Mundo en vuelo
Si todo es a la dicha,
Y sin embargo muere,
No confundas la limpia
Densidad de las cosas.
Siempre, a tu alrededor,
El mundo te acompaña.
Más allá de esos cerros
No hay un cielo distinto
Del que rigen tus ojos.
Si los cierras, se escucha
La memoria del tiempo.
Rumor que se desborda
De tu boca en el canto.
Lentitud de las horas
El instante atraviesa
Su plenitud de imágenes.
Todo en límite exacto.
Mas si juegas distancia,
No adelantes tu siembra.
Recela del que lleva
El triunfo en su garganta
Con alfiles de engaño
Te ganará la mano.
El poderoso vence
Con sus voces de invierno,
Humedad que doblega
La libertad del sueño.
En tu frente reside
El poder del silencio.
La arcilla cobra forma
En tu mirada,
Recinto donde anida
La conciencia tranquila
De las pequeñas cosas.
Por tu boca, que es de agua,
Se detiene la Nada.
Aunque esa voz se apague
Otra vez se desata
En la fuente del pecho.
Otra voz de ceniza
Otra voz que desciende
Los campos de la noche.
No hay más que este comienzo
De himnos inconclusos
Para arañar el cielo.
Voz que gira
En la rueda confusa
De los días,
En el hilo de polvo
que construye inconsciente
la armonía del mundo.
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