¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
viernes, 28 de noviembre de 2014
jueves, 27 de noviembre de 2014
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Haikus de Buson
Las claves que anteceden a cada haiku ya están explicadas en la primera entrada sobre Basho. Los haikus que no van antecedidos por iniciales son de mi autoría.
FRI
Sólo el monte Fuji
dejasteis por cubrir,
jóvenes hojas...
AM
Alguien llegó;
Y visitó a alguien;
Una noche de otoño.
Alguien llegó
a visitar a alguien
alguna noche.
AM
Blanco rocío en la zarza;
Una gota
En cada espina.
Blanco rocío,
por espina_una gota,
cubre la zarza.
AM
Rapó al salteador de caminos,
Y lo convirtió en su discípulo,
En un viaje de otoño.
En un vïaje
rapó_al salteador
y fue discípulo.
AM
Zorras jugando
Entre los narcisos;
Una brillante noche de luna.
AM
La tempestad del invierno
Arrastra pequeñas piedras
Contra la campana del templo.
AM
Arrastradas desde el oeste,
Las hojas caídas se amontonan
En el este.
OP
Llovizna: plática
de la capa de paja
y la sombrilla.
FRI
Sobre la campana del templo
posada, dormida
¡una mariposa...!
FRI
Te marchas tú;
verdes son los sauces,
largo el camino.
FRI
Estiércol de caballo,
y la roja flor caída
del ciruelo, llameante.
martes, 25 de noviembre de 2014
Poemas de José Cereijo en “Las trampas del tiempo” (3)
Shakespeare
Prueba a pensar un
poco
que esa curiosa
historia
-que parece,
¿verdad?, bastante absurda-
de que no fuera
Shakespeare
quien escribió,
de hecho,
las obras que
circulan con su nombre,
sino algún otro
(Mr. W. H.,
o bien Marlowe, o
Bacon,
o algún
desconocido: da lo mismo),
resultara verdad,
a fin de cuentas,
y di: ¿preferirías
ser, en tal caso,
Shakespeare,
para siempre
casado con la gloria,
o el verdadero
autor de su trabajo,
sólo de ti -y de
Dios,
si existe-
conocido?
(¿Te atreves a
decir, sinceramente,
tú mismo tu juez,
que escogerías
eso?)
El gusano
Esperaba un gusano
al fondo de una
tumba
que llegara su
cebo acostumbrado,
y oyó cómo
elogiaban altamente
al que iban a
enterrar. Se sucedieron
inspirados
discursos
exaltando sus
hechos y virtudes,
y él se dijo, al
oírlos:
“De
rara calidad era este hombre;
buen bocado me
espera”.
Pero luego,
probando
los despojos
aquellos
de que tan
encendidas palabras se dijeran
(por más que se
esforzase en hallar el secreto
de la tan
pregonada virtud que atesoraban),
hubo de resignarse
al fin a la evidencia
de no serle
posible dar con ello.
Llegó un día,
pasado cierto tiempo,
más breve
comitiva,
que con pocas
palabras, llenas de sentimiento,
despedía al
difunto,
y les oyó decir:
“Venida ya tu hora,
duerme por fin en
paz, alma excelente,
cuyo valor el
mundo,
atento sólo al
brillo de lo externo,
no supo conocer”,
y hubo de
confesarse, al escucharlos:
“Pobre,
inexperta y ciega criatura,
me he dejado
llevar por apariencias;
pero el valor
auténtico
no gusta de esas
galas exteriores,
y vive de su luz”.
Y recobrando,
con renovado
ardor, su natural oficio,
se dio a buscar
con gusto cuidadoso
tan oculto valor:
pero de nuevo fue
la decepción más fuerte
que su buen
proceder,
y se dijo por fin:
“Vana fatiga.
Es posible que
éstos
con buena voluntad
se engañen a sí mismos,
pero yerran al
fin, y yo con ellos:
no es más el
hombre que una cena fría
y mucha vanidad”.
Y se escondió de
nuevo bajo tierra.
Hasta aquí, sus
palabras. Yo no acepto
-por demasiado
escéptica, y al fin interesada-,
opinión tan
atroz,
en solidaridad, al
menos, con mi especie:
no se dirá por mí
que todo cabe
en el triste
criterio del gusano.
jueves, 20 de noviembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
¿Qué han hecho con Basho! (19, y fin)
No vuelvo a explicar qué significan
las iniciales que encabezan cada haiku de Basho, te remito a la
primera
entrada de la serie para aclararlo.
JA
Mi nombre inquieres;
“Lluvia de primavera”,
así me llamo.
JA
Nuestras dos vidas:
mientras tanto florecen
estos ciruelos.
FV
Sólo soy un hombre
comiendo su sopa
ante la flor de asagao
FRI
Yo soy un hombre
que come su arroz
ante la flor de asagao.
FRI
En parque de cerezos:
sopa, y pescado crudo,
bajo lluvia de pétalos.
Llüeven pétalos
sobra sopa_y pescado
bajo_el cerezo.
JA
Nos separamos
como puntas del asta
de un mismo ciervo.
JA
Todos se van.
Los ciruelos y tú.
Nadie me espera.
AM
Una hermosa cometa
Se alza desde
La barraca del mendigo.
No solo tú,
que también el mendigo
vuela cometas.
AM
Nosotros, seres humanos,
Retorciéndonos entre
Las flores que se abren.
Se_abren las flores
mientras que con el alba
nos retorcemos.
AM
¡Qué extraño,
Estar tan vivo
Bajo las flores del cerezo!
¡Qué vivo_estöy
bajo las flores rosas
que da_el cerezo!
RB
Año tras año,
la máscara del mono
muestra al mono.
RB
Inconsciente aquel
que no piensa -”la vida se va”
al estallar el relámpago.
OP
Admirable
aquel que ante el relámpago
no dice: la vida huye...
FRI
Viendo un relámpago,
quienquiera que no entienda
es admirable.
Hombre sensato,
admirä el relámpago
y su trüeno.
JA
¿Puedo limpiar
tus lágrimas de sal
con hojas verdes?
FRI
Con una joven hoja
quisiera yo enjugar
el llanto de tus ojos.
Tomä y_enjuga
con esta hoja nueva
tu tierno llanto.
FRI
¡Bien, nada ha pasado!
ayer tomé
orbe y sopa.
JA
¿Quién será el novio?
Cargado de pasteles
me pasa un buey.
martes, 18 de noviembre de 2014
Poemas de José Cereijo en “Las trampas del tiempo” (2)
Viejo amor
Aunque hayan ya pasado tantos años
desde que está contigo,
sigues sintiendo que apenas la conoces,
que un pobre repertorio de gestos, de costumbres
-cada vez más gastadas-, es todo lo que tienes,
y lo que es importante, se te escapa.
(Un poco más, de hecho, cada día:
para seguir con ella, notas que te hace falta
una dosis de fe, o engaño voluntario,
que, poco a poco, crece).
Cuando por fin la pierdas -ya lo intuyes-,
inevitablemente tendrás la sensación
de que nunca fue tuya, realmente.
Si así ocurre, y lo sabes, con todos los amores,
¿por qué iba a suceder de otro modo con éste
(no más lúcido que otros), que sigues, pese a todo,
sintiendo por la vida?
Ese día
Hoy pienso en ese
día, que será como tantos
-voraz,
suplementario, azul, indiferente-,
y en el que una
vez más, pero ya no habrá otra,
mis ojos, mis
oídos, recobrarán el mundo.
Y quizá me
despierte sin sorpresa, ignorando
que es por última
vez, que ya no quedan sueños,
que el Tiempo, del
que son formas todas las cosas,
ha decidido
descartar la mía.
En mis ojos
abiertos se ahogarán los pájaros,
los hombres, las
estrellas, la luz que los inventa;
colérico, el
futuro desgarrará su engaño
como un telón
pintado, revelando el vacío.
Y mi
ser, vaso inútil en manos de un enfermo,
rodará silencioso a estrellarse en la
nada.
La fiesta
Y cómo nos
parece, pese a todo,
que es la vida una
fiesta,
aunque siempre
suceda en otra parte.
Uno se engaña,
piensa
que acabará por
dar, cuando menos lo espere,
con el lugar
secreto en donde se celebra;
o juega, por lo
menos, a creerlo.
Y así se van los
años.
Y, realmente,
alguna vez se escucha
una ráfaga leve
de música, venida
no se sabe
de dónde. No se
averigua nunca,
pero nos
prometemos: algún día...
“Por
lo menos,
alguien estuvo
allí...”
Melancólicamente,
acaba siendo
un pequeño sueño
imaginarlo.
Y que llegue la
muerte
y uno siga
creyendo que era cierto,
y que sólo el
azar
nos impidió
llegar a donde estaba
-donde seguirá
estando, aunque ya sin nosotros-,
bien puede ser un
modo,
y no el más
descartable, de la dicha.
jueves, 13 de noviembre de 2014
miércoles, 12 de noviembre de 2014
¿Qué han hecho con Basho! (18)
No vuelvo a explicar qué significan
las iniciales que encabezan cada haiku de Basho, te remito a la
primera
entrada de la serie para aclararlo.
FV
Se ha escondido
en el bosque de bambú
el viento de invierno
FV
Las ráfagas de invierno
se abisman en los bambúes
y se calman
AM
La tempestad de invierno
Se escondió entre los bambúes,
Y amainó en silencio.
FRI
Viento menguante:
se esconde en los bambúes
para calmarse.
FV
Si hablo
tengo frío en los labios
viento de otoño
RB
Labios demasiado fríos
para balbucear-
viento de otoño.
JT
Viento helado de invierno.
un rostro doloroso
con la mejilla hinchada.
FRI
Rompiendo a hablar,
me siento el labio frío.
Viento otoñal.
FRI
Tras dormir en la ruta,
podrás gustar mis versos.
Viento de otoño.
JA
Picantes rábanos.
El viento del otoño.
Mi corazón.
FRI
Bajo el soplo del cierzo,
y aromando el jardín,
tardías flores.
El duro cierzo
esparce los aromas
de tardas flores.
FRI
Mi simpleza al cantar
lunas y flores,
bien me vale el pinchazo de una aguja,
entrando ya los fríos.
¡Espera, frío,
que tan solo canté
a luna_y flores!
OP
Arde el sol, arde
sin piedad - mas el viento
es del otoño.
JT
El viento invernal sopla.
Los ojos de los gatos
pestañean.
JA
Saco de huesos.
Toca mi corazón
el viento frío.
JA
Las lavanderas
golpeando la piedra.
¡Qué soledad!
JA
Las azaleas.
A su sombra prepara
el bacalao.
FV
Arranco mis canas
bajo mi almohada
chilla un saltamonte
FRI
Canas me arranco;
y bajo mi almohada
un grillo canta.
Me_arranco canas
mientras un triste grillo
se_arranca_y canta.
JA
Ni la nostalgia.
Ya no me queda nada.
Un pastelito.
FV
Estoy en Kyoto
cuando canta el cucú
soñando con Kyoto
RB
Incluso en Kioto
cuando oigo el cuco
añoro Kioto.
FRI
Estando en Kyoto,
añoro, y mucho, a Kyoto,
cuando oigo al cuco.
¡Te_añoro, Kyoto,
cuando_escuchö al cuco
estando_en Kyoto!
martes, 11 de noviembre de 2014
Poemas de José Cereijo en “Las trampas del tiempo” (1)
El lector
Sólo existe un lector, se llama el tiempo.
Somos lo que revela esa lectura,
tan minuciosa y honda que destruye
las páginas que lee.
Voz antigua
No ser más que una voz, que ni siquiera
puede llamarse propia; solamente
capaz de responder a las palabras
que a veces te dirige lo real,
inasible, por serlo,
para tus leves brazos, hechos sólo
de recuerdo doliente,
de tiempo irremediable, de vacío.
Triste destino el memorable tuyo,
extraña tejedora de fantasmas,
vieja Eco -cabeza de la estirpe.
El espejo
No acierto a ser feliz. Todas las cosas
que busco, que poseo, que me aguardan,
íntimamente están en otra parte
a que no sé llegar. Y aunque las mire
en ese espejo que es también un sueño,
callan, y no sé el modo
de pasar, como Alicia, al otro lado.
Yo quisiera aprender que también es bastante
vivir en este cuarto
de costumbre, poblado de cosas conocidas
-pero también, aunque en secreto, mágicas-,
y alzar, de vez en cuando,
los ojos a su vaga superficie,
a su extraña certeza imaginaria,
e inventar algún cuento
de imágenes hermosas (también eso es la vida:
lúcido entretenerse),
en tanto se demora, cortésmente,
la prevista llegada de la noche.
jueves, 6 de noviembre de 2014
Poemas de Marcos Ana en “Poemas de la prisión y la vida”, Tabla Rasa, 2011 (7, y fin)
¿Poeta?
Eso me dicen (y en voz baja
me lo digo a mí
mismo). No lo creo.
Lo sueña el
pensamiento. Sí, chispeo...
¡Pero es tan
doloroso! Se trabaja
a golpes de alma
el fuego. Se desgaja
la vida pena a
pena; y va el deseo
-corazón
adelante- como un reo
desnudo sobre
filos de navaja.
Tomo la luz de un
árbol. La tanteo
y se deshoja,
oscura. Beso el lodo
y me abraso de
luz. Zureo...
Yo llevo un hombre
herido en el recodo
más penoso del
alma y centelleo
su luz entre mis
labios... y eso es todo.
Rómpete corazón
Rómpete corazón.
¿Para que alientas
aún sobre la
nada? Ascua aterida,
nido que solamente
ya a tu herida
de filos y de
ausencias alimentas.
Rómpete corazón.
¿Ya qué calientas?
Cada latido tuyo
es la caída
de un azadón
cavándote la vida.
¡Con todo lo que
fuiste!... y ya no aventas.
¿Dónde tu voz de
lumbre y fuerte río,
tu sabor a tahona
y pan caliente,
tu jugosa ternura
acariciante?
Torrente seco.
Hogar pálido y frío,
un albergue hasta
ayer del caminante.
Rómpete corazón,
es tu poniente.
Amar, amar
Amar a una mujer,
amar a un hombre.
Amar a un corazón,
no importa cómo;
verterse en otra
vena que responde.
No estar
desesperadamente solo.
Amar, amar, romper
las soledades.
Triste es llorar
al pie de una ventana
viendo caer sin
fin tras los cristales,
la nieve
lentamente sobre el alma.
Oh, amor, amor,
sentir las dulces alas
de tu pasión
batiendo entre mis brazos;
sonar contra tu
sangre enamorada,
ser lágrima o
canción, pero en tus labios.
Sobre tus labios,
sí; sobre tu pecho
ser loca
desventura importa apenas.
Amor, amor, cabe
en un solo beso
toda la miel y el
llanto de la Tierra.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
¿Qué han hecho con Basho! (17)
No vuelvo a explicar qué significan
las iniciales que encabezan cada haiku de Basho, te remito a la
primera
entrada de la serie para aclararlo.
OP
Sobre la arena
esparcida por Yugyo
luna clarísima.
AC
Limpia es la luna
en la arena que esparcen
los peregrinos.
Los peregrinos
traen arena_y la esparcen
de limpia luna.
FV
Las voces de las gentes
vuelven por el camino
crepúsculo de otoño
FV
Nadie emprende
este camino salvo
el crepúsculo de otoño
OP
Este camino
nadie ya lo recorre,
salvo el crepúsculo.
FRI
Por este camino
ni un solo hombre va;
tarde de otoño.
RB
Mirad ese sendero
que nadie pisa
excepto la noche.
Ya nadië huella
el sendero_otoñal
salvo la noche.
JA
Vagabundo:
que éste sea mi nombre
a partir de ahora.
FV
Me llamarán por el nombre
de caminante
primeras lluvias de invierno
RB
Primera lluvia de invierno-
continúo caminando,
mi nombre... viajero.
FRI
Me llamarán por el nombre de
caminante;
tempranas lluvias de invierno.
FV
Expuesto a la intemperie
y resignado cómo corta
el frío mi cuerpo
RB
Ven, caminemos
por la nieve
hasta que nos oculte.
JT
Sin cesar, admirando la nieve,
marcharé largo tiempo,
hasta desfallecer.
AM
Desnudo,
Sobre un caballo desnudo
Bajo la lluvia torrencial.
JA
Adormilado
en mi caballo. ¿Un sueño
el té distante?
FRI
Dormitando a caballo,
sueño: luna lejana...,
y humareda del té.
Sueño_a caballo,
mientras brilla la luna,
humo de té.
FRI
Es mi vida viajera
arar, yendo y viniendo,
una parcela.
En vida_y verso,
arar, yendo_y viniendo,
breve terreno.
JA
Campos sin fin.
Mi sombra se congela
sobre el caballo.
JA
Varios bambúes.
Yedra recién plantada.
Se ensaña el viento.
JA
Viento de otoño:
antes que las fronteras,
los matorrales.
FV
Este u Oeste
la misma tristeza
viento de otoño
FV
Del Este o del Oeste
sobre los campos de arroz
el sonido del viento
JA
Toda la noche
gime el viento de otoño
en la montaña.
FV
Sol púrpura y ardiente
pero el viento
es de otoño
FV
Sopla el viento de otoño
pero los erizos de las castañas
son verdes
JT
A pesar del otoño,
las espinas de los castaños
permanecen verdes, aún mucho tiempo...
martes, 4 de noviembre de 2014
Poemas de Javier Lostalé en "Hondo es el resplandor"
En la bruma del
fondo de tus ojos
tiembla un jardín
que me llama
con su brisa de
luces mojadas.
Me llama sabiendo
que nunca
mi árbol caído
levantará sus ramas
entre la latitud
sin tiempo de tus brazos.
En la bruma del
fondo de tus ojos
la memoria alumbra
un cuerpo con la forma de los dos,
pero sabes que la
memoria late sin superficie:
es sólo
resplandor.
Radiografía
En la radiografía
del paciente
se observan
pliegues de soledad
formados por las
pinzas de unas manos
que sin duda algún
día fueron al encuentro de las suyas.
Por la parte del
cuello,
laberinto de
brillante maleza,
se percibe una
mancha rosa
producida por el
falaz incendio de una boca
que sin duda algún
día fue al encuentro de la suya.
Cerca del pecho,
hontanar de horas
estelares,
se transparenta el
esqueleto doblado de una estrella fugaz
fósil respiración
de otro pecho
que sin duda algún
día descansó en el suyo.
Más abajo, en el
vientre,
media luna de
yerba, ladera de alta tensión,
hay un
desprendimiento de sombras
reinos que nunca
pudo amanecer
ese cuerpo que sin
duda algún día fue en busca del suyo.
Y si llegamos al
pie,
arco voltaico en el
que salta la chispa de todo el ser,
éste presenta una
difusa veladura blanca:
el alba de frío
solo que, sin duda algún día,
tras la engañosa
entrega, en su corazón rieló.
Saben lo que les
digo:
Esta radiografía
nunca debió hacerse.
El paciente está
muerto.
Cuerpo
Como una pecera que
se fuese quedando sin agua
la habitación es
lenta asfixia de tu cuerpo.
Ninguna forma en
ella se consolida.
Obediente todo al
nuevo orden del deseo
el espacio se
fragmenta, es vaivén,
vuela sostenido en
el aire que tu presencia conturba.
Y el hormigueo de
la luz en las cortinas
clandestinamente me
confirma la verdad de tu entrega.
Doy un salto
entonces hacia mi entrada en ti,
y como el que salta
tiemblo sólo tu frontera
al quedarme siempre
antes o después.
Temblor de tacto
que no es ancla, sino velocidad,
girándula de mi
sangre que tu pecho alcanza
y provoca el
desembarco de tus manos
en mi resbaladiza
sombra cruzada por tus mareas.
Aventura que
conduce a un pulso estelar
en el que se anudan
mirada y sexo,
pues mientras los
labios de la piel succionan desvarío
por tu mirada mi
vida respiro.
Tan desvanecido
estoy en ti que no puedo oírte.
¿Pero dices algo?
Un beso se desnuca
en la pared de
espuma
que, en relámpagos,
nos confunde.
La habitación
entera rueda como un sombrajo ardiente
y todo se hunde
hasta alcanzar ese silencio
en el que amanecen
los ahogados.
El mundo navega
lejos
mientras dos
estrellas de mar entrelazadas
rezuman una música
blanca entre las sábanas.
Niebla
Todos somos niebla.
Nos deshabitamos cada vez que otro ser
tiembla su voz
inaugural en nuestra sangre,
y ponemos luego la
memoria al nivel de la bruma del mar
para abrazar el
transparente cuerpo de lo perdido.
Todos somos niebla.
Buscamos una mano
y por un precipicio
de silencio resbala
la inocencia muerta
de su tacto.
Sobre su cadáver
crecen las yemas de nuestro sueño.
Todos somos niebla.
Pronunciamos una palabra
y el eco nos
devuelve olvido.
Pero el corazón,
al no tener cura,
navega tan alto
como una estrella.
Todos somos niebla.
En un rostro besamos nuestra propia herida
para envejecer
después sostenidos por aquella llama de sombras.
Todos somos niebla.
Miran siempre los ojos lo que nunca ven
y así se torna la
vida anunciación de un tapiado jardín.
Todos somos niebla.
El pensamiento carboniza lo que desvela
hasta alcanzar la
grávida invisibilidad del abandono
y despertar todavía
imágenes con nuestro ojo de vuelo desierto.
El mundo es niebla.
Confusos pasos por dentro.
Deslumbrante
ceguera de lo que se abre mientras se cierra.
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