viernes, 8 de junio de 2012

En 'Versiones' de Rosario Castellanos St.-John Perse

MARCAS

I

Las altas ciudades se iluminan primero en su frente de mar y por las grandes construcciones pétreas se bañan en las sales de la extensión.
Los oficiales del puerto se sentaban como gente de frontera, conversaciones acerca del tránsito terrestre y el aguaje; labores de delimitación y reglamentos de éxodo.
Se esperaba a los plenipotenciarios de alta mar. ¡Ah, la alianza nos había sido, por fin, ofrecida! Y la multitud se dirigía a las avanzadas de los malecones en agua viva, abajo de las rampas ordinarias y hasta los puentes rocosos a ras de la mar y que son como la espada y el espolón de los grandes conceptos de piedra que se ven en los planos de un edificio.
¿Qué astro engañador de pico de cuervo había revuelto la cifra y cambiado los signos sobre la mesa de las aguas?
En las compuertas de los sacerdotes del comercio, como en las barcas averiadas del alquimista y del batanero, un cielo pálido diluía el olvido de los centenos de la tierra... Los pájaros blancos manchaban la arista de los grandes muros.

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