Escondimos los limos
las conchas anacaradas
y los bolsos de terciopelo.
Eliminamos todo recuerdo de pérgolas y parterres
y abandonamos proyectos
de exóticos viajes.
Incluso prescindimos
de las amplias bañeras
que despilfarraban nuestro tiempo cronometrado.
Así, sin sobremesas con parchís,
olvidadas las señas del mus
entramos en la nueva era
del colectivismo gregario.
El dolor nos invoca al tránsito,
el placer nos reclama la muerte.
El amor nos adormece
pero en su ausencia vomitamos.
Alonso Cordel, en Luna-Hiena, Colección Juan Alcaide, Ediciones del Excelentísmo Ayuntamiento de Valdepeñas, 1988.
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