Bernardo Canal Feijóo publicó en el año 1924 su 'Penúltimo poema del fútbol'.
En contra de lo que pudiera pensar un lector español, que por las fechas querrá ver el mismo impulso bienhumorado y desafiante de nuestros autores de esos tiempos, Bernardo Canal Feijóo nos invita a la patada, que es la esencia última del fútbol, deporte rey en la Argentina, de donde son el autor de este libro y la editorial que lo reedita pasados los años y el siglo.
Enhorabuena a Carlos Aldazábal (responsable de El suri porfiado) por el arrojo de recordarnos este hito de nuestras letras, que tantos años se ha hecho esperar.
Dicho lo cual, me dispongo a robar versos que ofrecerte, compinche. Tenme paciencia, que hay poemas muy largos. Así que empiezo hoy, pero terminar...en un par de entradas.
Invocación
(para el tono de la tarde)
Patadas!-
La que descubre el arco del triunfo y lo deja boquiabierto.
Y la patada que despliega en el cielo del estadio, la fantástica bandera del arco iris.
Un incesante bombardeo de patadas y patadas!
(Y mejor si, a lo mejor, resulta esta palabra un barbarismo, porque ASÍ la necesitamos para la fiesta inflamada y libre de esta tarde...)
Una nerviosa acometida, crispada y ligera;-una gozosa escapatoria, -el salto reconcentrado, -y luego: La gran patada!
La que rasga su propia senda sobre la tierra abierta del estadio, y entona en ella el rabo de una leve polvareda de fuga;-
La que roba la mirada de una rápida contorsión de autómata, y toma el camino del exceso innecesario;-La que juega con el mentón infantil del público, y vuela hasta el vértice ideal del estadio, y yergue la magnífica pirámide del estupor!
Gloria, absurdo afán pedestre!
La inmensa campana de cristal de la tarde se abomba y va a estallar de sol.
Violatorio, el mediodía desnudó las espaldas del cielo, y en su carne espejada se refleja el estadio supremamente. La hora está suspensa de solemnidad en la inminente eclosión de la tarde. Vacía y neumática, es el vientre que queire la irrupción desgarradora y triunfal.
Aviva el aire en la raboleda cercana el alarmante tamboreo de la expectativa, y ritma el hondo aliento de su angustia cardíaca.
Vuele la pelota, vana como un grito!
Tilde una alta cima, y desde allí se descuelgue bañada en oro, como una gran naranja!
El alma desemboca en el limbo solar de esta tarde, como en el acto de espléndida e innumerable determinación de las explosiones.
Qué delirante conjuro lograría la expansión maravillosa del prisma de oro en que se labra, se uniforma y se inflama para una gran jornada, esta tarde!
Patadas!-
El ímpetu que hiera el dormido y dislocado reptil del vértigo,-
Y la patada que introduzca en el orden prudente del mundo, una maciza sinrazón!-
La noche culminará en la gran patada que fulmina las exhalaciones!
Instantáneas
No el cinematógrafo, no , de mirada boba de matrona que se marea en los momentos de vértigo, y deja escapar los tránsitos de más delicada coreografía,-sino el breve guiño de las instantáneas, que sobrecoge en un infraganti muscular de descarnación y de violencia,
-para el enfoco ansioso y comprometido de este espectáculo.
Otro día mucho más, incluidas ilustraciones del propio Canal Feijóo que hizo para sus crónicas deportivas. ¿Quedamos el 14 a las 9 de la mañana hora española?
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