Haría falta que, de vez en cuando, un poeta tuviese una fortuna para gastar, para enseñar al rico lo que se puede hacer con el dinero.
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Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.
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Aquellos que están encargados de la dirección de intereses supremos, deben permanecer asentados en las cimas del mando, sin descender jamás a los valles de la acción personal, física y directa.
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