Después de haberos presentado el libro y algunos poemas de Alfonso López, toca el turno a Bolo.
Hace unos días me contaba un chste de Forges de este modo:
-Mariano, las siete.
-Que pasen.
Afortunadamente yo conocía el chiste y sabía la situación: ella y él están en la cama. Ella le avisa de que son las siete de la mañana mirando el reloj. Él aún sueña con un harem. Su que pasen, es a siete de esas chicas.
¿Y? Pues que Bolo escribe poemas como cuenta los chistes de Forges, omite las situaciones, realísimas, que puede que le inspiren, y eso es lo que llena a su verso de aparente inconexión y misterio.
¿Por qué analizo la poesía de Hipóloto sin mostraros su verso? Con perdón. Ahí va una selección de sus poemas en en libro.
Entre, que está abierto
a la felicidad le quedaba grande el zapato
el bienestar es el mejor atajo
mi depresión es extracomunitaria
Nocturno
no dejo de observar la fina lluvia
deslizándose por la falda de la memoria
la tristeza ayudaba al hielo a ahogarse
fui a Minnesota porque tenía más vocales
y luego visité Úbeda
Mañana
las nubes rozaron el pasatiempo
los tejados tus cabellos
me gustas y atraes
a partes desiguales
Estanques marinos
sus manos se rozaron como mapa de diálogos
las mejores manzanas cayeron un martes
moriré de una oportunidad
Maniquí desdentado
ya no es tiempo de pedir
expiraron todos los plazos
cánticos derramados sobre la autopista
sueños de uralita mezclados con barro
Noviembre
el rocío de sus primaveras tropezó con la tenue luz de mis labios
las señales en la nieve
se perdieron en las noches rotas de relámpagos azules
todas las noches escucho toser a Groucho
dios debería preocuparse de los semáforos
Reuma
una foto rota en las extremidades
la voz fija la intensidad de las mareas
mis dientes tienen vista cansada
Flequillo infeliz
fumo a escondidas,
en la tristeza floto
giran las farolas,
tontas de noches enteras
me enamoré de unas flores sin remite
repletas de dudas
No hay comentarios:
Publicar un comentario