NOCTURNO
Todo parecía contenido en una inmensa borla azul y perfumada.
La noche se había agazapado en una urna de cristal. De su cuerpo, frotado a contrapelo, brotaban estrellas blancas.
Granadas abiertas las ventanas encendidas.
Dentro de cada casa ocurren en este instante tragedias grotescas.
Los tejados negros aplastan la ciudad.
LOS BARRIOS EXTREMOS
De madrugada, cuando nadie transita por los barrios extremos, las calles enarcan sus lomos grises y se desperezan satisfechas.
Un farol encendido en una esquina es la única pupila despierta.
Los lugares céntricos se afanan por mantener su aspecto febril.
Pero esto es una farsa y debemos indignarnos.
Los barrios extremos son los únicos que contienen la verdadera vida.
EL ÚLTIMO DÍA
En esta hora de la mañana las chimeneas comienzan sus coloquios inciertos.
Sobre la plaza amarilla, la sombra morada de la torre y los gallos mecánicos y esmaltados.
Música de alisos y de chopos.
Todos pasan por aquel largo sendero en direcciones distintas.
Sin embargo, el día comienza igual para todos, aunque algunos impacientes terminen antes.
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