CANCIÓN
Tal vez cuando nací alguien puso en mi cuna
una rama de mirto y se secó.
Tal vez eso fue todo lo que tuve
en la vida, de amor.
Porque después (oh, rostro traicionado
por la memoria, nudo deshecho en el adiós)
nada sino el silicio de aquella nervadura
me exprimió el corazón.
ELEGÍA
Cuerpo criatura, sí, tú y yo nos conocimos.
Tal vez corrí a tu encuentro
como corre la nube cargada de relámpagos.
Ay, esa luz tan breve, esa fulminación,
ese vasto silencio que sigue a la catástrofe.
Quienes ahora nos miran (piedras oscuras, trozos
de materia ya usada)
no sabrán que un instante nuestro nombre fue amor
y que en la eternidad nos llamamos destino.
RETORNO
Has muerto tantas veces; nos hemos despedido
en cada muelle,
en cada andén de los desgarramientos,
amor mío, y regresas
con otra faz de flor recién abierta
que no te reconozco hasta que palpo
dentro de mí la antigua cicatriz
en la que deletreo arduamente tu nombre.
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