YAPA
Cuando yo era niño los almaceneros de Buenos Aires, en su mayoría españoles, tenían la sabia costumbre de dar a sus clientes habituales una yapa. En lugar de hacer descuentos se premiaba la fidelidad del comprador con un diez por ciento más del producto.
Así cuando comprabamos un kilo de azúcar o de harina,o de galletas o de caramelos, el almacenero regalaba cien gramos de yapa. La yapa, la propina, el tilly dublinés, sólo lo he vuelto a encontrar en un libro de poemas de James Joyce: "Poemes Penyeach". En el que a la docena ortodoxa el poeta agrega la dádiva de un poema más.
En el Diccionario de la Academia me dicen que yapa es una palabra de orígen quechua, añadidura, adehala.
Adehala: ¡ahora decimos pluses!
PÁGINA CAMBIADA
¿Estamos escritos en la página adecuada?
Mi nombre y el tuyo
En el libro del Destino.
DE LA BREVEDAD DE LA VIDA SEGUN SÉNECA
No hay quién pueda restituirte los años.
Y ninguno te restiturá a ti mismo:
La edad proseguirá el camino que comenzó
Sin volverse atrás ni detenerse.
No habrá alarma encendida
Ni te advertirá de su velocidad.
Pasará en silencio.
No se prorrogará por decreto de los reyes
Ni por voluntad del pueblo.
Correrá desde el primer día
Como le fue ordenado.
No habrá posada posible
Ni nunca se detendrá.
LEIDO EN MALLARMÉ II
Destruye su precisión
Tu vaga literatura.
ESTE LIBRO
En el collage usamos materiales mixtos. Recortamos citas de otros, manipulamos el escenario, incorporamos restos de frases, fotos, objetos, y pintamos también nuestra letra solitaria. Este libro se le parece como una gota de agua a una gota de vino.
OÍDO EN EL CAFÉ GIJÓN
¡ Tanta gloria lleves, como descanso dejas, hijo mío !
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