el pino en la mañana.
Faro del bosque.
Si parpadeo,
se ocultará en la grieta
la lagartija.
Aves e insectos,
todo el jardín es vuestro
de madrugada.
Rojas cerezas.
Entre las ramas verdes
mi mano blanca.
Se fue la niebla.
Ya se ve al jardinero
cortando el césped.
La mariquita
posada en mi cabello,
prendedor rojo.
Ver las petunias
también es una parte
del desayuno.
Entrelazadas,
se marchitan dos manos
en un balcón.
Sobre el tomate
hila fino el aceite
su filigrana.
Aunque esté muerto,
qué vivos los colores
del periquito.
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