En 1871 entró por oposición como redactor del Diario de Sesiones del Senado, donde llegó a ser jefe taquígrafo y redactor jefe hasta su jubilación en 1911. Son numerosas las anécdotas a él referidas en este cargo. Una vez el ministro López de Ayala presentó a Luceño a una dama de la siguiente manera:
- —Aquí tiene usted a mi amigo Luceño, el hombre que ha escrito más tonterías en este mundo.
- —¿Es usted escritor?—inquirió la dama.
- A lo que Luceño respondió:
- —No, señora; soy taquígrafo.
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