcemente se pasaban,
instantes me parecían.
En ti, ¡qué corto mi sueño 45
y qué larga mi vigilia,
qué penoso fue el descanso,
qué gustosa la fatiga!
En ti le dije a mi amante
lo tierno que le quería, 50
lo mucho que me obligaba,
lo poco que le servía.
En ti le solicitaba,
con finezas y caricias,
a que me diese su amor 55
pues el mío conocía.
En ti pudo conocer
cómo le estaba rendida
mi alma, que está colgada
de su voluntad divina. 60
En ti le pedí su unión,
con ansias de amor tan vivas,
que no sé si le obligaron;
él lo sabe y él lo diga.
En ti procuré entregarle 65
tan por suya el alma mía,
los sentidos y potencias,
que él los mande y él los rija.
En ti también le ofrecí
serle fiel y agradecida, 70
correspondiente a su amor,
y por todo extremo fina.
En fin, en ti le ofrecí
todo cuanto yo tenía,
a todo lo que anhelaba, 75
todo cuanto apetecía.
En ti le di de mi amor
la posesión tan cumplida,
que ninguno me ha quedado
para nadie en esta vida. 80
En ti conocí del suyo
la gran fuerza y valentía,
lo ardiente con que me enciende,
lo activo con que me anima.
En ti le vi, liberal, 85
intentar hacerme rica,
que, derramando sus dones,
pudo saciar mi codicia.
Mas no me doy por contenta,
que mi afecto a más aspira, 90
y solo el mismo podrá
dar satisfacción cumplida.
Así, Soledad amada,
causa de todas mis dichas,
después que tú me faltaste, 95
me ha faltado el alegría,
cercóme la confusión,
el afán y las fatigas,
todo me aflige y congoja,
y causa melancolía. 100
Las criaturas me estorban,
los apetitos me irritan,
los afectos me atormentan
y las pasiones se avivan;
tempestades se levantan, 105
brama el mar, y la barquilla
grande tormenta padece
de las olas combatida.
¡Ay Soledad deseada
de mi alma, y pretendida! 110
Cada vez que te exprimento,
tengo de ti más estima.
¡Oh si gozara de ti
lo que durara mi vida,
a quien triste muerte llamo 115
sin tu presencia querida!
¡Quién hablara dignamente,
con lengua humana y tardía,
de tus grandes perfecciones,
agrado y soberanía! 120
¡Qué de santos engendraste
en ti, con vida divina!
En frágil barro vivieron
innumerables cuadrillas.
La pureza, la oración, 125
la contemplación divina,
tus hijas son, Soledad,
de ti nacen, tú las crías.
¿Qué virtud no se alimenta
con tus pechos y caricias, 130
quién deja de estar contento
si te busca y te codicia?
Tú causas los desengaños
y a la verdad solicitas
para que, usando su fuerza, 135
atropelle a la mentira;
haces del destierro patria,
y sacas con valentía
a las almas que te aman,
de la opresión de sí mismas. 140
Y por no ofenderte más
con ignorancias tan mías,
no diré en tus alabanzas
lo mucho que se ofrecía.
Otro romance a una soledad
En ti, soledad amada,
hallaba mi compañía,
en ti los días son glorias,
en ti las noches son días.
En ti cogí de mi amor, 5
con abundancia excesiva,
fértil cosecha del alma,
dulce agosto de mi vida.
En ti gocé de mi esposo
las pretendidas caricias, 10
los halagos sin estorbos,
los regalos sin medida.
En ti vi de su belleza,
aunque en tiniebla, divina,
con cuánta razón me prende, 15
con cuánta causa cautiva.
En ti me vi alguna vez
anegada y sumergida
en el mar de dulces aguas
y riquezas infinitas. 20
En ti, con los imposibles,
satisfice mi codicia,
que, con lo posible, amor
nunca llena sus medidas.
En ti me vi, felizmente, 25
muy negada y muy vacía
de crïaturas y afectos,
y muy lejos de mí misma.
En ti gocé libertad
de tanto precio y estima, 30
que darlo todo por ella
no será paga cumplida.
En ti celebró mi esposo,
en aquel dichoso día,
en amoroso himineo, 35
las bodas de mi alegría
En ti estuve tan gozosa,
contenta y entretenida,
que no podré encarecer
lo menos que en ti sentía. 40
En ti, con dichas tan grandes,
las horas, noches y días
dulcemente se pasaban,
instantes me parecían.
En ti, ¡qué corto mi sueño 45
y qué larga mi vigilia,
qué penoso fue el descanso,
qué gustosa la fatiga!
En ti le dije a mi amante
lo tierno que le quería, 50
lo mucho que me obligaba,
lo poco que le servía.
En ti le solicitaba,
con finezas y caricias,
a que me diese su amor 55
pues el mío conocía.
En ti pudo conocer
cómo le estaba rendida
mi alma, que está colgada
de su voluntad divina. 60
En ti le pedí su unión,
con ansias de amor tan vivas,
que no sé si le obligaron;
él lo sabe y él lo diga.
En ti procuré entregarle 65
tan por suya el alma mía,
los sentidos y potencias,
que él los mande y él los rija.
En ti también le ofrecí
serle fiel y agradecida, 70
correspondiente a su amor,
y por todo extremo fina.
En fin, en ti le ofrecí
todo cuanto yo tenía,
a todo lo que anhelaba, 75
todo cuanto apetecía.
En ti le di de mi amor
la posesión tan cumplida,
que ninguno me ha quedado
para nadie en esta vida. 80
En ti conocí del suyo
la gran fuerza y valentía,
lo ardiente con que me enciende,
lo activo con que me anima.
En ti le vi, liberal, 85
intentar hacerme rica,
que, derramando sus dones,
pudo saciar mi codicia.
Mas no me doy por contenta,
que mi afecto a más aspira, 90
y solo el mismo podrá
dar satisfacción cumplida.
Así, Soledad amada,
causa de todas mis dichas,
después que tú me faltaste, 95
me ha faltado el alegría,
cercóme la confusión,
el afán y las fatigas,
todo me aflige y congoja,
y causa melancolía. 100
Las criaturas me estorban,
los apetitos me irritan,
los afectos me atormentan
y las pasiones se avivan;
tempestades se levantan, 105
brama el mar, y la barquilla
grande tormenta padece
de las olas combatida.
¡Ay Soledad deseada
de mi alma, y pretendida! 110
Cada vez que te exprimento,
tengo de ti más estima.
¡Oh si gozara de ti
lo que durara mi vida,
a quien triste muerte llamo 115
sin tu presencia querida!
¡Quién hablara dignamente,
con lengua humana y tardía,
de tus grandes perfecciones,
agrado y soberanía! 120
¡Qué de santos engendraste
en ti, con vida divina!
En frágil barro vivieron
innumerables cuadrillas.
La pureza, la oración, 125
la contemplación divina,
tus hijas son, Soledad,
de ti nacen, tú las crías.
¿Qué virtud no se alimenta
con tus pechos y caricias, 130
quién deja de estar contento
si te busca y te codicia?
Tú causas los desengaños
y a la verdad solicitas
para que, usando su fuerza, 135
atropelle a la mentira;
haces del destierro patria,
y sacas con valentía
a las almas que te aman,
de la opresión de sí mismas. 140
Y por no ofenderte más
con ignorancias tan mías,
no diré en tus alabanzas
lo mucho que se ofrecía.
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