lunes, 30 de abril de 2007

Galápagos de California, de Emma de Coro

Emma de Coro no nació en Sudáfrica, ni trabajó en el circo Americano; pero habla de ello porque es otro de esos “pájaros que ignoran los árboles/ y mueren extenuados a trescientos pies del suelo”. O a esa especie quisiera pertenecer, porque: “Me hago cortes para que la sangre fluya[…], rasguños, precisando[…].Veo correr mi sangre/ lejos, ajena,/ y se me pasa”.
Y cuando Emma habla de este modo, cuando habla de aves que prefieren morir extenuadas en pleno vuelo, y cuando habla de hombres rasgando sus venas para ver fluir la sangre, siempre contenida, ya saben de qué habla, para qué más detalles.
En otro decir, “el problema es que llevo embarazada mucho tiempo./ Y ya no es uno,/ ahora tengo cientos de hijos por todo el cuerpo[…]. Cuando yo muera,/morirán todos conmigo,/ todos mis hijos…/ eso es lo único que siento”.
Así, y con otras, Emma habla de un hombre muy alejado de sí mismo, de un hombre encerrado (todos los personajes en que desarrolla este permanecen en situaciones de encierro)que sueña con la lejana realidad de los Galápagos de California (Patrañas Ediciones, 2007), que éste es el título del libro. Aunque, “hasta los galápagos de California/ se suicidan”.
Perdonenme esta ruindad, pero con lo dicho, el conjunto ya queda explicado. No les queda metáfora esencial por desentrañar, la idea central, se la he contado. Y entonces, ¿si con cuatro de los seis primeros poemas está todo dicho, merece la pena seguir leyendo?, o mejor, ¿merece la pena seguir escribiendo?
Lo que no saben de Emma, y ella tampoco, es su sólida formación matemática.
Los matemáticos no hacen otra cosa con sus divertiemntos que clasificar y ordenar. Ésta es una circunferencia, y por deformación, obtengo un triángulo, un cuadrilátero, un pentágono…sigan la serie. ¿Más? Hagan la experiencia con una goma elástica y unos clavos sobre un tablón de madera, o sobre un trozo de corcho blanco, tergopol en la Argentina, y unas chinchetas. Así, no es descabellado para un matemático decir que son la misma cosa. Vamos, una pelota de espuma que al apretarla vemos mil formas diferentes. Pues eso es una circunferencia para un matemático. Así que todos los polígonos regulares ya están clasificados, los podemos identificar con la circunferencia.
El proceso que sigue Emma en Galápagos de California es el inverso. Hecho, por otra parte, connatural al quehacer del poeta que no se limita a coleccionar poemas. Traza unas decenas de polígonos que nos han de hacer llegar por nuestros propios medios a la construcción e intuición de la circunferencia. Es el método de exhausción. Arquímedes. Inicialmente inscribe un triángulo equilátero dentro de la circunferencia. Y en efecto, aunque muy groseramente, el triángulo se ajusta a la circunferencia. Pero mejor se ajusta el cuadrado inscrito, y mejor el pentágono regular, y mejor el hexágono regular…hasta concluir que la circunferencia es, con total seguridad, un polígono regular de infinitos lados. En la práctica en el papel, les costará mucho diferenciar el decágono de la circunferencia. Y Emma no aplica el método exhaustivo en diez poemas, sino en 40.
¿El tono? El poeta,la poeta, hace el papel de especialista médico en enfermedades mentales, y nos enumera sus casos, pues no pocos de esos personajes en situación de encierro viven en un sanatorio mental. “-¡No ve, doctor,/ que la mujer invisible/ que acuno en mis rodillas/ es una libélula!”.
En definitiva, tiene uno la sensación de que el libro es tan fácilmente aprehendible, que llega a irritarse, acostumbrado a poemarios excesivos que le dejan en la inquietud de que el estudio que hace de ellos es pobre, que la verdad que encierran está, como debe, bien intrincada. Error, sencillamente, están mal construidos. No hay un objeto claro en ellos. Caso que no se da en el trabajo actual de Emma.
Lo que le falta, concreción. Aún siendo breve, en cuanto a número de poemas y versos, de estos últimos sobran. La coloquialidad no exime de afilar la palabra.
Pero no se lo pierdan, esta química, con su primera obra, ya conoce el camino. Esperemos que lo pueda continuar, que no se agote y busque posar sus pies en el primer árbol que le salga al vuelo. Ni en el segundo. Ni en el tercero. Y así.
Por cierto, para encontrar el poemario: Traficantes de Sueños (Embajadores, 35).

sábado, 28 de abril de 2007

Rabia ajena

Nada fuera de mí,
a excepción del enojo,
tiene un principio y un fin
determinado,
a excepción de la rabia,
que no es mía, ya lo digo, así desde el inicio,
como lo dicen en mi ciudad,
tan felices de la mañana
hasta la noche, mucho más felices, mucho más,
que no es mía, repito, porque aun más adentro
me nacen las ganas de morir,
y después de la rabia, mucho después, o no tan después,
sobresalta pensar que volverá de nuevo
la rabia o el enojo,
desde afuera, por supuesto,
fuera de mí, fuera de todos, vuelta a empezar,
vuelta y más vuelta, fuera, vuelta a empezar,
y así acaba todo.

Agustín García Calvo


Enlace a una conferencia de Agustín García Calvo

jueves, 26 de abril de 2007

Presentación del poemario "SMS" (Calambur) de Daniel Aldaya

Daniel Aldaya ya pasó por Diversos. Allí nos participó algunos textos de su poemario "SMS", recién aparecido en Calambur. Este
Viernes, 27 de Abril de 2007, más.
20 horas,
Sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes,
Madrid, C/Alcalá, 42.


Allí nos vemos. Abrazos poéticos. Dice Daniel.
Sea.

Foro de Patrañas

Alguien dijo en el último foro organizado por Patrañas que ya no hay cristos para hacer milagros, pero ayer mismo ocurrió que A. Gamoneda hablaba de la poesía de la pobreza, que es la poesía. Eso sí, añadía que sin desmerecer a la poesía que se hace aprendiendo de la pobreza. Cierto, ya no hay cristos, pero quedan hombres como Gamoneda para decir milagros. Estamos rozando el día en que la pobreza será también el discurso del poder. Ese día no sé qué va a ser de nosotros, pero este viernes noche, nuestros serán los evangelios, aunque tendremos que pagar el vino, que el Foro de Patrañas no era la boda de Canaan, todavía.

Día 27 de abril a las 21,30 h., la nueva cita con la literatura más nueva y más espectáculo y más vivificante y más rayo que se escribe entre nosotros, en este mundo de pobres que adoran a Gamoneda. En lo de Mario, allí es la cita y la fiesta y no se agotará el vino. Es una función inolvidable y abierta para todos los que creéis en los otros, para todos los desaforados y forajidos, para todos los pobres.

Viernes, 27 de abril, 21,30 h., Avd. Fuenlabrada, nº 12-posterior, Leganés (Madrid).


Andrés Mencía

martes, 24 de abril de 2007

De sopletes y matrices

A leer un poemario, nadie enseña. Y a escribirlo, tampoco. Esos son modos que se aprenden, o que se intuyen, o que, estrictamente, se practican desde una posición muy personal, y única.

Dicho lo cual y hablando de memoria, para que no se pierda…

Maravillosos Bella Durmiente, de Miriam Reyes; Nostalgia del acero, de Lucía Fraga; Invención de gato de Vanesa Pérez Sauquillo… Maravillosas. No voy a ser yo quién las descubra ni quién las explique. Las conocéis de sobra. Si no es así, os las recomiendo.

A los jóvenes poetas, estas chicas y otras, son las que han venido a iluminarnos. Son ellas. Los demás, por ahora, les hacemos los coros.

Y ellas, queridos amigos, no se permiten deslices al construir un poemario. O se les cuelan pocos. Parten de una idea central que es la que desarrollan, sin perderla de vista.

No vale coleccionar poemas que no guardan relación y pretender empalmarlos con el soplete del título. No. Cada poema es esencialmente idéntico y distinto al resto. Pues todos son concebidos en la matriz del título.

Se trata de mirar las distintas vertientes, las distintas aristas, las distintas caras del poliedro que observan.Y el problema, lo que marca que el libro esté acabado o no, es si alguna de las caras queda por descubrir. Vamos, la técnica de exhausción que tan útil nos resulta a los matemáticos.

No nos engañemos, la metáfora no es un instrumento para esconder al poeta, es un recurso poliexpresivo. Como un poliedro es un poemario cuyo nombre es dado al nombrar la obra.

Volviendo al comienzo, me decía Miguel Pastrana hace unas cañas, que esta forma de contemplar la escritura de un poemario “no deja de ser una opción estética”. De acuerdo, opción estética, seguro. ¿Encierra algo más la poesía?

Pero detrás de la estética hay inteligencia. Dijo Federico:“soy poeta por la gracia de la técnica”. Éste es Lorca, claro.

Y estas chicas, como Federico, si en algo abundan con esa opción estética e intelectual, es en la emoción. En la emoción pura. Trigo limpio, vamos. En el grano, o la semilla, es en la que habitan.

Quiero decir, que no son sus libros aquel amigo pesado que nos invita a su casa a tomar una copa y nos pone una canción y remarca un verso y sin dejarnos escucharla por nosotros mismos, ni terminarla, nos pone otra o nos trae un libro que no podemos mirar mientras saca unas fotos y todo el rato nos dice: “oye esto”, “calla ahora”, “mira aquí”, “no te pierdas”…Y pasa del flamenco al folk sin la menor compasión y después toca tango, cumbia, bachata, merengue y términa en un réquiem. ¿Por qué cuento mi vida?

O sea, las emociones, amigo, hay que medirlas. Anthony Hopkins, Lo que queda del día (perdonad el que que, pero así se llama la criatura). Un mayordomo de su clase no se puede permitir perder el tiempo en cerrar los ojos al cadáver de su padre cuando su señor le necesita para atender a la multitud de honorables y destacados invitados que hospeda en su casa.

Pues eso, chicas, gracias por centraros. Nos ponéis un disco a un volumen bajo, que no disturbe la conversación… y a relajarnos. Si es que podemos.

Continuará.

viernes, 13 de abril de 2007

HOMENAJE

AL MARGEN DE CICERÓN

QUERIDO AMIGO
…veritaten sine qua nomen amicitiae
Valere non potest
(De amicitia, 25)

Amigo: no querrás que te confíe
Todo mi pensamiento,
Porque te dolería inútilmente
Cruel veracidad.
Simple rasguño hiere al delicado.
Una sola palabra acabaría
Con la dulce costumbre
De entendernos hablando entre fricciones
Evitables, silencios.
Ocurre a veces que alguna alma clara
Sin dolor no podría oscurecerse,
Y resiste y se opone a la tan íntima
Discordia entre vocablo y pensamiento:
Verdad a toda costa.
¿Lujo quizá imposible?
El embrollo diario es más complejo
Que la verdad, acorde simplicísimo.
La sutil, la difícil vida impura
Va con el corazón. Vivamos. Hombres,
Y aquí, ¿Drama fatal?
Querido amigo...

Jorge Guillén, ¿enlazando con León de alguna manera?

León Felipe

Deshaced este verso.
Quitadle los caireles de la rima
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía
eso
será la poesía.


¡Ay!, León. León Felipe, claro.

sábado, 7 de abril de 2007

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

Qué no nací para inventar.
Dentro de unos días aparecerán, en una hermosa y celebrada revista, algunos poemas de 'la cinta de moebius'. Para aquellos que no alcancen el libro es otra oprtunidad para tener impresos algunos de sus poemas.
Como ya es costumbre en mis escasa colaboraciones en revistas, también en ésta (ya os diré su nombre cuándo salga el texto) van a incluir algunas líneas de uno de los correos electrónicos cruzados con el fin de la edición. Por primera vez, eso sí, se me pide permiso antes de hacerlo.
¿Qué líneas? Aquellas en que argumento el rasgo de no utilizar ningún carácter ortográfico.
No pretendáis un ensayo, no me esmeré en demasía, pero alguna luz se aporta sobre la motivación de este hecho, aunque cobarde. En alguna ocasión lo explicaré mejor. ¡Intrepretadlo vosotros!, no seáis perezosos.
Lo sorprendente es que el editor no manifiesta ningún reparo en publicar un texto mío publicado, y hacerlo además respetando este ataque de rebeldía. ¡Bravo!, ¡bravo! y ¡bravo! Me siento agradecido y orgulloso. Me quieren como soy, no pretenden cambiarme.
¿Y por qué no invento?
Abolición de acentos, en el marco de la izquierda, en la parte inferior.
Pero no os preocupéis los que me améis, me encuentro bien. Ya no pretendo inventar nada. Sólo quiero que me quieran. ¡Ay!
Leedlo completo, merece la pena.

domingo, 1 de abril de 2007

Canción mexicana

Mi abuelo, al tomar el café,

me habla de Juárez y de Porfirio,

los zuavos y los plateados.

Y el mantel olía a pólvora.

Mi padre, al tomar la copa,

me habla de Zapata y de Villa,

Soto y Gama y los Flores Magón.

Y el mantel olía a pólvora.

Yo me quedo callado:

¿de quién podría hablar?


Octavio Paz,
del que ayer se cumplió el nonagésimo tercer año de su nacimiento, y que vió tanto desastre mexicano.