FALSA ELEGÍA
Compartimos solo un desastre lento.
Me veo morir en ti, en otro, en todo,
y todavía bostezo o me distraigo
como ante el espectáculo aburrido.
Se destejen los días,
las noches se consumen antes de darnos cuenta;
así nos acabamos.
Nada es. Nada está
entre el alzarse y el caer del párpado.
Pero si alguno va a nacer (su anuncio,
la posibilidad de su inminencia
y su peso de sílaba en el aire),
trastrna lo existente,
puede más que lo real
y desaloja el cuerpo de los vivos.
LA VELADA DEL SAPO
Sentadito en la sombra
-solemne con tu bocio exoftálmico; cruel
(en apariencia, al menos, debido a la hinchazón
de los parpados); frío,
frío de repulsiva sangre fría.
Sentadito en la sombra miras arder la lámpara.
En torno de la luz hablamos y quizá
uno dice tu nombre.
(Es septiembre. Ha llovido.)
Como por el resorte de la sorpresa, saltas
y aquí estás ya, en medio de la conversación,
en el centro del grito.
¡Con qué miedo sentimos palpitar
el corazón desnudo
de la noche en el campo!
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