Bella la muerte al borde de un callado
nudo anclado cuelga sueño
sujétate y muerde tus dientes y tus uñas
no tus cabellos aquí detengo
lo que quería decir y después de que te invoco
oh Absalón voy a eso que te dije
aquí sin piel nuestros destinos
se cuecen se retuercen se resisten
y al fin quedan sonriendo
como si la espada de la alegría los amenazara
un poco creo que el filo les importa
carne de la esperanza ánimo aquí está ella
te está llamando y tú que no la oías
que si es la muerte no le digan nada
díganle que regreso en media hora
y si insiste que ya no regresaré
qué extrañeza y lo que debe sorprenderla
es que si me busca va a saberlo
y a pesar de lo que escribo y las excusas
es tan cierto como el llanto que nos hemos derramado
No la esperé traición
pero hablando entre dos aguas
ésta es la única salida y la hora inesperada
que uno se saca sin los guantes
con las manos deteniéndose en el polvo y las maldiciones
que no la esperara
estando ella ya tan cerca
a la vuelta de unas delaciones
y de la desnudez de unos fracasos
ya dará con otro
que no dañe.
Extraído de 'Poesía en movimiento (México 1915-1966)'
1 comentario:
Vengo aquí a conocer autores, y me encuentro con esos diamantes que me asombran con su brillo.
Muchas gracias por divulgar poesía y hacer de esto un buen vicio.
Abrazo, Jesús!
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