¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
miércoles, 31 de agosto de 2011
Más poesía científica
A partir de ahora, pues, recogeré versos con contenido científico (poesía científica) y bajo esa misma etiqueta incluyo los versos matemáticos.
¿Qué hallaremos? Sobre todo odas a las invenciones técnicas, manuales universitarios o escolares, críticas a la deshumanización (¡humanistas inquisidores!: los recogeré como gracieta y huella de esta España cateta y cerril por culpa de la religión que dos milenios después de que Eratóstenes midiera el radio de la Tierra seguía afirmando que la tierra era plana).... un sin fin de rimas. Al rayo, a la electricidad, a la geología... y para mí lo más sorprendente: el manual de Hipócrates, el médico, el del juramento hipocrático, puesto en verso por Ricardo López Arcilla.
Todos esos autores (de textos seguiré proveyéndome, no te quepa duda alguna) los hallo en 'La ciencia en la poesía (antología de la poesía científica española del siglo XIX)', Nivola, José María Núñez Espallargas.
Con esta entrada creo que ya canso bastante (realmente es que tengo que ponerme a cocinar algo, que quiero comer), así que hasta el próximo día, 7 de septiembre, miércoles, a las 9 de la mañana hora española.
martes, 30 de agosto de 2011
Otro doblete insospechado, qué preciosidad
partícula.
1. f. Parte pequeña de materia.
2. f. Gram. Parte invariable de la oración, que sirve para expresar las relaciones que se establecen entre frases o vocablos.
3. f. Gram. Elemento que entra en la formación de ciertos vocablos; p. ej., ab (abjurar); abs (abstraer); di (disentir).
1. f. Fís. Núcleo de helio procedente de alguna desintegración o reacción nuclear.
1. f. Gram. En el uso de algunos autores, prefijo (‖ afijo antepuesto).
1. f. Fís. partícula que se considera que no puede descomponerse en otras más simples; p. ej., el electrón.
1. f. Gram. En el uso de algunos autores, prefijo (‖ afijo antepuesto).
partija.
1. f. Partición o repartimiento, especialmente el de una herencia.
Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (La pereza, 1)
Hay una pereza activa
que mientras descansa piensa,
que calla porque se vence,
que duerme pero que sueña.
Es como un leve reflejo
de la majestad suprema,
que eternamente tranquila,
sobre el universo reina.
¡Oh asilo del pensamiento
errante, dulce pereza;
mil veces feliz el hombre
que de ti goza en la tierra!
I
Es tanta la confusión
que oculto dentro del pecho,
que ya no sé mis pesares
distinguir de los ajenos.
Por eso cuando te pones
a contarme tus fatigas,
digo para mis adentros:
«¿pues no son esas las mías?»
II
Voy como si fuera preso:
detrás camina mi sombra,
delante mis pensamientos.
III
Es una historia sencilla:
ella quería de veras,
y él de veras no quería.
IV
Mira si estoy ya cansado,
que por el día me acuesto
y de noche me levanto.
V
Para ver si se dormían,
encerré en mi corazón
de mis penas las mejores,
y mal la prueba salió.
Mal la prueba me salió,
porque al continuo latir
del corazón, no pudieron
mis pobres penas dormir.
VI
Desde la mañana
hasta la alta noche,
¡siempre luchando el cuerpo ya viejo
con el alma aún joven!
VII
Pesar como el mío
yo no lo conozco:
entre las gentes no digo palabra,
y hablo si estoy solo.
VIII
Ya ha venido Mayo
con lluvias y vientos;
llega tan triste, porque mis pesares
le contó el invierno.
IX
No son siempre tan humildes
las vïoletas que ocultas
entre la maleza viven.
Ellas tienen su perfume,
y desde lejos te llaman,
por más que siempre se oculten.
X
¡Jesús, qué bonita eres!
si Dios te hizo, ¿cómo pudo
dejarte después de hacerte?
XI
Vida y muerte, tierra y cielo,
triste noche, alegre sol;
cuanto en el mundo contemplas
con alegría o dolor;
Todo, si me quieres bien,
me atrevo a dártelo yo...
pues de todo llevo un poco
dentro de mi corazón.
XII
En la casita de enfrente
y en la casita de al lado,
viven mi novia y mi madre,
mi perdición y mi amparo.
XIII
Mira que todos conocen
que no viéndonos de día,
nos hemos de ver de noche.
XIV
¡No me quieres dar un beso,
y me das el corazón
como si valiera menos!
XV
¡Qué a gusto sería
sombra de tu cuerpo!
todas las horas del día, de cerca
te iría siguiendo.
Y mientras la noche
reinara en silencio,
toda la noche tu sombra estaría,
pegada a tu cuerpo.
Y cuando la muerte
llegara a vencerlo,
sólo una sombra por siempre serían
tu sombra y tu cuerpo.
lunes, 29 de agosto de 2011
Algunos poemas de 'Poetrastos' (2)
(Esteban Gutiérrez Gómez)
He construido
un mundo
un laberinto
una nube.
He escrito
versos cuentos
testamentos
cartas al futuro.
He plantado
árboles
mujeres
y amigos.
Y he tenido
un hijo
una amante
y cientos de botellas
de las que libar.
Soy, se puede decir así,
un hombre pleno:
son los rastros
de mi paso
por la vida.
Ya sabéis,
todo junto
al contenedor verde.
Ojos
(José Naveiras)
Le han sacado los ojos
como si se fuera un cajero automático.
Ahora sangra, obvio.
Ahora sangra, como las alcantarillas
en los días de tormenta.
Ahora sangra, y no para
sólo sangra para ser, sólo ser.
Y sus cuencas se iluminan
de marchitos musgos que
cabalgan contra las calmas,
contra los olvidos impuestos,
contra los intereses a la vida por ciento,
contra los golpes a las sonrisas concéntricas,
contra los depósitos de corto plazo,
contra las penas y capitales,
contra las sangres.
Le han sacado los ojos
para evitar que cree bastiones
desde los que programar
fermentaciones proscritas,
borracheras molestas,
descontroladas fugas,
que no puedan ser soportadas
por los ciegos de caducas éticas.
Asco de cegueras bien vistas.
sábado, 27 de agosto de 2011
viernes, 26 de agosto de 2011
'Al pie de la letra', poemario de Rosario Castellanos: Epitafio del hipócrita
Quería y no quería.
Quería con su piel y con sus uñas,
con lo que cambia y cae; negaba con sus vísceras,
con lo que de sus vísceras no era aserrín, con todo
lo que latía y sangraba en sus entrañas.
Quería ser él y el otro.
Siamés partido a la mitad, buscaba
la columna de hueso para asirse, colgar
su cartilaginosa consistencia de hiedra.
Mesón desocupado,
actor, daba hospedaje al agonista.
Gesticulaba viendo su sombra en las paredes,
deglutía palabras sin sabor, eructaba
resonando en su vasta oquedad de tambor.
Ensayaba ademanes
-heroico, noble, prócer-
para que al desbordarse la lava del elogio
lo cubriera cuajando después en una estatua.
No a solas ¡nunca a solas!
dijo el brindis final,
alzó la copa amarga de cicuta.
(Mas no bebió su muerte sino la del espejo.)
jueves, 25 de agosto de 2011
Ramón G. del Pomar publica 'Memorias de un PegaPlatos' con Amargord. Selección (3)
que no me venga la sensación
de tener sola mi casa.
Desde hace tiempo no duermo en ella.
Noche aquí...
Cena allí...
Duermo en una selección de camas
y no me pierdo.
Camas de mantas y patas...
De futones y edredón...
De agua... De cielo.
Tengo grabadas conversaciones
de todo antojo
entre velas apagadas por jadeos.
O consumidas con la voracidad de varios días
que son sólo un instante.
Las tengo de recuerdos
de sueños
de presentes
de silencios.
Nos hemos dado o quitado tanto...
Pero es que todos estamos en alguna parte haciéndola
nuestra.
Ya sea por volver
o alejar
miramos con ojos de conveniencia.
40
No es muy honesto decirle a uno
que es bienvenido
si lleva odio en las manos,
ni se puede tener en casa una máquina
de liposucción
y escuchar canciones tristes a bordo de un palacio
que navegue por el mar.
En cualquier caso
siempre será el instinto haciéndonos creer que
vela
por nuestra seguridad.
Yo soy director de un centro de arte
¿o tal vez sea un dios para los árboles cuando
los meo?
A lo mejor tuve falta de cariño en la infancia
o me quisieron más de lo deseado.
Lo cierto es que sé valerme sin ver en mis manos
heridas ajenas.
Es una verdadera lata gobernarse a uno mismo
con mano de hierro,
quién mejor que yo para saberlo.
Cualquier día de estos comenzaré a cobrar
las fantasmadas ajenas.
44
Hubiera cambiado los halagos por silencios
tardé toda una vida en abrirme camino
entre la multitud.
46
¿Sabes de lo sencilla que es la ternura?
Pues una pizca de duda te la arrebata.
73
¿Alguien ha perdido la corteza moral?
miércoles, 24 de agosto de 2011
En la poesía, hay quien ha dado accidentalmente en las Matemáticas, por ejemplo...
TIRO AL BLANCO
Por presumir de certero
un tirador atrevido
se encontró comprometido
en el lance que os refiero:
Y fue, que ante una caseta
de la feria del lugar
presumió de no fallar
ni un tiro con la escopeta,
y el feriante alzando el gallo
un duro ofreció pagarle
por cada acierto y cobrarle
a tres pesetas el fallo.
Dieciséis veces tiró
el tirador afamado
y al fin dijo, despechado
por los tiros que falló:
Mala escopeta fue el cebo
y la causa de mi afrenta,
pero ajustada la cuenta
Nl ME DEBES Nl TE DEBO.
Y todo el que atentamente
este relato siguió
podrá decir fácilmente
cuántos tiros acertó.
martes, 23 de agosto de 2011
Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (12, y fin de La Soledad))
CXXI
Negro está el cielo allá arriba
negros tus ojos, muy negros,
y mi corazón, morena,
como tus ojos lo tengo.
CXXII
Fuego sale de mi pecho,
fuego brota de mis ojos,
al ver que tú eres de nieve
cuando la mano te cojo.
CXXIII
Te quería con el alma,
y por eso tengo celos
al pensar que os enterraron
juntos en el cementerio.
CXXIV
Me quieres echar del mundo,
lo cual no me importa nada,
porque me da el corazón
que este mundo no es mi casa.
CXXV
A la luz de las estrellas
yo te vi, cara de cielo;
por eso cuando te miro,
de las estrellas me acuerdo.
CXXVI
Que te compren no me extraña,
que te vendas... ¡eso sí!
y lo que menos comprendo
es que no te extrañe a ti.
CXXVII
Tenía los labios rojos,
tan rojos como la grana;
labios ¡ay! que fueron hechos
para que alguien los besara.
Yo un día quise... la niña
al pie de un ciprés descansa:
un beso eterno la muerte
puso en sus labios de grana.
CXXVIII
Por fuerza me he vuelto loco
sin saber cómo ni cuándo,
puesto que estoy tan perdido
que me busco y no me hallo.
CXXIX
Vivir, cuando justamente
naciste para morir...
¿cómo vivir, cuando llevas
la muerte dentro de ti?
CXXX
Me hieres con un puñal,
yo con mi pluma te hiero;
mi pecho queda encarnado,
y el tuyo se queda negro.
CXXXI
Si yo pudiera arrancar
una estrellita del cielo,
te la pondría en la frente
para verte desde lejos.
CXXXII
¿Quién eres? -Ya ni me acuerdo.
¿De dónde vienes? -No sé.
¿A dónde vas? -Qué sé yo.
¿Qué haces aquí? -¡Qué he de hacer!
CXXXIII
¡Ay de mí! Por más que busco
la soledad, no la encuentro;
mientras yo la voy buscando,
mi sombra me va siguiendo.
CXXXIV
Dos amantes se juraron
guardar por siempre un secreto;
y por guardarlo mejor,
dicen que ambos se murieron.
CXXXV
Lo que tuve ya se fue;
lo que tengo está perdido;
si lo que espero no llega,
¡pobre de ti, cuerpo mío!
CXXXVI
Es tanto lo que te quiero,
que hasta quiero tener penas,
si, cuando yo te las cuente,
te has de divertir con ellas.
CXXXVII
Allá arriba el sol brillante,
las estrellas allá arriba;
aquí abajo los reflejos
de lo que tan lejos brilla.
Allá lo que nunca acaba,
aquí lo que al fin termina;
¡y el hombre atado aquí abajo
mirando siempre hacia arriba!
CXXXVIII
Guárdate del agua mansa,
y guárdate de los hombres
que, sin conocerte a ti,
a todo el mundo conocen.
CXXXIX
Eres de lo ajeno avara,
y pródiga de lo tuyo,
cosas que no se comprenden
porque son cosas del mundo.
CXL
Caminando hacia la muerte
me encontré con tu querer,
y por morir más a gusto
seguí el camino con él.
CXLI
Hay víboras en la tierra,
manchas negras en el sol;
centellas hay en el cielo,
y envidia en el corazón.
CXLII
Todo hombre que viene al mundo
trae un letrero en la frente,
con letras de fuego escrito,
que dice: ¡reo de muerte!
CXLIII
Me mata poquito a poco
el querer que yo te tengo:
no te asustes, compañera,
pues por lo mismo te quiero.
CXLIV
Los que quedan en el puerto
cuando la nave se va,
dicen, al ver que se aleja:
¡quién sabe si volverá!
Y los que van en la nave
dicen, mirando hacia atrás:
¡Quién sabe, cuando volvamos,
si se habrán marchado ya!
lunes, 22 de agosto de 2011
Algunos poemas de 'Poetrastos' (1)
Las deudas
(Chema Barredo)
Le deberás al tiempo alguna excusa,
favores, acaso cierta huella,
varios años perdidos desde luego
y el sabor de las copas
en noches que fueron llamarada
con luces de carbón, en días
sin reflejo de otros días
que se han ido entre las manos.
Si lo piensas, el hueco del vacío
será tu compañero que te advierte
de la última huida, de las sombras
que aguardan en la esquina
donde el tiempo exige su peaje.
Ese tiempo feliz, esa comedia
de la estación dorada se termina
y nadie te rescatará del tiempo
que espera cobrarse lo que debes.
De 'R-Evolución'
(Mayte Sánchez Sempere)
Patrias mullidas, seguras jaulas
con su bebedero siempre lleno,
su poquito de alpiste
y su columpio,
patrias donde esconder tanta miseria,
carcasas huecas
de pollos sin ojos y sin patas
que duermen si no hay luz
y si hay
velan
producen
crecen
engordan
follan
matan
se devoran los unos a los otros
entre cuatro paredes
en recintos privados,
patrias tan exclusivas
como letrinas,
patrias podridas sin sueños
sin principios
patrias llenas de loros desplumados
en que gobierna el que pia más fuerte
y los demás
se hacen su propia jaula.
sábado, 20 de agosto de 2011
jueves, 18 de agosto de 2011
Ramón G. del Pomar publica 'Memorias de un PegaPlatos' con Amargord. Selección (2)
Estamos guardando el manantial de los conceptos
y aficionando el movimiento a la imaginación.
Es la rotación perfecta para que el eje no se desgaste
para seguir contando planetas
y escribir a las estrellas.
Resultaría muy fácil el compararte a un cometa
pero hemos de omitir las analogías
y acostumbrarnos a los dibujos mentales del nuevo
corazón que nos domina.
Para llegar a suprimir lo prohibido.
Vivir en una obra de arte sublime...
16
Cucarachas...
En el metro hay cucarachas...
Y ratas como leones,
dijo la otra...
Y ratones como hormigas,
pensé yo.
Somos capaces de disimular el asco a la convivencia
hasta poniendo en la cara gestos sacados de casa
para no engordar.
Pupilas que se ciñen a los destellos personales
para la impersonalidad.
Acostumbrados a movernos entre desconocidos
vamos sin estar
por no enseñar qué llevamos.
No quiero asustar
pero es como si nada nos pesara o diera alivio.
Esperando llegar por llevados
cuerpos irreales que parecen no mejorar
con la edad.
Sólo unos pocos saben reír que sonríen.
Apretados para ser distancia.
Inservibles al tacto.
Insensibles a este olor a pedo que me hace sospechoso
de en quien yo sospecho.
Pasamos de largo
absortos
sumergidos
engañosos.
Retirando la mirada incómoda del sorprendido
quizás agotadas las ilusiones
o con pudor a enseñar lo que vamos viendo.
Se abren las puertas que son compuertas
y entramos
y salimos
y no nos vemos.
Sólo unos pocos saben reír que sonríen.
23
Ni el sonido de tu amor acalla el de mis cadenas.
Ahora vuelvo.
25
Cada uno de nosotros avanza solo. Parece que es la
forma cuadrada que tiene nuestro cerebro para
progresar frente a los miedos del corazón.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Un poema de Diego Vaya en Anales desde el exilio (2010)
Todo es grande en tu vida, Señorona:
tu educación, tu orgullo, tus lecturas
y tu sinceridad y tus ojos abiertos
como los de una perra en pleno celo;
la torpe indiferencia que sufre tu marido
–todo el día mirando a no sé dónde–
y que hace arder mi sangre y mi camisa.
Hasta tu casa es grande: aún no he ido,
pero como invitado no tengo muchas ganas,
y de la otra forma me faltan las ganas y el dinero.
Todo es grande en tu vida, Señorona:
hasta esa jaula negra donde suelen
entrar, tan bienvenidos, pajaritos.
Siguiendo la etiqueta Diego Vaya tienes un aextensa y variada muestra de la obra de este colega sevillano. Gracias, Diego.
En la poesía, hay quien ha dado accidentalmente en las Matemáticas, por ejemplo...
PERSECUCIÓN
La paz del verde valle,
el aire fresco y grato,
el rumor de una fuente,
el gorjeo de un pájaro,
nos hace que olvidemos
que entre silvestres flores
la lucha por la vida
forja dramas atroces:
Saltando entre matas,
seguido de un perro,
a su madriguera
volaba un conejo.
Con doscientos saltos
se verá seguro
y lleva cincuenta
de adelanto al chucho.
-¡Corre, corre, corre!...
¡Rápido, conejo!
Tú das cuatro saltos
mientras tres da el perro:
Mas ¡ay! desdichado,
justo es tu temor:
cuanto tú en tres saltos
hace el perro en dos.
¡Oh, intrigante caso!
¡Oh, destino incierto!
¿Podrá o no salvarse
el débil conejo?
martes, 16 de agosto de 2011
Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (11)
CI
Tened preso el corazón
como a un pájaro en su cárcel,
porque si a escaparse llega
volará hasta que se canse.
Cuando de volar se canse,
vendrá caídas las alas...
¡Y el corazón vuela siempre
en alas de la esperanza!
CII
La campana da las doce;
las doce el eco repite;
las doce el sereno canta
y un día más se despide.
CIII
Sé que tengo que morirme,
y aún no me he puesto a pensar,
cuando la muerte me llame,
lo que habré de contestar.
CIV
Compañera, yo estoy hecho
a sufrir penas crueles,
pero no a sufrir la dicha
que apenas llega se vuelve.
CV
Cuando te mueras te haré
un cantar de muchas coplas,
para que aprendan los vivos
a respetar tu memoria.
Y si alguno no creyera
lo que en mi cantar yo ponga,
le mandaré al otro mundo
para que allí te conozca.
CVI
Te ríes cuando te digo
que eres causa de mis males:
¡Pobre mujer! ni siquiera
a tiempo reírte sabes.
CVII
Me has hecho esperar dos horas,
las más largas de mi vida;
horas en que hemos forjado,
yo esperanzas, tú mentiras.
CVIII
¡Cuántas veces me he parado
en medio de mi camino,
y he vuelto la vista atrás
porque al pasar no te he visto!
CIX
Tú misma cortaste ramas
del árbol que yo planté;
las echastes a la lumbre,
y no querían arder.
CX
Cuando vayas por el mundo
yo te daré el pasaporte,
y en las señas personales
te pondré «mujer» sin nombre.
CXI
Muerte que causan los celos
es la peor de las muertes,
porque más se ama la vida,
cuantos más celos se tienen.
CXII
Los elementos son cuatro:
agua y aire, tierra y fuego;
y en otro mundo sin nombre
hay otros cuatro elementos.
En él el agua son lágrimas,
el aire vanos deseos,
el fuego continuas luchas,
la tierra remordimientos.
CXIII
Te callas porque conoces
que yo sé toda tu historia;
¡qué cierto es aquel refrán
que dice: quien calla, otorga!
CXIV
Te he visto por la mañana,
y te he visto por la noche,
y siempre te he visto igual,
es decir, mintiendo amores.
CXV
A la ventana me asomo
por ver la gente que pasa;
y por eso digo a veces
que da al mundo mi ventana.
CXVI
Esperanza de mi vida,
¿por qué te alejas de mí
llevándote las promesas
que no llegaste a cumplir?
Cuando ves que ansioso tengo
los ojos fijos en ti,
esperanza de mi vida,
¿por qué te alejas de mí?
CXVII
Ahora que me estás queriendo,
yo no te puedo querer:
las cosas buenas no llegan
a tiempo ninguna vez.
CXVIII
La noche oscura ya llega;
todo en el sueño descansa,
y tan sólo el corazón
dentro del pecho trabaja.
CXIX
Tú me miras, yo te miro,
y así los dos nos miramos:
tú me preguntas quién soy...
yo sigo mirando... y callo.
CXX
Hay cuentos que no son cuentos
y que son una verdad;
escucha si no, morena,
el que te voy a contar.
«Se quisieron una hora:
no se olvidaron jamás...»
una hora es una vida...
es cuento, pero es verdad.
sábado, 13 de agosto de 2011
viernes, 12 de agosto de 2011
jueves, 11 de agosto de 2011
Ramón G. del Pomar publica 'Memorias de un PegaPlatos' con Amargord. Selección (1)
para hacer dinero. No se lo ha dicho a nadie
es
un
secreto.
Cogí una cuchilla de mi padre, subí a mi habitación
y corté por abajo del frenillo para investigar lo qué
habría por dentro. No sabía que por las venas se escapara
tanta sangre. Puse una camiseta para detenerlo,
pero no valía. Pringué cama y paredes. Y las
de la escalera y el suelo mientras bajaba corriendo y
llamando a mi madre. Se disgustó mucho. Me reñía
mientras me llevaba en brazos y corriendo hasta el
ambulatorio. El practicante me llamó corta pitos y se
rió de mí. Lo han hecho mi mote familiar.
Desistimos del abrazo para expulsar la emoción que
nos hacía respirar.
1
Nació junto a un manantial
en el bosque de los deseos cumplidos.
Era
como la mayor parte de nosotros
con algo feo
y algo transcendente.
Aprendió el gateo entre cascadas de luz
que ahora te dan
ahora te quitan
y se hizo palpable a la curiosidad.
Nevadas
que yo no sabría explicar
le iban acercando a todo
lo que para uno es la primera vez.
Con prisa siguió de largo.
Somos personas que soñamos.
Aunque el agua de las mentiras
se ha evaporado
y el salitre del amor ya no gotea
somos personas que soñamos.
Recuerda que la luz da sombras
y que el desamor te pierde.
5
Algunos de mis amigos
saben esconder la mano.
Yo haría un alegato en su contra pero,
entonces,
dictaría leyes y promulgaría mis mentiras.
Hasta es posible que terminara
guardando las uñas que lavara en sangre.
7
Escúchame sin juzgar
opina sin dirigirme
cree en mí
sin exigencias.
Ayúdame
pero no decidas por mí.
Cuídame sin que me anules
mírame sin olvidar que soy yo.
Abrázame sin ahogarme
sujétame
pero yo cargo mi peso.
Sin mentiras piadosas
acercándote sin invadirme
sabiendo esas cosas mías
que pudieran irritarte
pero sin querer cambiarlas.
Acéptame
para que disfrutes
de todo lo que hoy te doy sin condiciones.
8
Andrea sacudía la cabeza
jugando como una niña desconcertada.
Es una buena chica
doy mi palabra.
Sólo que lleva años
con su vida cercada
por los peligros mortales.
Un día abrí su corazón de cristal
y vi que vivía bajo el sol
pero sobre el cielo.
Andrea es una pequeña encerrada en una trampa
de besos
y subiendo la escalera tan rápido como la lleven
sus piernas.
No tanto por el esfuerzo
pero sí los martillazos del alma.
Andrea agitó los párpados
jugando con una picardía controlada.
Después dio la vuelta
y se alejó...
Suerte, cariño.
miércoles, 10 de agosto de 2011
Selección de poemas de Diego Vaya de El libro del viento(2008)
III
Y si no fuese por el corazón,
por la razón sin ley que canta contra el frío,
por el calor que crece con la respiración como un incendio,
por el abrazo aquel donde se encuentran
la parte de mi ser que es más dichosa
contigo, que confinas mi tristeza.
Y me hallo en las caídas tanto
como en esta alegría que sostienes,
que cuidas, generosa,
que entregas, generosa,
que vives, generosa, con tus gestos, en ti
para que ambos podamos estar en esta vida,
entre deudas diarias y sueños en común.
Amada seas, Lidia, amada que serías corazón
o la llama que viene bendiciendo y no entiende la lógica glacial
o el viento que en el alma tiene forma de ciervo
o el agua que convierte en vino la tristeza
o la tierra que ofrece y acoge lo que somos serías
si no lo fueses todo.
I
Tan solo conocemos nuestro origen
-desde el hueso y la carne-,
la certeza feliz
de haber formado parte de otro ser.
El resto de la vida,
arraigados a un hondo desamparo,
es ir de un sitio a otro.
Y aquí, a la intemperie,
con un ruego en el fondo de los ojos,
extendemos las manos, esperamos
algo. Y no sabemos
qué será de nosotros.
Ni qué viento obstinado nos empuja
a buscar, mendicantes, tanto amor.
II
Hace tiempo que vivo en esta tierra,
y es hora de que entregue el corazón.
Escucho una canción que se repite:
“Nadie puede librarse de entregarlo,
ni aunque remonte el río de su sangre
a una estirpe de reyes milenaria...”.
Escucho la canción, y me repito:
“Como si fuesen piedras que he tirado
hacia atrás, por encima de los hombros,
he desaprovechado tantos días.
Pude cambiarlo todo, y no lo hice.
Ojalá yo pudiese recoger
todo cuanto he dejado a mis espaldas,
darle a alguien lo único que tengo,
hallar en otro pecho lo perdido...”.
Escucho la canción: “...Pues no tenemos
otra dicha que amar y ser amados...”.
III
Ha venido septiembre,
lo mismo que podía haber venido
cualquier otra costumbre para darme
un poco de certeza
a lo largo de días que se vuelven más cortos.
No, todavía no,
pero después vendrá el abrigo, ese
que me cubra la mancha que está camisa adentro.
Hay pocas cosas ciertas,
como esperar el fruto generoso
después de haber plantado con tantísimo esfuerzo,
y saber de antemano que todo está perdido.
Pocas cosas tan ciertas
como la sensación de eternidad por dentro
mientras hablo, mastico, duermo -miro la mancha de reojo-,
y estoy entre los hechos cotidianos,
sumamente seguro en mis rutinas,
y es el final por fuera lo que queda.
Pocas cosas tan ciertas, de verdad,
como decir
muerte,
que no haya otra palabra y que lo sea todo siendo nada.
Ha venido septiembre,
septiembre:
pocas cosas tan ciertas como esta indefensión ante la vida,
como esa luz que a su debido tiempo cumplirá su promesa.
En la poesía, hay quien ha dado accidentalmente en las Matemáticas, por ejemplo...
Números
De los números naturales
sólo pocos se destacan,
particularmente notables
que a otros números opacan.
Números primos, cuadrados perfectos
son ejemplares singulares
de numerales selectos,
de inolvidables propiedades.
Y entre los números importantes
no soy yo la excepción,
seguro que me has visto antes,
pero ahora adivina quién soy.
Pues si mi propia raíz cuadrada
a mí mismo me restan,
por una gracia solo a mí reservada
el resultado es justo treinta.
martes, 9 de agosto de 2011
Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (10)
LXXXI
Escuchadme sin reparo;
mis palabras son verdades:
nunca miréis con desprecio
al que mendiga en la calle.
El que mendiga en la calle
es el más digno de lástima,
porque además de ser pobre
lo va diciendo en voz alta.
LXXXII
Ni en la muerte he de encontrar
la quietud que me hace falta;
por eso, cuando me miro,
tengo de mí mismo lástima.
LXXXIII
En verdad, dos son las cosas
que el mundo entero gobiernan:
el oro, por lo que vale,
y el amor, por lo que cuesta.
LXXXIV
Mujer, ¿quién pudo anunciarte
lo que el corazón te pide?
Nunca te hablé, y con tus ojos
cuanto deseo me dices.
LXXXV
Cuando el reloj da las horas,
dice a todos sin reparo:
al rico, que ande deprisa;
al pobre, que ande despacio.
Y el pobre que anda despacio,
con sed y hambre en el camino,
suele a veces llegar antes,
mucho antes que el más rico.
LXXXVI
Cada vez que paso y miro
el sitio donde te hablé,
volviendo al cielo los ojos
digo llorando: ¡aquí fue!
LXXXVII
Ahora me vienes diciendo
que el tiempo pierdo contigo;
¿cómo se puede perder
lo que nunca se ha tenido?
LXXXVIII
Mira si he soñado cosas
en esta noche pasada,
que he soñado que era un sueño
aun lo mismo que soñaba.
LXXXIX
Que me engañara una vez,
lo comprendo... ¡pero dos!
por fuerza el hombre que quiere
pierde toda su razón.
XC
¡Adiós!... De muerte es la herida
que abriste en el pecho mío:
el puñal hiere mejor
cuanto más brillante y fino.
XCI
Dices que hablo mal de ti,
y esa noticia no es cierta;
si quiero, puedo hablar mal,
mas no lo hago por pereza.
XCII
Vengo delante tu reja
a darte el último adiós;
y aunque lloro, no te asustes,
porque tranquilo me voy.
No te asustes, compañera,
que los hombres como yo;
si lloran, es de alegría,
si ríen, es de dolor.
XCIII
Morid contentos, vosotros
que tenéis por compañeras
dos madres que os acarician:
la Humildad y la Pobreza.
XCIV
Si os atormentan fatigas
sin saber de dónde vienen,
no os apuréis por saber,
al irse, dónde se vuelven.
XCV
Por ver si me quito el frío
que al verte me entró ayer noche,
me voy a poner al sol,
que es el hogar de los pobres.
XCVI
«Por el camino real
va caminando a lo lejos
un hombre que se parece
al amante que yo espero.»
Así cantaba la niña
cuando el amante iba huyendo;
que en el camino real
los amantes son viajeros.
XCVII
En una noche de luna
fuime a la orilla del río,
llevando la negra pena
que siempre llevo conmigo.
La pena que iba conmigo
tanto aumentó mi fatiga,
que me paré a contemplar
cómo las aguas corrían.
Y en las aguas que corrían
miré mi propio retrato,
al resplandor de la luna,
pasar tembloroso y pálido.
XCVIII
Cuanto más pienso en las cosas,
mucho menos las comprendo;
por eso cuando te miro
te estoy viendo y no lo creo.
XCIX
Como un rayo corre, vuela,
y dile a quien me ofendió,
que hace un año que le espero
para vengarme mejor.
C
Aunque nos den que sentir
siempre corremos tras ellas,
porque al cabo las mujeres
¡son tan malas y tan buenas!
lunes, 8 de agosto de 2011
Poemas de Nuria Ruiz de Viñaspre en 'Tablas de carnicero'
in crescendo
Clarice Lispector
el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del buey-prado
el disparo que atraviesa el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del buey-prado
la apilada carne tras el disparo que atraviesa
el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del buey-prado
la mosca-novia que acribilla la apilada carne tras
el disparo
que atraviesa el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del ahora buey-muerto
Martín Fuentes (matarife)
viste el sol por vez primera
y en esa zona de aturdimiento
llevabas en el rostro aquella luz extraña
tenías una expresión entre un ayer y su mañana
como este eterno hoy
como este mediodía
tu semblante se alargaba
hasta el día siguiente de tu gran mentón
mientras tu cuello vivo se aferraba
al resto de tu desesperado cuerpo
ella
la triste y fatigada
la del codo agujereado
la bizca
la que no hace sombra
la carcomida
la del talón atascado que se hunde
hasta las rodillas en el lodo embarrado
y muere ahogada hasta el cuello
ella
la más débil
nunca está a la vista en la colina
eso sí se la puede visitar vuelta y vuelta
en cualquier carnicería de barrio
tragando a la fuerza blanca sal y otras especias
con la lengua
divorciada
de su boca
parturientas vacas
que traéis al mundo una lechal vida
pensadlo
lo que traéis no es más que
otra descuartización en ciernes
que se exhibe sobre
la misma tabla de anatomía
fuera de los límites del establo
la lluvia caía lenta
desplomando del cielo su trayectoria
hacia aquel océano con esquinas
era como si el plomo del agua
tomara constancia de su peso
sobre el cuerpo sin peso de aquella res muerta
Pitágoras
trozos de vaca viajando
por el ancho túnel de mi tráquea
como si fueran instantes azules de vida
que gotean rojos en la boca muerta de mi estómago
mientras la ciudad nutriente soporta digestiones
sábado, 6 de agosto de 2011
miércoles, 3 de agosto de 2011
Más chistes de Fadri (y fin de la serie)
Selección de poemas de Diego Vaya de Un canto a ras de tierra(2006)
Algo me ahoga me hurga la garganta y no basta decir la vida es triste o las monedas valen más que todas las puertas de este mundo Nunca estuvo el dolor tan cerca como ahora
Hoy me ha desmesuradamente dado la vida en mi vida la deuda que pagamos por vivir acuña la moneda este desasosiego Voy mientras tanto cesarvallejeando diciendo en mis adentros Sermón de la barbarie cada día en todos los lugares de la tierra en el hambre de pan y en la sed que no es de agua Y a quién contarle todo a quién contarle todo sino al ángel de la espada de dos filos que corta de raíz el árbol de la vida y el árbol de la vida
Quién pasa por las puertas marcándolas con sangre eligiendo destinos tú sí tú no
(Como a veces me encojo coge el alma una mala postura Un ligero hormigueo se duerme el brazo deja ya de sentir Qué suerte la del brazo)
Pero queda el amor que corona con hierro y con espinas y también con tus labios Y queda lo que somos nombre número fecha dirección y la huida quizás de este resumen bautizo libro de familia nómina de esta esquela objetiva de periódico desde el principio hasta el final y mientras Y en este mientras que es la vida no merece la pena que me escuches soy un hombre solo que solamente lleva un canto a ras de tierra
Ovidio
La noche era un temblor una respiración de ciervo malherido
Esperaste en las aguas Siempre fueron las fuentes un canto subjuntivo para el alma la dicha de sentirnos reflejados en la profundidad limpia del cielo la luz que en una gota permanece como permanecemos unidos y desnudos en la noche en la furtiva floración de un sueño
Esperaste en las aguas La sed entonces tuvo rostro
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Tú lo escuchas San Juan con tus alas cosidas a mano Estás en tu noche serena en tu celda en tu herida descalzo enhebrando la aguja de tu fe con el hilo de la vida pero el ojo se ciñe a tu noche serena a tu celda a tu herida y no ve más allá del hilo y no deja pasar sino el tiempo de piedra de las cuatro paredes San Juan con tus alas cosidas a mano tú lo escuchas sólo a la luz del día en el suave saltar de las costuras cuando un ciervo te trae en sus pupilas la imagen cristalina del amor
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Quien se duerme a la sombra de una fuente despierta con los cabellos azules
Con el viento de invierno vendrá alguien con su cántaro Mientras llega buscamos con la boca las raíces del cielo intercambiamos gestos y palabras Cuando el cántaro cante su oquedad seremos uno solo
Quien se duerme a la sombra de una fuente despierta con los cabellos azules
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Detrás de los espejos me he oído llorar Oh padre me pregunto por tu rostro Si soy parte de ti también seré ausencia como tú He buscado en el fondo del espejo allí precisamente donde el azogue se me vuelve azote en la raíz helada de la separación Nosotros tú que no nos conocemos y nos hemos dejado hablando solos
Detrás de los espejos me he oído llorar deshojando el reflejo de mi cuerpo en miles de cuchillos que te nombran (Yo sé que lo partiste tú lo sé y si hubieses estado cuando se hizo añicos sabrías cuánto duele estar clavado al barro)
Con aquellos cristales he escrito esta historia la sangre los pegó y ahora sí y ahora sí que puedo saber lo que me pasa Me ha costado traerte en cada herida y al fin que vaya vaya mercurio por mis venas desangrarme y que ahí estuvieses tú tan cerca y estuvieses a la vez tan lejos Qué otra cosa podía hacer oh padre sino buscar tu filo tus clavos y tu púa Qué otra cosa podía ser oh padre
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Para verte me miro en los espejos A tu imagen y semejanza yo también me pregunto quién te dio este nombre la saga sin sentido que el apellido lleva Padre e hijo sin importar quién engendró a quién quién escarba en su alma con la imaginación para encontrarse en el insomnio Narciso que se busca en un espejo roto fascinado por el eco de la muerte
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Siempre cerca del agua he escrito mi camino
Lo que me da la sed no me lo quita nada Lo que la sed me quita nada me lo devuelve
En la poesía, hay quien ha dado accidentalmente en las Matemáticas, por ejemplo Gonzalo Sánchez Vázquez(8)
Esos números que crecen y crecen sin descanso,
0.9, 0.99, 0.999, 0.9999, 0.99999,....
Acercándose cada vez más a la unidad divina,
acariciándola sin llegar a tocarla todavía:
esta sucesión numérica es también poesía.
Es como una rima inacabable y sostenida,
como una esperanza siempre insatisfecha,
como un deseo que nunca se detiene,
como un cercano horizonte inalcanzable...
Triángulos, círculos, polígonos,
elipses, hipérbolas, parábolas,
suenan en nuestros oídos desde Euclides
como formas geométricas abstractas,
figuras ideales que viven con nosotros,
porque también en el amor hay triángulos
y en el cielo se dibuja sin compás el arco iris.
Vais paralelos siempre lenguaje y geometría,
pues en el habla se esconde las elipses,
en los libros sagrados se habla de parábolas
y en los poemas épicos se disparan las hipérbolas.
Números y formas, imágenes y ritmos
orden y luz en versos y en teoremas,
con un toque supremo de armonía,
estáis juntas en la memoria de los tiempos,
juntas estáis matemática y poesía.
martes, 2 de agosto de 2011
Noticia de Augusto Ferrán. Su poesía (9)
LXI
Yo me asomé a un precipicio
por ver lo que había dentro,
y estaba tan negro el fondo,
que el sol me hizo daño luego.
LXII
Me han dicho que hay una flor,
de todas la más humilde:
flor que quisiera yo darte,
flor llamada «no me olvides.»
LXIII
Las pestañas de tus ojos
son más negras que la mora,
y entre pestaña y pestaña
una estrellita se asoma.
LXIV
Por Dios, mujer, no te escondas
ni te pongas colorada:
lo que acabo de decirte
es lo que todos te callan.
LXV
Yo no podría sufrir
tantas fatigas y penas,
si no tuviera presente
que la causa ha sido ella.
LXVI
Los cantares que yo canto
se los regalo a los vientos,
y uno no más, uno solo,
guardo hace tiempo en secreto.
Y aquí lo guardo en secreto,
para cantárselo a solas
al que me quiera explicar
el por qué de muchas cosas.
LXVII
No vayas tan a menudo
a buscar agua a la fuente,
que si a la orilla resbalas
se enturbiará la corriente.
LXVIII
Niño, moriste al nacer;
yo envidio el destino tuyo:
tú no sabes lo que hay
desde la cuna al sepulcro.
LXIX
Di, mujer, ¿qué estás haciendo?...
¿no te ha dado Dios razón
para ver que si me engañas
nos engañamos los dos?
LXX
Cada vez que sale el sol
me acuerdo de mis hermanos,
que sin pan y con fatigas
van a empezar su trabajo.
Fatíganse en el trabajo
mientras el sol los alumbra,
y del trabajo descansan
cuando se quedan a oscuras.
LXXI
Has pasado junto a mí
sin decirme «adiós» siquiera;
justamente hoy hace un año
que yo te dije quién eras.
LXXII
Olvida, pues tú lo quieres,
cuanto los dos hemos hecho;
mas sé una vez generosa
y déjame los recuerdos.
LXXIII
Por mi gusto en la corriente
no sé lo que entré a buscar,
y sin sentir me ha llevado
la corriente hasta la mar.
LXXIV
Te he vuelto a ver, y no creas
que el verte me ha sorprendido:
mis ojos ya no se asustan
de ver lo que otros han visto.
LXXV
Sé que me vas a matar
en vez de darme la vida:
el morir nada me importa,
pues te dejo el alma mía.
LXXVI
Yo me he querido vengar
de los que me hacen sufrir,
y me ha dicho mi conciencia
que antes me vengue de mí.
LXXVII
Yo pedí licencia a Dios
que me dejase quererte,
y Dios, al ver mis fatigas,
me la otorgó para siempre.
Me la otorgó para siempre;
y cuando dije «te quiero»,
se presentaron los hombres
y a mi querer se opusieron.
LXXVIII
En lo profundo del mar
hay un castillo encantado,
en el que no entran mujeres,
para que dure el encanto.
LXXIX
Me he equivocado al decirte:
por ti me muero, bien mío;
quise decirte, y perdona,
que tan sólo por ti vivo.
LXXX
Al verte cerca de mí,
dudo yo mismo si sueño;
sueño de noche contigo,
y creo que estoy despierto.
lunes, 1 de agosto de 2011
Poemas de Nuria Ruiz de Viñaspre en 'El pez místico'
MÍTICO y místico pez
que eras hembra y te masculinizaste
para autofecundarte en tierra
sexualmente invertido
pez–pájaro o ciervo–cuervo
¿qué más da todo?
HOY me levanté con el propósito
de redescubrir este cuerpo mío que tanto omito
y he visto en el fregadero de mi casa
allí, entre cuchillos con restos de comida,
flotar las alas de mi ser antiguo conjugado
LOS hay por todas las calles
caminan deslavazados sin pies ni timones
coleteándose los unos a los otros
¡qué muerte segura cualquier día de sol!
¿CÓMO no me di cuenta
de que te ibas a suicidar?
sí, sí, lo sé, es una locura
es una locura que todo el espacio de tu memoria
esté despedazado en este monólogo mío de peces
me pregunto cómo no me di cuenta –falso mudo–
que en este legítimo error de suicidas
te acechabas a ti mismo
por la que sientes mayor estima
por cuya pérdida más afligido
se encontraría tu corazón.
una vez hallada, apártala de ti
herodoto
si profundizara en la confusión de sus aguas
me daría cuenta de que es pura corrupción
porque nos apegamos a ideales
casas, personas y cosas
cuya única consecuencia es el soborno
cuya única evidencia es la estafa
el cerebro de los peces es menos mísero
es tan cabal
tan quieto
tan indiferente
es el pez, siempre es el pez
que los peces orinen en las sumergidas rocas
que el cuchillo alzado contra estas bestias
no cortara su pescado de arriba abajo
no es que me importe tampoco
su desmembrado cuerpo esparcido en trozos
por el suelo roto de mi cocina
no, no es algo que me importe
no es que me importe el desagüe
del paisaje perfecto del fregadero
emergiendo toda sangre retenida en sus paredes
no es que me importe que caiga la cuchilla
sobre esta ciudad menospreciada
ya que nada hubieran podido cortar allí
sobre esta llaga de eternidad
no, no es algo que me importe
TENGO flotando en mis ovarios
semillas de peces renacidos